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VALENCIA. Una buena idea puede surgir haciendo cualquier cosa íntima. Pero las probabilidades de tener una iluminación aumentan si alguien nos está contando sus ideas. Ése es el valor que se le supone a los grandes encuentros destinados a transmitir conocimiento.

TED es un gran evento de conferencias sobre ideas. Empapado de prestigio, busca sin demasiada modestia cambiar el mundo difundiendo "información inspiradora" y empleando sus tres letras capitales (Tecnología, Entretenimiento, Diseño). Todo elevadísimo. Desde su nacimiento en 1984 al calor de la fertilidad de Sillicon Valley, han germinado derivaciones de TED con un ritmo tendente a lo incontable.

El éxito tiene mucho que ver con el formato y con la manera con la que los ponentes arman sus charlas. Estamos demasiado habituados a que las conferencias acaben convertidas en un largo viaje sobre tren de carbón, entregados al tedio y a ponencias que jamás parecen acabar. Frente a eso, TED trajo la alta velocidad al mundo de las conferncias, con verdaderos impactos virales.

Es una marca en cuyo interior se discute sobre cómo será o debería ser el futuro. Fue donde ‘Jimbo' Wales -el promotor de Wikipedia- cautivó con su proyecto enciclopédico. O donde Al Gore emprendió su rentable cruzada contra el cambio climático. Pasaron Jane Godall, Bill Gates, los fundadores de Google -Sergey Brin y Larry Page-, u otros personajes más rasos como Gordon Brown o Bono. Todo ante una grey en clase preferente que asiste a charlas tituladas "Arte que nace de las tormentas", "Cómo los algoritmos moldean el mundo" o "Una visión global sobre la Tierra".

Articulados en torno a estos elementos, en los últimos años brotan en Valencia eventos parecidos. Como TEDxValencia (sucursal local de TED), PechaKucka o Ignite. Concentran a la nueva elite creativa de la ciudad. O al menos a eso aspiran. Comparten trazas comunes: son conferencias cortas (adiós a las conferencias de sopor y baba), están formadas por organizaciones de voluntarios, y se basan en los principios activos del edutainment (esto es, educación más entretenimiento). Como efectos primarios, terminan provocando revelaciones instantáneas.

"Son llamadas a la acción que favorecen el perfil de Valencia como ciudad inquieta", indica César Gómez-Mora, fundador del único Ignite español. El vicepresidente de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana, Xavi Calvo, los define como "gimnasia para la mente. Una forma de compartir conocimiento que te hace saltar el chip de la creatividad". "La oportunidad de abrir la ventana y ver lo que pasa a tu alrededor", añade Alicia García, de Filmac, y ponente en PechaKucha. El director de TEDxValencia, David Plà, concluye: "Generan ideas y hacen brotar historias de las que habitualmente no se habla".

Por el contrario, los peligros residen en bordear los límites situados entre la profundidad y la retórica de sobre de azúcar, o en derivar hacia el estricto marketing personal. En opinión de Calvo, "es una lástima quienes sólo buscan traer estos formatos a Valencia para lucrarse aprovechando la moda sin preocuparse por el contenido". "En ocasiones se utilizan tan solo para promocionarse a uno mismo", confirma Gómez-Mora.

TEDxValencia, Ignite y PechaKucha, por dentro

Pero más allá de su potencial inspirador, tal vez uno de los valores más reseñables es precisamente el cómo. Asó son las reglas que delimitan el formato.

· TED solo permite conferencias de 18 minutos. Todo lo importante de una vida se puede contar en ese tiempo. Más o menos. Su titular en Valencia, el profesor de economía financiera de la UPV Alcoy, David Plà, quedó prendado de TED tras encontrar casualmente la conferencia del educador británico Ken Robinson titulada ‘Las escuelas matan la creatividad'. Algo frustrado porque las ponencias a las que invitaba a los economistas Oriol Amat y Santiago Carbó no tenían la acogida merecida, en 2010 consiguió la licencia TEDxValencia  (son gratuitas, aunque la organización corre por cuenta propia). Este año celebrará su tercera edición bajo el lema "Reescribiendo el futuro".

· PechaKucha, orientado a cualquier perfil creativo, afina todavía más la duración. Entre 10 y 15 conferenciantes encajan sus intervenciones individuales en 6 minutos y 40 segundos, que se distribuyen en 20 transparencias de 20 segundos cada una. El nombre de marca (PechaKucha) deriva del término japonés con que se reproduce el sonido del murmullo. Nació en Tokyo en 2003 y llegó a Valencia en 2008 gracias al estudio de diseño La Mamba. "Es una plataforma dinámica de presentación, una manera de crear sinergias", resume Omar Uribe, uno de sus fundadores. Tras 14 ediciones (la más reciente celebrada en el Colegio Arte Mayor de la Seda), en 2013 ofrecerán cuatro nuevas noches creativas.

· Ignite, alimentada por conferencias no puramente tecnológicas, fija el tiempo en 5 minutos con 20 transparencias programadas para avanzar cada 15 segundos. El de Valencia es el único evento Ignite en España, dentro de un movimiento que prendió en 2006 en Seattle y que busca precisamente encender mentes. Llegó a la ciudad en 2012 de la mano de César Gómez-Mora, un programador que tras una década en Holanda y 14 meses dando la vuelta al mundo, volvió a casa con la intención de remover las aguas. Es uno de esos protagonistas que de forma callada aspira a elevar la calidad del entorno social. El próximo Ignate tiene lugar el 27 de febrero en Espai Rambleta.

La polémica TEDxWomen

El paisaje idílico en torno a todos ellos se emborronó el pasado diciembre al celebrarse el TEDxWomen Valencia. Durante 10 horas se sucedieron conferencias dirigidas a ofrecer una mirada específica sobre el género. Ponentes que entregaban sus experiencias en torno a economía, sanidad, arte, agricultura, maternidad, comunicación... Desde primera mañana prorrumpieron críticas al evento. Acusaban a TEDxWomen Valencia de dar cobijo a contenidos pseudocientíficos ("plasmática", "homeopatía", "técnicas holísticas", "reiki", "psicoaromaterapia") y de emplear la marca TED para cubrirlos de credibilidad.

La agitación llegó hasta revistas como Wired y Fast Company, publicaciones cumbre del ámbito tecnológico, que se hicieron eco de las peticiones para que TED revocara la licencia a TEDxWomen Valencia por contravenir las reglas y no ceñirse a contenidos demostrables científicamente. Hacían sonar la alarma sobre el rumbo que lleva la marca.

La coordinadora del evento, la doctora en psicología Maite Sarrió, valora por primera vez lo ocurrido y señala a ValenciaPlaza.com que "le genera tristeza". Califica las críticas como un intento de "control ideológico" desde sectores de "talante conservador". Defiende que los contenidos más cuestionados "no se planteaban como una forma de curar, sino como un complemento para ayudar a la salud". "Fueron "pequeñas explosiones de coaching, en las que participaron más de 150 voluntarios, con 12.000 espectadores por internet y una voluntad de fomentar la actitud positiva", resume Sarrió.

La continuidad de TEDxWomen Valencia todavía es una incógnita.