Cofundador de la consultora CuldeSac, ha trabajado para Lladró, Louis Vuiton, Loewe, Hermes, Aston Martin, Swaroski, Tiffany & Co y Porcelanosa
VALENCIA. Estudió en el Royal College of Art de Londres diseño industrial. Ha sido un niño prodigio en la obtención de premios y reconocimientos internacionales, entre ellos y tiene bastantes, el Primer Premio en Investigación del Helen Hamlyn Research Center en Londres (2000) o el Kokuyo International 1st Prize en Tokio (2000).
Alberto Martínez (Nules, Castellón, 1974) fundó junto a Pepe García (aunque hoy cuenta con varios socios más, Juan Poveda, Xavi Sempere y Garen Moreno) CuldeSac, una consultora de ideas creativas y estratégicas que ha conseguido en diez años de historia trabajar para firmas como Lladró, Louis Vuiton, Loewe, Hermes, Aston Martin, Swaroski y Tiffany & Co, Porcelanosa, entre otras. Empezó con un departamento de diseño y hoy ofrece servicios de branding y eventos de lujo. 2012 fue su mejor año de facturación, las perspectivas para 2013 son iguales.
–¿Trabajar en una nave tan diáfana con tanta gente, tanto movimiento, perros y canarios... es cómodo para alimentar la creatividad de una empresa de diseño?
–Cuando llegamos aquí por primera vez, la planta baja estaba hecha añicos. Maleza, ratas y suciedad campaban a sus anchas, pero al entrar en la nave central con un techo resquebrajado por donde entraba un rayo de luz, no tuvimos ninguna duda, éste era el sitio. El dueño alucinaba.
–Empezasteis siendo tres personas y hoy sois 40, ¿cómo ocurrió?
–Bueno, en síntesis se podía decir que hace diez años tanto Pepe García como yo queríamos algo más. Había trabajado como embajador de España en diez países latinoamericanos en temas de diseño e interiorismo, llevaba una temporada trabajando en Marbella. Pepe por su parte llevaba un año encerrado en su casa y viviendo de ganar concursos de diseño. Nos faltaba algo. No teníamos tiempo para hacer lo que queríamos: pensar en diseñar. La rueda nos lo impedía. En una cena decidimos montar el estudio con la intención de tener tiempo para nosotros.
–¿Habéis conseguido tiempo?
–Ahora cambiamos dinero por tiempo. Por eso quizá el ambiente de trabajo se diseñó pensando en vivir para trabajar. Son dos antiguas naves industriales abiertas y diáfanas, donde hay flores colgando del techo, perros, una habitación donde se hospedan extranjeros que vienen a Valencia buscando tiempo. Hemos tenido escritores de novela inglesa, un comandante de Alitalia al que sus padres obligaron a ser piloto, pero en sus ratos libres componía canciones para películas, o peluqueras premiadas por Ton Vangard. Llegamos a poner en la puerta tarjetas de compañeros nuestros por si alguien los necesitaba.
–¿Sois un equipo multidisciplinar?
–No, somos un equipo intermultidisciplinar. Si quieres dar un paso más allá de los límites no puedes juntar a tres profesionales durante un rato, explicarles el proyecto, y que cada uno, en su casa, haga el trabajo. Eso ya no funciona.
–¿Pero sí la juventud?
–Es verdad, aquí todos son jóvenes, los más abuelitos somos nosotros. Benetton en Italia tiene un centro de investigación de diseño y no admiten a gente mayor de 35 años, porque según varios estudios la creatividad no se expande más allá de esa edad.
–¿Entonces usted...?
–No doy para más. Creo que la locura de la creatividad requiere inocencia, rebeldía, sentido de libertad, etc y esto, tristemente se apaga con la edad. De hecho se nota en la mirada cuando empieza a dejar de brillar. Por eso nos gusta ver ese brillo a nuestro alrededor. Para nosotros las emociones aman a la razón, y los resultados de éxito que tenemos avalan esta filosofía de trabajo. Cualquier acto, aunque parezca estrambótico, está medido.
–¿Nunca tuvisteis dudas de vuestro éxito?
–Recuerdo que cuando fuimos a firmar al notario, nos dijo: "Sabéis que el 85% de los que firman proyectos como este el primer año van a la calle. Y dicen que el tercero es el de la consolidación". Llevamos varios años recordándonoslo.
–¿Por qué CuldeSac no ha tenido hasta ahora una cabeza visible?
–Precisamente aún estamos debatiendo esta cuestión. Siempre hemos velado por lo holístico y pensamos que el colectivo es más importante que la suma de las partes. De hecho somos mini héroes que cuando realizamos un trabajo aportamos cada uno nuestro super poder. Rehuimos de los grupos multidisciplinares porque si eres egoísta en tu poder no sale el proyecto. Nos ha pasado con gente muy brillante que al no compartir ha desaparecido. Somos conscientes que la sociedad reclama una cabeza, pero lo hacemos a regañadientes.
–¿Por qué llaman "culo de bolsa" o "carretera sin salida" a una empresa de diseño?
–El primer local que buscamos estaba en una calle sin salida, luego al pensar el nombre de la marca nos vino a la memoria este nombre que en valenciano se refiere al bolso de una mujer en la que metes la mano y no sabes lo que te vas a encontrar.
–¿La Administración valenciana ha sido un buen cliente para eventos de lujo?
–No, solo trabajamos para ellos una vez. Principalmente trabajamos fuera. Hemos hecho eventos en Dubai, Francia, Alemania. Nuestro objetivo es trabajar para grandes firmas internacionales con la calidad de vida de los valencianos. Trabajar durante años para Aston Martin con el calorcito del sol valenciano es otro lujo. La gente aquí comparte esta visión del trabajo. Y respecto a la Administración, preferimos trabajar para empresas privadas.
–¿Por qué?
–Tendría que valer mucho la pena el proyecto de la Administración y tener un aporte social interesante. ¡Vamos, que tendrían que brillarles muchos los ojos a los políticos para que nos embarcáramos!
–¿Habéis dicho que no a algún cliente?
–Sí. Nos han sugerido hacer proyectos de máquinas tragaperras, de bingos, etc a los que hemos dicho, no, bueno que estábamos muy ocupados. Si no congenias con el cliente o el producto la convivencia laboral puede ser muy dura, costosa y dejar marcas. Es necesario que haya feeling para obtener un buen resultado.
–¿Siempre fue así de fácil?
–No. Los tres primeros años nos costó. Pero los primeros clientes son los mejores porque te dan la oportunidad de crecer y aprender. Más tarde recuerdo que nos llamaban Bohemian Chic, quizá porque nuestras miras eran marcas Premium, de lujo, aquellas en las que valor añadido de su marca está por encima de su producto.
–¿Controlan hasta el milímetro las experiencias que provocan los artículos en la gente?
–Sí. Le pongo un ejemplo. Valentine, marca de pintura. Nos pide que quiere que la gente se fije en sus colores. Si coges un color y pintas una copa de vino, y para verlo lo levantas y lo apoyas sobre blanco. El gesto induce psicológicamente a mirar el color.
–¿Mucha psicología, no?
–Sí. Una idea muy apoyada en argumentación que funciona y se mantiene en el tiempo, y ese también es otro reto.
–¿El mundo del diseño y la imagen son un valor seguro en tiempo de crisis?
–Los valores de una marca siguen siendo un valor superseguro. Está demostrado que en tiempos de crisis las marcas de lujo han aumentado sus ventas un 20%.
–¿Les costó entrar a trabajar con marcas como: Loewe, Aston Martin, etc?
–La gente cree que por estar en CuldeSac los clientes llegan como churros, y para nada. Nos hemos tenido que buscar la vida, llamar por teléfono, enviar mails, reunirnos, una y otra vez, etc. Nadie te regala nada. El primer escaparate al exterior vino de la mano de Lladró, pero fue increíble porque su creativo nos conoció volando a Nueva York y leyendo un artículo en Wallpaper que hablaba de nosotros. Flipó: ¡pero si están al lado de casa! Gracias a ellos y su padrinaje conocimos a otras muchas marcas de lujo.
–¿El IVA ha hecho perder competitividad a las empresas de diseño valencianas?
–Está claro que una subida de impuestos reduce la capacidad para hacer cosas. Pero en nuestro caso no nos podemos quejar, dado que 2012 ha sido el mejor año de facturación de estos diez años. Ojo, hay que dejar claro que nos funciona porque nos matamos a trabajar. No esperamos a que suene el teléfono. Volamos donde sea.
–¿La creatividad crece en crisis?
–Sin duda, hay muchísima. El hambre azuza la imaginación. La creatividad online se dispara cada día más. Yo lo veo hasta en mi hijo que pasa más tiempo con el IPad que con la pelota.
–¿A la política le falta creatividad?
–Creo que están pasando la fase de caracol, viven dentro de sus caparazones protegiéndose del entorno y no buscan soluciones creativas en beneficio de la mayoría. Lo más lógico sería tener un ejército de gente en primera línea buscando nuevas fronteras e investigando cómo generar más trabajo, que apretándose el cinturón y escondiendo la cabeza. Necesitamos creatividad, no orejeras.
–¿La realidad de lo que ocurre y el diseño son buena pareja?
–Sí porque nos toca la piel todos los días. No obstante hay que mirarla de reojo porque si no te arrastra. De todos modos se agradece que todo salga a la luz, se vigile al vigilante y se hable de ello.
–¿Cómo es cualquier día en CuldeSac, mucho ruido, no?
–Es un trasiego de personas creativas que no sólo trabajamos, también compartimos: el amor por la música, a veces uno se arranca con una caja o una guitarra; la comida, cada día un grupo diferente cocina para el resto; hablamos de todo, política, sociedad, etc.
–Y su vida personal, ¿es también tan ajetreada?
–Sí, tengo dos hijos pequeños, mi mujer es enfermera. Trabajamos los dos y disfrutamos con lo que hacemos. De hecho trabajar en lo que te gusta te hace sentirte más libre y si encima lo compartes con los demás, mejor.
–¿En alguna ocasión se consideró un niño prodigio?
–Seguro que eso pensaba mi madre cada vez que sonaba el timbre y le entregaban un regalo que venía a mi nombre.
–¿Y eso?
–Empecé de niño a presentarme a concursos de dibujo. Los ganaba todos. El día que llegó una guitarra mi madre flipo o el que gané un concurso para Audi entre 900 proyectos y con participantes de 40 países. Me llevaron de viaje a Alemania a ver las fábricas. Hoy en día ganar un cliente es para mí, como ganar un concurso. Perder tampoco está mal, si el que ha ganado reconoces que es mejor, porque te motiva a mejorar.
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