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VALENCIA. Hace nueve años se estrenaba la película Entre copas. En ella, dos amigos que se habían conocido en los años de la universidad llevaban a cabo una ruta enológica de una semana de duración por California. El trayecto servía para reflexionar sobre el valor de la amistad, ya que la relación inquebrantable entre los dos personajes estaba por encima de sus diferencias: ambos tenían oficios muy distintos (profesor de literatura y actor de televisión), así como una visión de vida y situación personal totalmente antagónicas (el actor seguía siendo infiel a punto de casarse, mientras que el escritor no era capaz de superar su divorcio ni de iniciar una nueva relación sentimental).

A lo largo de su periplo por las bodegas de la región, los personajes hablaban sobre la vida, el amor, el sexo y el miedo a envejecer. Era una película que, además, nos descubría a Alexander Payne como uno de los realizadores más interesantes del cine norteamericano actual al presentar estas reflexiones a través del trabajo de dos actores como Paul Giamatti y Thomas Haden Church. La narración fluía con los diálogos sobre los diversos temas que iban tratando mientras se desarrollaban pequeñas anécdotas en la historia.

Esta narración de lo cotidiano, de los viajes donde no ocurre gran cosa, es decir, de las vivencias que puede tener cualquier espectador, conforma la base de The Trip, una película dirigida por Michael Winterbottom a partir de una serie para la BBC realizada por él mismo. En ella, el cineasta reúne a dos conocidos actores británicos, Steve Coogan y Rob Brydon, para interpretarse a sí mismos en un curioso juego que confunde realidad con ficción. La historia parte de un encargo que recibe Coogan del diario The Observer consistente en hacer críticas de restaurantes. Dado que su novia decide, en el último momento, no seguirle en el viaje, decide elegir como compañero a Brydon.

Ni Coogan ni Brydon tienen la más mínima idea de gastronomía, circunstancia que reconocen de inmediato, lo que viene a rubricar una de las frases que dicen en un momento de la película: "Lo importante no es el destino sino el viaje". Porque el viaje no tiene rumbo fijo, y las escalas gastronómicas no son más que excusas para seguir dialogando entre ellos. Se trata de dos actores que hablan de su trabajo, con Brydon exhibiendo una de sus principales dotes: la imitación de voces. Gran parte del viaje se lo pasan ambos parodiando las voces de míticos actores británicos, como Michael Caine o Roger Moore.

Al igual que sucedía en Entre copas, la relación entre los personajes se basa en sus diferencias: Coogan está insatisfecho con su trabajo y su vida personal, y no pierde ocasión para liarse con todas las mujeres que puede, mientras que Brydon se muestra más seguro y satisfecho. Al final, este pequeño viaje iniciático vuelve a su punto de destino, con Brydon regresando a la estabilidad de su hogar ("no deberíamos estar separados más de tres días", le dice su esposa) y Coogan enfrentándose a la soledad de su apartamento.

The Trip es una muestra más de lo interesante que resulta el trabajo de su director, Michael Winterbottom, uno de los cineastas más arriesgados del cine actual, empeñado en investigar sobre las maneras de subvertir el relato cinematográfico mainstream. Sus herramientas son variadas, desde el cuestionamiento de la moral impuesta por Hollywood en temas como el sexo (en su película 9 Songs) o la violencia (El demonio bajo la piel, adaptación de Jim Thompson) hasta el análisis sobre el proceso de adaptaciones literarias al cine (en Tristram Shandy). Con The Trip, Winterbottom sigue a una pareja de actores en un viaje sin rumbo, metáfora del recorrido vital, conformado por una sucesión de pequeñas vivencias y de sucesos cotidianos e irrelevantes.

El film de Winterbottom también nos sitúa en la audacia de cierto cine actual a la hora de cuestionar los géneros clásicos, al tiempo que nos obliga a pensar en el artificio del cine al plantearnos esa disyuntiva entre qué es real y qué es ficción en la historia que estamos viendo. Un enigma que articula una película que nos pone en primer término la profesión de actor al reivindicar la figura de los cómicos de televisión como Brydon que aparecen, a su vez, imitando a las figuras intocables como Caine. Juegos así son los que se echan en falta en el cine español, de tal manera que obras como la serie televisiva ¿Qué fue de Jorge Sanz?, de David Trueba, quedan muy aisladas en un panorama que, en demasiadas ocasiones, se dedica a imitar las formas y modos del cine norteamericano.

Uno de los problemas del cine español se encuentra en la escasa consideración que se le da al oficio del actor, mientras que en Inglaterra no es ya que se ponga en valor a los actores shakespearianos, sino que incluso se hacen películas con actores de televisión hablando de sí mismos. En España, según van falleciendo actores como Tony Leblanc o Alfredo Landa, vamos descubriendo el poco valor que se le ha dado a este oficio, relegando su talento a producciones de consumo inmediato. Rarísima vez se les ofrece una puesta en valor, algo que sí se hace en otros países como Gran Bretaña.

Estas distancias culturales explican el retraso en el estreno de películas como The Trip, realizada hace tres años. Una película imposible de pasar por la trituradora del doblaje y que se aleja demasiado de las corrientes establecidas también en el cine europeo. Porque en la obra de Winterbottom, como dice en su película, lo importante es el viaje, no el destino. Lo importante es un proceso de búsqueda, de experimentación, con un rumbo que puede depararnos nuevos retos y sorpresas.

The Trip

Reino Unido, 2010, 107'

Director: Michael Winterbottom

Intérpretes: Steve Coogan, Rob Brydon, Margo Stilley, Claire Keelan, Rebecca Johnson

Sinopsis: Los actores Steve Coogan y Rob Brydon inician una ruta gastronómica por Inglaterra. Durante el trayecto, que dura una semana, comparten sus puntos de vista sobre diversos aspectos de la vida