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Entre la confusión y el aturdimiento

DANIEL PINGARRÓN. 28/02/2013

MADRID. El Gobierno español confirmó ayer que el déficit público del pasado año quedará finalmente en el 6,7% después de que la semana pasada Rajoy avanzase que estaría por debajo del 7%.

La Comisión Europea confirmó la cifra del 7%, que ya era mejor de lo que se esperaba en un principio, el pasado viernes sin tener en cuenta las ayudas destinadas al sector financiero. Pero esta reducción adicional de 3.000 millones de euros debe ser considerada un éxito notable.

La confirmación de dicha cifra supondría haber recortado el déficit público en 2,7 puntos nominales -del 9,4% al 6,7%-, en más de 3,5 puntos estructurales -sin tener en cuenta el ciclo económico-, y en más de 4 puntos si se proyectase la inercia de los desequilibrios previos entre ingresos y gastos.

Todo ello con una caída de la economía del 1,37%, lo que sitúa los multiplicadores fiscales en los niveles inicialmente calculados por el FMI -en el entorno de 0,5-, cuando recomendó seguir procesos de consolidación fiscal a los países de la Eurozona.

ECONOMÍA SUMERGIDA

Sin duda, la existencia de una abultada economía sumergida ha minimizado el impacto de los recortes y subidas de impuestos efectuados.

Es probable que de haberse conocido este dato en otro contexto del mercado, como el vivido hasta la última semana de enero, la cotización de la deuda española hubiese mejorado claramente, situándose la prima de riesgo en el entorno de los 300 puntos.

Pero dada la incertidumbre generada tras el resultado de las elecciones italianas, la cifra de déficit anunciada está contribuyendo a limitar el contagio de la deuda española a estas tensiones, que están provocando que la rentabilidad de los bonos alemanes baje durante las últimas horas.

FASE DE CONFUSIÓN Y ATURDIMIENTO

El diferencial o spread entre la deuda italiana y española se sitúa claramente por debajo de los 50 puntos, mientras que en los últimos meses se movía entre 80 y 100 puntos. Pese a ello, la subasta de deuda de bonos a 5 y 10 años celebrada ayer en Italia no quedó tan mal como cabría esperar, dado que la rentabilidad subió un 22% y la demanda también aumentó.

Los mercados pasan por una fase de confusión y aturdimiento a la espera de novedades.

BUEN TONO AMERICANO

Por un lado, las bolsas se resisten a bajar, encontrando cierto apoyo en el buen comportamiento de Wall Street, tras la rectificación de Bernanke y otros miembros de la Reserva Federal de EE UU de la información contenida en las actas de la última reunión de la institución, que amenazaban con revertir las políticas monetarias expansivas antes de tiempo.

Pero por otro lado, la formación de Gobierno en Italia difícilmente será considerada como un elemento claramente positivo -con dos opciones posibles: coalición antinatura Bersani/Berlusconi o Bersani/Grillo, o convocatoria de nuevas elecciones-, ambas muy alejadas de las preferencias del mercado. 

Tampoco inspira demasiado optimismo la cercanía de los recortes automáticos de gasto en EE UU con las negociaciones entre demócratas y republicanos bastante paralizadas hasta el viernes, día en que se reunirán para tratar de acercar posturas. Así pues, el actual impás marcado por las dudas necesitará cierto tiempo para resolverse.

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Daniel Pingarrón es estratega de Mercados de IG Markets

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