VALENCIA. Se dice siempre que la economía, o mejor dicho su evolución, es cíclica. Apoyándonos en este axioma concluiríamos de una manera facilona: tras una crisis económica larga con un fuerte deterioro en datos -PIB, endeudamiento, desempleo...- ha de venir 'sí o sí' un largo período de expansión, ya que los ajustes se han hecho.
Sin embargo, hay voces que empiezan a cuestionar respecto de la economía española la propia teoría del ciclo y hablan de una situación ya estructural, sobre todo en lo relativo al desempleo.
Los gobernantes en estas épocas de penuria han de tomar decisiones, pero no han de perder el norte ya que muchas veces las decisiones a corto condicionan sobremanera el futuro, bien de una compañía, bien de un estado soberano. Decía Churchill que "el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones", pues eso. Y a partir de aquí la reflexión que quería hacer al respecto.
Me quiero referir a la 'crisis de los bancos' o crisis financiera. Es evidente que había que hacer una reestructuración profunda de nuestro sistema bancario, con el fin de sacar del agujero a las entidades de turno y proteger los depósitos de miles de pequeños ahorradores, no vamos a negarlo. La solución ha sido la de siempre, el grande se queda al pequeño -después de hacer la dieta Dukan- y se lo queda a precio de saldo. 'Mire pague usted lo que quiera pero quíteme el problema de encima'.
¿Cuáles van a ser las consecuencias de esta solución a medio-largo plazo? Imagino que habrá buenas y malas, pero yo me he fijado en el monopolio que ha nacido.
MONOPOLIO
Basta con ver como entre tres bancos se van a repartir el 70% del mercado del crédito en España y la verdad es que me ha dado un poco de vértigo.
Llevamos muchos años ayudando a empresas y particulares a financiarse o reestructurar su deuda cuando lo han necesitado. La competencia en el mercado es sana siempre y protege a los más pequeños. Esto se acabó.
La primera fase de la solución era igual a la que se ha adoptado, pero la segunda fase debe ser regular las consecuencias negativas que seguro una concentración tan excesiva en un sector como el bancario va a traer. Esto pasa por liberalizar el sector o dar facilidades para la entrada de nuevos actores en el escenario porque si no lo hacemos el crédito fluirá pero en unas condiciones absolutamente asfixiantes para pequeños empresarios y particulares.
La última reforma fiscal, la impunidad con la que los bancos están avasallando el asesoramiento financiero independiente y las condiciones que se están dando a clientes en las últimas operaciones de pasivo que hemos visto cerrar a clientes (pocas, muy pocas...) son para mí síntomas claros de este monopolio en ciernes. Así que, la que se avecina...
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José María de Hevia es socio consultor de EFE&ENE Multifamily Office
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