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LIBROS

‘Sicav, paraíso fiscal'
¿Evasión o falacia?

ALVARO GONZÁLEZ. 24/04/2013

MADRID. Son unas siglas que aparecen en cada conversación sobre el fin del mundo: Sicav. El vehículo de las grandes fortunas para tributar en condiciones ventajosas. A finales del año pasado, el Gobierno volvió a justificar no tocar su regulación para evitar que se fueran a un paraíso fiscal. No es un discurso nuevo, se repite periódicamente. La gente se pregunta cuándo le pondrán el cascabel al gato, pero en múltiples espacios económicos se insiste en que la situación no es tan ventajosa como la pintan y que la ‘sabiduría popular' está llena de falacias sobre este asunto. ¿Quién lleva razón?

Para echar luz sobre la cuestión, en la sección de libros-de-crítica-implacable-al-sistema, que se encuentra bajo el eufemismo "política", encontramos una nueva edición de un trabajo sobre este tema que se editó hace un par de años. Viene publicado por Rambla Editorial, casa que lanza títulos tan sugerentes como 'Indignaos con razón', 'Chueca no está en Teherán', '¡Salvad la civilización!' o 'Para enterrar el nacionalismo'.

En la solapa, la biografía del autor, Guillermo Rocafort, señala "tiene a gala ser antiguo caballero legionario del Tercio ‘Gran Capitán'". También sabemos que se declara "católico militante" y, para coronar, en la portada aparece Almodóvar. El prólogo es de Enrique de Diego, de modo que no faltan los tintes folclóricos. Pero es que, en las obras accesibles al gran público, no hay más opción.

Según cuenta el estudio, las Sicav tal y como están concebidas las puso en marcha Boyer para frenar la huida de capitales a Luxemburgo. Tendrían que ser sociedades de varios inversores, pero en lo que se han convertido, cuenta Rocafort, es en la coartada que utiliza un millonario para tributar menos. Porque para empezar el resto de inversores serían lo que se llaman "mariachis" u "hombres de paja". En España se gestionan así 23.000 millones de euros aproximadamente, que pertenecerían a casi medio millón de accionistas con supuestamente un par de milloncejos de euros cada uno para empezar.

El caso que cita para explicar esto es el de Ana Rosa Quintana, cuya foto también aparece en la portada del libro como un cebo que nos susurra con voz cazallosa "cómprameee, cómprameeee". La periodista, dice, participaría en 71 sociedades de este tipo de la que dos serían de "casi plena propiedad", por lo que se pregunta "sería interesante conocer con quién comparte la propiedad de las 69 restantes".

Pero todo sería maravilloso si este sistema sirviera como instrumento inversor que potenciara nuestra economía. Imagínense, podríamos cambiar el modelo productivo con esa pasta. Pero con los testimonios que reúne este libro, queda patente que los tiros no van por ahí. Según la diputada socialista por Barcelona, María Teresa Costa Campi, el rendimiento financiero es secundario y lo que prima son los beneficios fiscales.

"Es un modo de canalizar grandes fortunas silentes, concebidas como instituciones abiertas, lo que se conoce como open-ended y que por razones fiscales queda capturada, deja de ser abierta y pasa a ser una institución de interés colectivo cerrada, cuando no estaba pensada para esta perspectiva. No es la eficiencia en la gestión de los activos lo que ha determinado la expansión de las Sicav en España, sino una fórmula muy beneficiosa desde el punto de vista fiscal"

El PSOE estuvo muy interesado en este debate cuando era oposición, explica, pero en las dos legislaturas de Gobierno se le descuidó el asunto, por lo visto. No debe ser tarea fácil. En este trabajo se documenta que cuando se ha tratado de meterles mano, como ocurrió en el País Vasco, que pasaron de un tipo del 1 al 28%, las Sicav euskaldunas se escaparon a Madrid. Ahora mismo, en España estas sociedades están repartidas un 85% en la capital y un 10% en Barcelona.

Cuando el gobierno socialista lanzó los globos sonda para cambiar este sistema, no se hicieron esperar los editoriales apocalípticos. Rocafort aporta como muestra los del diario Expansión, que decían en 2009 que si se tocaban las Sicav se irían a Irlanda o Luxemburgo, que aumentar la presión fiscal "acabaría con ellas como se las conoce actualmente y no tendría ningún efecto recaudatorio". Finalmente, no se tomó ninguna medida.

Encima, otro detalle que apunta el autor es que las Sicav españolas "dedican una parte sustancial de sus recursos a financiar economías extranjeras". En Francia, sin embargo, esto no ocurre, una "parte importante de sus inversiones" tiene que ir dedicada a "la industria nacional francesa y en deuda pública de la República de Francia".

Por otro lado, añade su sospecha no confirmada por datos, debido a la falta de información y a que la CNMV no lo ha investigado -se queja- de que para lo que estén sirviendo algunas de ellas sea para amparar patrimonios de origen delictivo. Lo que trae a la memoria el día en que José Borrell, entonces presidente del Parlamento Europeo, cenó con Putin y le echó en cara que en Rusia se estaban deteriorando los derechos humanos. A lo que el líder ruso contestó que la mafia se inventó en Italia y que con la corrupción que había en España no tenía nada que enseñarle a él. Detallitos.

Porque la supervisión de la CNMV es de un "paternalismo muy laxo", sigue Rocafort. Mientras que en Estados Unidos y en Gran Bretaña, después de los escándalos financieros que han precedido el hundimiento económico, se han establecido "estrictas estrategias para cortar de raíz de forma ejemplarizante las actitudes desaprensivas y depredadoras de los tiburones financieros".

El caso es que las Sicav siguen sin tocarse, como decíamos, y siempre bajo el mismo discurso de que se podrían marchar. Cuando queda de manifiesto en trabajos como éste que algunas reformas sí que se les podría haber aplicado en cuanto a transparencia y destino de las inversiones, ya que el problema no es tanto de si tributan al 1% sino si luego se puede controlar que lo hagan los beneficios al 27%, como es debido, porque según el autor no faltan los ‘truquitos'. Con lo que entre los mariachis, la opacidad y ciertas artes, al final lo más sencillo es emplearlas para de lo que se queja el pueblo agitando antorchas: para que los ricos no paguen impuestos.

El resultado es que a finales de 2012 la rentabilidad de las Sicav aumentaba en el contexto de crisis que padece el país. Algunas, hasta un 50%. Aunque otras ya se están marchando al célebre Luxemburgo o a Andorra por lo que pueda ocurrir en España, como informó Valencia Plaza en su momento. Por lo pronto, no parece que haya muchas más obras o trabajos mínimamente críticos como éste a disposición del personal. Una búsqueda en Iberlibro y, zas, todos en francés.

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4 comentarios

Lluís escribió
28/04/2013 16:57

¿Tanto miedo a que esos capitales se vayan a Luxemburgo o a cualquier otro paraíso fiscal? Total, aquí tributan de forma ridícula, y me temo que esos capitales están más orientados a la producción de rendimientos financieros (especulativos o no) que a las inversiones en economia productiva. Así pues, ¿qué perdemos si se van? Creo que nada o casi nada. O sea, les ponemos una tributación normal, y que Hacienda haga públicas las listas de los que sacan fuertes sumas de dinero del país, por lo menos que salgan retratados, porque algunos de esos, encima, van por ahí dando lecciones de patriotismo (catalán, vasco, español o de donde sea).

Beltza escribió
25/04/2013 23:53

¿Pagar menos en el impuesto de sucesiones? UPN es el brazo político del Opus, no me extraña que atraigan el vil metal. En Gipuzkoa los (según la prensa madrileña) proetarras han subido los impuestos asi que todo depende de la voluntad del gobierno que elijas (o te toque).

asertus escribió
25/04/2013 14:15

¿Por qué te crees que todos los ricos van a morirse a la Clínica Universitaria de Pamplona??? ¿Sólo por los médicos?

Beltza escribió
24/04/2013 21:44

Espera, espera, espera. ¿Las del paraíso fiscal para expoliar las regiones limítrofes y corromper al sano y patriótico empresariado español no éran las feudales y anticuadas diputaciones vasco-navarras?

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