VALENCIA. De la misma manera que la música de Bach tuvo su renacimiento en el siglo XIX gracias a la interpretación que de la Pasión Según San Mateo dirigió Felix Mendelssohn-Bartholdy en Berlín, la obra de Vivaldi hubo de esperar hasta bien entrado el siglo XX para empezar a difundirse, a imprimirse y a grabarse, porque eso ya ocurría en plena era de la fonografía. Fue en septiembre 1939, de la mano del compositor, director y pianista Alfredo Casella, que impulsó una semana dedicada a Vivaldi en la Accademia Chigiana de Siena.
Hasta entonces la obra del ahora celebérrimo compositor veneciano había permanecido en el más absoluto olvido y era conocida por los estudiosos y en parte gracias a sus conciertos que Bach transcribió para órgano o para teclado y orquesta. Sin embargo, a partir de ese momento la obra de Vivaldi se empezó a difundir más y especialmente sus series de conciertos para instrumento solista, cuerda y bajo continuo vivieron un auténtico apogeo. Fue sobre todo a partir de los sesenta y los setenta del siglo pasado, en la época de auge de la estereofonía, la alta fidelidad y el disco microsurco de vinilo de 33 revoluciones por minuto.
LA PRIMAVERA VIVALDIANA
Viene a la mente Vivaldi estos días porque siempre parece relacionarse más la serie de cuatro conciertos denominada Las cuatro estaciones con la primavera, a la que está dedicada el que abre el ciclo. Es rara la primavera que no escucho la célebre grabación que hizo el violinista bilbaíno Félix Ayo cuando lideraba el grupo italiano I Musici para Philips con el resto de conciertos que integran la colección llamada Il cimento dell'armonia e dell'inventione entre 1959 y 1962.
Hoy se puede encontrar esa espléndida grabación, que yo sinceramente prefiero a las historicistas posteriores, con la referencia 0289 464 7502 7 dentro del catálogo Decca, sello que ha absorbido el antiguo Philips. No incluye la colección completa, que quizá se pueda localizar de segunda mano en CD o incluso en vinilo. La verdad es que internet está llena de sorpresas por lo que a grabaciones antiguas se refiere.
ÓPERAS Y ORATORIOS
Desde aquel 1939 ha llovido mucho, hasta el punto que yo diría que la popularidad de Vivaldi ha decaído en las salas de conciertos en relación con lo que se interpretaba en los sesenta, setenta e incluso ochenta. Pero durante todas estas décadas no solo los conciertos sino incluso otras muchas obras de Vivaldi, no solo instrumentales, sino también óperas y oratorios se han dado a conocer mediante grabaciones.
En cualquier caso, Vivaldi, cuya fama ya había declinado cuando murió en 1741, nueve años antes que Bach, tiene una grandísima importancia para la historia de la música por haber sentado las bases del concierto para instrumento solista, con el esquema de tres tiempos rápido-lento-rápido que pervivió hasta entrado el siglo XX, pese a las ampliaciones y complicaciones que fueron experimentando históricamente el género, los instrumentos solistas y la orquesta.
LA TEMPESTA
El próximo día 11 Il Giardino Armonico ofrece en el Palau de la Música de Valencia el concierto La tempesta di mare para flauta, cuerda y continuo de Vivaldi (no confundir con el homónimo para violín, que es distinto) abriendo un programa de obras barrocas y clásicas. Es una buena ocasión para escuchar una de las más bellas obras del compositor veneciano de quien dijo Stravinski que había compuesto 400 veces el mismo concierto. No es cierto; sobre todo porque escribió casi 500.
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