El compositor italiano dejó de escribir ópera y dedicó a la cocina los últimos 40 años de su vida
VALENCIA. Il barbiere di Siviglia (El barbero de Sevilla) es probablemente la ópera cómica más famosa del repertorio, y ocupa el puesto número ocho en la lista de obras de este género más representadas que ofrece la página web Operabase, a la que hice referencia semanas atrás. El Palau de les Arts la pone en escena a partir del día 28 de febrero y hasta el 15 de marzo con dirección musical de Omer Weir Wellber y escénica de Damiano Michieletto.
Rossini es famoso no solo por esta ópera, entre otras obras maestras, como La Cenerentola, L'italiana in Algeri o Tancredi, sino también por su singular peripecia vital. Después de haber hecho la aportación más importante al estilo operístico conocido como bel canto, caracterizado por el predominio de la línea melódica vocal, dejó de componer óperas después de Guillaume Tell en 1829. Rossini, que había nacido en 1792, viviría todavía casi 40 años más (murió en 1868), durante los que se dedicó a la cocina, aunque también compuso algunas obras musicales breves que llamó "pecados de vejez".
LOS PLATOS FAMOSOS
No menos famosos que sus óperas son algunos de los platos a los que dio nombre, especialmente el Tournedos Rossini, solomillo de ternera con foie y salsa de trufas. Se atribuye su nombre a que el compositor pidió al célebre cocinero Adolphe Dugléré que lo hiciese en el comedor del Café Anglais de París, y al sentirse este violento por cocinar ante los clientes, Rossini le dijo: "Tournez le dos" ("Vuelva la espalda"). Esta es una de las muchas anécdotas, cuya autenticidad es dudosa, que adoban la leyenda del músico. Ni siquiera está claro que el tournedos sea atribuible a Rossini, aunque así lo diga la tradición.
Lo que sí está claro es que los platos que bautizó con su apellido se caracterizan en su mayoría por la presencia del foie y las trufas, ingredientes a los que era muy aficionado. También se le atribuye una decisiva contribución a la popularidad de que hoy goza en toda Europa (y en el mundo) la cocina italiana.
Igualmente, cuenta la leyenda que Rossini solo lloró dos veces en su vida, cuando estrenó El barbero de Sevilla en Roma en 1816, que fue un estrepitoso fracaso, y en una ocasión en que viajaba en barca y se le cayó al agua un pavo trufado. La leyenda y las anécdotas se ven alimentadas por otros hechos curiosos, como que naciese un 29 de febrero y muriese un viernes y 13, día considerado de mala suerte en muchos países.
LA MEZZO COLORATURA
En cuanto a la ópera El barbero de Sevilla, está escrita con una radiante inspiración sobre libreto de Cesare Sterbini basado en la obra de Beumarchais. Incorpora en el papel de Rosina la figura típicamente rossiniana de la mezzosoprano coloratura. Esta es una cuerda en la que hoy destacan muy buenas cantantes como la italiana Cecilia Bartoli y la estadounidense Joyce DiDonato, quien por cierto cantará en el Palau de la Música el 28 de febrero, el mismo día del estreno de la nueva producción del Palau de les Arts. Estos papeles durante décadas fueron cantados en ocasiones por sopranos que se veían obligadas a trasportar de tonalidad las arias por lo inadecuado de sus voces.
Afortunadamente desde los años cincuenta y sesenta del pasado siglo la obra de Rossini, y todo el belcantismo, fue objeto de una especie de renacimiento y se impuso el respeto a las partituras originales, así como la recuperación de una gran parte del repertorio que se había dejado de representar. No obstante, El barbero de Sevilla nunca dejó de ponerse en escena y, pese al fracaso de su estreno, adquirió muy pronto un reconocimiento general que se mantiene en la actualidad.
GRABACIONES
Hay numerosísimas grabaciones de esa obra, pero yo recomendaría especialmente el DVD dirigido por Claudio Abbado con la Orquesta del Teatro alla Scala y Luigi Alvam, Enzo Dara, Teresa Berganza, Hermann Prey y Paolo Montarsolo, con una espléndida dirección escénica de Jean Pierre Ponnelle (DGG, 1988. 1 DVD). En CD es muy interesante el registro dirigido por Alceo Galliera a la misma orquesta, con Callas, Alba, Gobbi, Zaccaria y Ollendorf (EMI, 1957, 2CD).
En cuanto a la relación de Rossini con la cocina, existe un delicioso disco-libro publicado en su día por Philips (sello hoy absorbido por Decca) que incluye una selección de fragmentos operísticos y una colección de recetas en inglés, francés, italiano y alemán. Se llama Il banchetto musicale del signor Rossini, y no se ha reeditado, que yo sepa, aunque se puede encontrar algún ejemplar para comprar en internet. También hay en la red numerosas recetas de Rossini. Buen provecho.
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