Entrevista con Leopoldo Abadía, un fenómeno de masas que marcó un antes y un después con su famosa 'crisis ninja', de la que ha vendido más de 160.000 ejemplares, superando los 3 millones de visitas en su blog y con casi un millón y medio de entradas en Google
Acaba de sacar su segundo libro, 'La hora de los sensatos', que amenaza con convertirse en un libro de cabecera tras el 'efecto ninja'. Simpático, dicharachero, entrañable, cercano y locuaz se mostró Leopoldo Abadía con este digital y muy agradecido de estar una vez más en Valencia
-¿Por qué "la hora de los sensatos"?
-A lo largo del último año he dado más de 300 conferencias y siempre terminaban con un coloquio. Pues bien, la gran mayoría de las preguntas que me hacían eran de gente normal, que me hacían preguntas con sentido común, preguntas sensatas: por el paro, por sus pensiones, por si el Gobierno nos sacará de la crisis...
-Pero, ¿realmente quedan muchos insensatos en la comunidad financiera?
-Sí, pero como en la política y sobre todo en las autonomías. A mí cuando me dicen que si me gusta el modelo autonómico, digo que me gusta mucho porque los problemas de San Quirico se arreglan mejor desde allí, pero si para arreglar los problemas de San Quirico el alcalde tiene que contratar 200 asesores, nombrar 64 concejales y comprarles coches a todos, oye no. Estamos en un momento de grave insensatez en el que da la impresión de que se ha dado la orden mundial de decir 'ya estamos saliendo de esta', pero creo que es mentira, que no estamos saliendo todavía.
-¿Crisis financiera o crisis de ética?
-Siempre he dicho que era de ética, pero he cambiado el nombre y la llamo crisis de decencia. Aquí ha habido mucho sinvergüenza y lo sigue habiendo. Yo creo que de esta crisis lo económico es lo menos importante. Yo no hago más que decir que si jugamos al todo vale, jugamos al todo vale: yo procuro engañarte a tí todo lo que pueda y tú me engañas a mí y el que sea más avispado gana. Pero con una condición, que el otro no se queje porque jugábamos a esto. Para mí esta crisis es de decencia, por lo cual es mucho más difícil de arreglar que la otra.
-¿Cuál es su diagnóstico actual del sistema financiero español?
-Muy malo, muy malo, muy malo. En los últimos días he visto los resultados de cuatro entidades financieras importantes y me he dado cuenta que han cambiado su negocio y ahora son cobradores de comisiones. Es muy fácil: sólo hay que mirar dos partidas de la cuenta de resultados, una la partida de comisiones netas que está arriba y la partida de beneficio que está abajo. Si coinciden ambas quiere decir que si no hubiera comisiones no ganarían; si las comisiones netas son superiores al beneficio significa que han perdido dinero de verdad; y si son inferiores que han ganado. Esto lo puede comprobar cualquiera. Por tanto, mi conclusión después de ver la cuenta de resultados de cuatro entidades financieras muy importantes es muy mala. Además, de una de esas cuatro ví lo siguiente: que de 100 de beneficio, 70 eran comisiones y 70 más eran dividendos de unas acciones que tenían por ahí. Osea que de 100, 140 eran ajenos, lo que quiere decir es que habían perdido 40. Así de simple.
-¿Y cómo ve la situación política?
-En España es un drama que el Gobierno no sepa por donde va, pero otro drama mucho peor es que la oposición tampoco. Mira, si un Gobierno funciona mal estamos en un sistema democrático, se vota al otro y ya está. Pero, en estos momentos, ¿para qué votarle al otro? El día que haya elecciones me miraré al espejo y me diré: Leopoldo, ¿qué haces? ¿Abstenerme? Creo que abstención nunca debe haber, pero sí voto en blanco aunque yo no sepa votar en blanco porque nunca lo he hecho.
-Por cierto, ¿qué opina del ‘road show' del Ministerio de Economía por la prensa inglesa?
-Uy, uy, a estos pobres les pegaron por todas partes. Creo que el último Foro de Davos ha sido un hito importante porque le han hecho ver a nuestro presidente que esas farfollas que dice en España no se pueden decir fuera. El Gobierno decía que no había que hacer caso al Financial Times porque está Aznar de asesor. Me alegro mucho de que haya ido la vicepresidencia Salgado y el pobre Sr. Campa a dar la cara. De la señora Salgado no tengo juicio desde el punto de vista economista, pero de Campa sí que creo que es un buen economista. Por cierto, me he enterado que ahora no se llama road show sino non deal road show. Sin el non deal, el road show es eso que se suele hacer para conseguir que la gente ponga dinero en tu empresa, o en tu nación. Añadiendo lo del non deal, parece que el tema se reduce a una gira de propaganda, explicando lo majos que somos y que todo el mundo esté tranquilo, porque ya nos hemos dado cuenta de que crece la desconfianza y hay que empezar a hacer los deberes. Pero podemos tranquilizar muy poco porque este es un país mal administrado, llevado por gente que todo lo resuelve endeudándose y que ahora de repente ha descubierto que también hay que gastar menos.
-¿Qué opina de los bancos y cajas que después de haber recibido dinero del Estado no financian a los empresarios con necesidades?
-Porque todavía tienen mucha, pero mucha, mucha, mucha, porquería. Están en pérdidas, están haciendo unas provisiones brutales, tienen una cantidad de pisos y suelos más propios de inmobiliarias...; y otra cosa, el día que saquen a la venta todo eso, o el día que pongan todos esos inmuebles al valor real, saldrán unas pérdidas terribles.
-¿Qué le parece lo de ampliar la edad de jubilación?
-No me gusta aunque a mí ya no me toca porque tengo 76 años, lo que pasa es que esto quiere decir que andamos mal de dinero. En España nos ha pasado dos cosas: por un lado, hemos decidido no tener hijos; y por otro, los viejos no se mueren ni a tiros. Vamos mal. Por tanto, la situación de base es muy mala. Si retrasan dos años la jubilación, son dos años que no cobras y que cotizas. ¿Qué quiere el Gobierno? Que entre dinero y no salga, es así de simple. ¿Me gusta? No, ¿Lo harán? Sí, porque no tienen dinero. Es como cuando me preguntan si subirán los impuestos. Claro que subirán, les digo. Si es la cuenta de la vieja: si ingresas 100 y gastas 700...
-El otro día leí en una entrevista que recomendaba ser optimista en estos momentos, ¿se puede ser optimista estando en el paro o siendo empresario sin financiación?
-Se debe ser optimista siempre, pero hay que definir lo que es el optimismo. El optimismo no es decir que aquí no ha pasado nada. Eso es una estupidez. El optimista es aquel que sabiendo lo que ha pasado lucha con todas sus fuerzas por salir adelante de esa situación. Estoy viendo mucha gente optimista en este sentido. El clásico señor que trabaja más horas que nunca, que le da vueltas a la cabeza como nunca. El clásico parado que se pasa el día en la calle buscando empleo, yendo a los bares, hablando con sus amigos.... Para mí eso es un ejemplo de gente optimista.
-¿Qué les recomendaría a sus nietos para que puedan disfrutar de una jubilación digna?
-Mis nietos me importan tres pitos (se ríe a mandíbula batiente). Y los hijos tampbién ¿Por qué? Esa pregunta que dice ¿Qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos? Yo siempre digo que a mí que me importa. Yo era hijo único. Mis padres me cuidaron, me llevaron en algodones, pero me hicieron trabajar muchísimo. Pero fíjate el mundo que me dejaron mis padres: la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, Corea, Vietnam... ¿Tú crees que mis padres podrían prever eso? Como yo tampoco puedo preverlo. Lo que tiene que hacer la gente es trabajar, darle vueltas a la cabeza, montar un negocio, inventar, gastar con la cabeza... Yo creo que nos hemos reblandecido porque vivimos mucho mejor que antes, lo cual es una bendición.
-¿Es momento oportuno para que los sindicatos salgan a la calle? ¿Se le ocurre alguna otra misión para ellos que no sea la meramente reivindicativa para los empleados asalariados?
-No es un buen momento. Y claro que se me ocurre: hacer un pacto de Estado. Un pacto promovido por el Rey en el que el Rey llame a los dos principales partidos políticos, a cuatro banqueros, a Gerardo Díaz Ferrán, Cándido Méndez y a Ignacio Fernández Toxo y les de una semana para llegar a un pacto. Bueno si son dos también vale.
-¿De verdad no ha ganado tanto con la crisis como la gente piensa?
-Nooo (estalla a reir). Hombre ha ido bien la cosa, pero como no se lo que piensa la gente... Pero estas cosas siempre son menos, tampoco es para tanto.
-Por último, ¿cómo se encuentra en Valencia cuando viene?
-Muy a gusto. Tengo un hijo viviendo aquí, con una mujer encantadora y tres nietos deliciosos. La ciudad está preciosa. El puente de las Flores me ha encantado. Además, hace bien poco mi mujer y yo vinimos a Valencia a ver la Exposición Sorolla, que me encantó. El cuadro que me impresionó más fue el de los bueyes en el agua. En el cuadro del País Vasco hay una chavala guapísima mirando y un casero mirándole con una cara de embobado... La misma con la que nos fuimos mi mujer y yo después de disfrutar de la Exposición Sorolla.
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