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VALENCIA. Con la que ha caído en el sistema financiero español parecería oportuno que el Banco de España hiciese alguna reflexión sobre su papel como supervisor. Sin embargo, y ya es costumbre, cuando el organismo que ahora dirige Luis María Linde hace público su informe anual, en el que analiza la coyuntura económica del país, suele adentrase en terrenos que, al menos aparentemente, le son ajenos. 

En los últimos años -ya con Miguel Ángel Fernández Ordóñez ocurría- el Banco de España suele lanzar su opinión sobre el mercado laboral. Una fijación que le ha llevado en este último informe presentado este viernes, a plantear la posibilidad de que se abra la posibilidad a contratar a personas en paro por debajo del salario mínimo interprofesional, que actualmente está fijado en 645,3 euros. 

Pero además de adentrarse en este terreno de la legislación laboral, el Banco de España también optó por meterse en el pantanoso terreno de las pensiones, aunque no para pedir recortes sino para reclamar que se atrase cuanto antes la edad de jubilación a los 67 años frente a los 65 actuales.

Las críticas por la línea de sus propuestas no se hicieron esperar. Sin embargo en determinados sectores de la economía española ya hace tiempo que se critica esta obsesión por el mercado laboral del Banco de España cuando tiene su casa por barrer. No en vano su labor de supervisión de las entidades financieras ha quedado sobradamente en entredicho con la crisis de las cajas de ahorros, nacionalizadas no pocas de ellas, tras descubrirse importantes agujeros contables fruto de excesivos riesgos que el organismo no fue capaz ni de atajar ni de denunciar en su momento.

Pero además, llama la atención que esa autoridad moral que parece esgrimir el Banco de España en sus recomendaciones no vayan acompañadas de hechos en su propio terreno. Frente a la moderación salarial que siempre reclama y muy lejos de los 645,3 euros al mes del SMI, su gobernador cobró en solo seis meses, los primeros de su mandato, la nada desdeñable cifra de 81.320 euros. El subgobernador Fernando Restoy, en ese mismo periodo, se embolsó 89.550 euros. 

Y por lo que respecta a su petición de atrasar la edad de jubilación cabría recordarles a los responsables del Banco de España que en el sector que ellos supervisan, el de la banca, se han sucedido miles de prejubilaciones a edades tan tempranas como los 55 años. Una política sobre la que el supervisor no dijo esta boca es mía. Será que los consejos son buenos para otros pero no para aplicarlos en casa.