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EL LENGUAJE DEL CINE

El atlas de las nubes y el síndrome Stanley Kubrick

MANUEL DE LA FUENTE. 23/02/2013

VALENCIA. EL cantante Miguel Bosé ha contado EN más de una ocasión una curiosa anécdota. Cuando era pequeño y trasteaba en casa de su padrino Pablo Picasso, el pintor le sometía al siguiente juego. Le decía que hiciera varios dibujos. Al terminarlos, tenía que elegir uno, el que más le gustaba para, a continuación, romper con las manos los demás. Era una manera de hacerle ver al niño el valor de la elección, que implica a su vez saber renunciar y saber desprenderse de aquello que ya no necesitamos.

La anécdota indica muy bien que, desde críos, estamos sometidos a constantes elecciones en nuestro sistema cognitivo y de valores. También nuestro sistema de consumo está construido sobre esta premisa, de tal manera que se nos interpela sin cesar a que tomemos decisiones. Se trata de una dinámica que hace girar la rueda capitalista ya que, al consumir, sentimos que estamos ejercitando un determinado poder en esta toma de decisión.

Esta es la premisa que ha llevado a construir el mercado cinematográfico occidental, basado en una dualidad: el cine norteamericano es para entretener, frente al cine europeo, realizado para pensar. Así, Hollywood construye sus productos con la idea de ser consumidos a toda leche, de modo que el éxito de una película ya no se mide siquiera en términos de recaudación en taquilla, sino en la recaudación que ha tenido durante su primer fin de semana.

La caducidad de las películas cada vez es menor en términos de rentabilidad. Por el contrario, el cine europeo no estaría tan interesado en la recaudación como en erigirse en un producto que dure en el tiempo, que cree un efecto más profundo que el de su comercialidad.

Se trata de una distinción que ha tenido un calado muy importante y que nos condiciona a la hora de elegir una película de un continente u otro. De modo que aún resulta un poco raro cuando algún director de Hollywood se lo cree y sueña con la trascendencia, con dejar un legado para la posteridad, cuando se ve a sí mismo como alguien imprescindible en los manuales de historia del cine que se escribirán en el futuro. Es lo que podríamos denominar "el síndrome Stanley Kubrick".

Esto es lo que sucede con la última película de los hermanos Wachowski, titulada El atlas de las nubes, y que ha contado con la codirección de Tom Tykwer, embarcado en este sueño de grandeza manifestado ya en el mismo título del film. Para llegar a ser una película grande, se empieza con el tema y la estructura: se narran seis historias separadas en el tiempo por varios siglos, desde la Edad Media hasta el siglo XXIV.

Con un montaje en paralelo, vemos las peripecias de personajes variopintos, desde un compositor anciano y su joven amanuense hasta un futuro en el que los humanos son tratados como robots, personajes que aparecen todos ellos supuestamente conectados entre sí.

Vamos, el tipo de estructura al que se han enfrentado cineastas pretenciosos en algún momento de sus carreras, como Robert Altman (en Vidas cruzadas) o Paul Haggis (en Crash). Y si encima ponemos a algunos actores interpretando a varios personajes, pues ya conseguimos que las cosas parezcan muy complicadas para que tengamos la sensación de que estamos pensando mucho. Es el primer síntoma del síndrome Kubrick, el de películas como Atraco perfecto o ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.

El segundo síntoma es el de hablar de temas eternos. En El atlas de las nubes, tenemos un mensaje muy zen, con un guión que parece escrito por Jorge Bucay lleno de ácido escuchando un disco de música hindú. Aquí se viene a decir que la muerte no importa. Es más, la muerte es algo muy cool, mola tope o sea, porque claro, cuando te mueres, todo lo que has hecho trasciende a otras vidas en el futuro, porque "nuestras vidas no nos pertenecen", como se dice en la película. Es el típico mensaje de fanatismo sectario ultracristiano: los sufrimientos de esta vida, hermano, hay que padecerlos con resignación, porque todo tiene un sentido que no podemos entender.

Es el mensaje tontochorra de ciertas películas reaccionarias que también han causado sensación, como aquélla de El árbol de la vida, con Brad Pitt rezando a todas horas y dando gracias al cielo por el pan que nos regalas a diario. La historia del cine está trufada de ejemplos así, de visiones pedantes y huecas sobre los grandes temas de la humanidad, como en Muerte en Venecia, de Luchino Visconti, o en La chaqueta metálica, donde se supone que Kubrick habla de lo malas que son las guerras. Se supone porque se lo diría él a sus amigos en un bar, porque en la película ese mensaje tan elevado no se ve por ningún lado.

Pero el síntoma más palpable es esa falacia consiste en decir que la película tiene muchas lecturas. Es lo que ha alimentado el marketing con 2001: Una odisea del espacio. Que si no es una película narrativa, que si tiene muchos sentidos ocultos, que si cada espectador puede sacar su propio significado. Tonterías. Excusas para justificar dos horas y pico de aburrimiento en una historia lineal y totalmente denotativa. En El atlas de las nubes no llega esa sensación de aburrimiento pese a lo mucho que se esfuerzan los Wachowski y Tykwer por alcanzar al Maestro Kubrick.

Lo que ha sucedido aquí, en el fondo, es lo de siempre. Que los Wachowski eran unos tipos que hicieron una película que estaba bastante bien, Matrix. El éxito desmesurado de la película provocó estirar el fenómeno hasta el infinito. Así pues, una cinta de ciencia ficción que insinuaba un futuro apocalíptico derivó una trilogía incomprensible y ampulosa: digamos que los Wachowski se lo creyeron, y pasaron de ser unos cineastas netamente hollywoodienses y preocupados por el entretenimiento a verse como europeos, es decir, como gente con mucho mundo interior que tenían que ofrecer a la posteridad su legado, su visión donde lo explican todo, el orden cósmico que da sentido al origen y destino de la humanidad.

Una modestia de planteamientos que remiten irremediablemente a Kubrick. Así pues, ya tenemos película para salir con el ceño fruncido del cine, con gesto de pensar mucho. Por lo menos, hasta la semana que viene, que es el tiempo que tardará Hollywood en vendernos otra moto.

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· Ficha técnica

El atlas de las nubes (Cloud Atlas) EE.UU., 2012, 172'

Directores: Tom Tykwer, Andy Wachowski y Lana Wachowski

Actores: Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Hugh Grant

Argumento: Las pequeñas relaciones que se establecen entre varios personajes de distintas épocas muestran un orden cósmico en el que cada acción tiene un eco o consecuencia en el futuro.

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10 comentarios

Mariano escribió
09/02/2015 00:07

¿En qué momento los críticos pensaron que siendo insolentes o conscientemente insultantes son mejores?

pd escribió
15/06/2013 20:30

A mi lo que me causa risa es elc omplejo de inferioridad de algunos, que no solo no saben apreciar la calidad de los genios del cine sino que para subir la autoestima tienen que despreciarla. Los incapaces de crear nada, para sentirse mejor que los demas intentar derribar los mitos. Al que no le gusten Kubrick ni lapelicula que aqui se comenta, os recomiendo no perder el tiempo viendo cine, de verdad. Dejad eso para los verdaderos amantes del cine y dedicaos a ver telecinco.

eva escribió
26/02/2013 17:01

Para evitar hacer el ridículo, el Sr. de la Fuente debería ver dos veces la película. En primer lugar, la Edad Media no aparece en ningún momento. Hasta mi hijo de 12 años lo entendió. Además, el guión no lo ha escrito nadie que vaya de ácidos. Se basa -bastante fielmente, por cierto- en la novela homónima de David Mitchell, finalista del Man Booker ni más ni menos. Acabo que tengo prisa: el Sr. de la Fuente confunde churros con merinas. Coge una frase al vuelo y defiende que la película esconde un 'típico mensaje de fanatismo sectario ultracristiano' y que hay que 'padecer los infortunios con resignación'... Nada más lejos de la película, Sr. de la Fuente. Ningún católico se esconde tras el guión para comerse a incautos espectadores. Deje los juicios previos en taquilla. Disfrutará más y ejercerá mejor su profesión.

ARALBA escribió
25/02/2013 09:27

¿Como se puede ser crítico de cine, siendo tan borde y parcial?

GNX escribió
24/02/2013 22:14

Matrix fue un gran acierto pero no hay que olvidar que copiaron gran parte de la película de anime "Ghost in the Shell" creada por la maravillosa mente de Masamune Shirow y dirigida por el gran Mamoru Oshii..... Así acierta cualquiera a la hora de hacer una película si plagiamos el trabajo de grandes artistas.

Teodoredo escribió
24/02/2013 21:27

A mí me parece bastante mejor que Matrix; de hecho me parece muy potable: tiene algunas cagadas gordas (¿alguien se cree que si uno se dispara en la boca todo lo que queda en la bañera es un poco de flujo menstrual?), y además está el mensaje tontochorra bucayano- punsetiano de marras, sí. Pero en general carece de histerismo y entretiene. No es una película compleja, claro. Pero para pasar un rato no hace falta más. Saludines

Nacho Pepe escribió
24/02/2013 14:10

"... tenían que ofrecer a la posteridad su legado, su visión donde lo explican todo, el orden cósmico que da sentido al origen y destino de la humanidad." Ah ¿De eso iban las dos ultimas entregas de Matrix? Porque yo lo unico que vi es un porron de estrafalarios como salidos de un concurso de "cosplay" del Salon del Manga dandose mamporros... una especie de peli de Van Damme en hortera. Eso si, con persecuciones y otras emocionantes vacuidades.

vicente escribió
23/02/2013 12:46

Hola Manolo, Torcuato y Mougulas como sabes coincido contigo (vosotros, también) en muchas cosas, pero hoy me alegro de poder discrepar de los tres. Vi la película y me gustó. AL igual que me gustan las películas de Kubrick a quien sigo viendo como uno de los grandes directores del cine universal. Es decir un maestro del cine. 2001 para mi está asociada con muchísimas anécdotas personales que igual algún día contaré, pero sea como sea, sigue siendo una peli que marcó un antes y un después en su momento. Que hayamos visto repetidas tantas veces sus encuadres, sus secuencias, sus travellings sólo demuestra que introdujo unas claves que luego han copiado hasta la saciedad en la que os encontráis en estos momentos. Saciados, saturados, asqueados. Con una actitud más relajada, optimista quizás, o simplemente comparando con lo que el personal ve de normal hay que reconocer que los Wachowski son divertidos, originales y frescos en muchos aspectos. Sobre todo el más joven de los dos (el guionista) cuyo proceso de hombre a mujer (transgénero) forma parte del núcleo mismo de la peli como experiencia de metamorfosis de nacer como hombre y vivir ahora convertida en mujer. Pasar de jóven miedoso, "acojonado", reprimido a desarrollarse como ser humano es uno de los temas que se plantean. Que a nosotros nos suene a pretencioso, vacío o superficial es por que estamos expuestos a cosas tan profundas como la situación política, moral, social y económica que atraviesa España, con un pasado lastrado de catolicismo, franquismo, represión y castración moral e intelectual que es difícil de superar. Los americanos estos asuntos se los plantean con otra actitud desde otras dimensiones. Los actores que participan en el reparto me parecen extraordinarios, en muchos momentos de la cinta están magistrales, en particular Tom Hanks y si el maquillaje parece de serie B no es algo que desmerece la actuación si no que resalta la actitud de los directores en no querer sobrevalorar este aspecto. Si Godard, o Fassbinder le decía a sus actrices "ponte una película de paja", lo hacían y la crítica les reía la broma. Seamos un poco más abiertos, menos dogmaticos y menos catedráticos y estupendos y recordemos que al cine también vamos a pasarnoslo bien. Recomiendo esta peli a cualquiera que va a pasar un buen rato en el cine y al que le guste que le cuenten historietas. salut vicente

Torcuato Luca de Tena escribió
23/02/2013 09:40

Además de lo que comentas, la peli causa risa por las caracterizaciones de los actores. El maquillaje parece de pelis de serie B de los 80. No recomiendo ir a ver este film.

Mouguias escribió
23/02/2013 08:48

La peli es por un lado pedante como ella sola, por el otro es la cosa mas convencional que haya parido madre. Cogemos cinco historias trilladisimas, las troceamos y las entremezclamos para que parezca que la peli tiene una "estructura compleja". Si te la tomas en serio, Atlas de las Nubes es un churro pretencioso, si pasas de tonterias trascendentes te quedan cinco episodios de teleserie, bastante entretenidos. La parte de NeoSeul me gusto mucho, me parecio muy erotica, y la comedia del agente literario tuvo su gracia. El resto, asignatura de religion al nivel de ESO.

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