La ausencia de financiación agudiza el ingenio de los creadores. Valencia Plaza publica una serie de reportajes en torno a los primeros años por el camino del micromecenazgo con Internet como protagonista
VALENCIA. Las fuentes de financiación que daban de beber a la industria española del arte y el entretenimiento se secan. A su espalda, una generación con acceso a cualquier referente en la palma de sus iPhones, preparada hasta la hipertrofia teórica, sigue adelante con la inquietud creativa al margen del establishment.
Es posible que la escasez de oportunidades laborales de forma transversal tenga algo que ver con la tozudez de muchos de estos creadores. Algo así como: "Si no encuentro trabajo de cualquier cosa, al menos voy a emplearme en lo mío". Una opción alternativa al "impulso aventurero" que según el Gobierno de España lleva a algunos jóvenes a embarcarse en una especie de road trip vital entre el hedonismo y la reputación en Instagram.
Por ello, el escenario ha espoleado a los 'antisistema' a encontrar nuevas fuentes de financiación. El micromecenazgo es una de las posibilidades. Un compromiso privado y social no muy distinto a los gestos de buena voluntad entre familiares y amigos que llevaron a emprender alguna aventura empresarial antaño en cualquiera de nuestras queridas familias.
CROWDFUNDING: UNA PISTA DEL FUTURO
La microfinanciación, más conocida como crowdfunding en Internet, no sólo abarca proyectos artísticos. Vacunas contra el cáncer o diseños para echar la siesta en casi cualquier sitio también compiten por conseguir apoyo económico a cambio de un reintegro. Una recompensa que, según el proyecto y sus aspiraciones, puede ir desde las dádivas no lucrativas (camisetas conmemorativas, aparición en créditos y agradecimientos, etc) hasta las participaciones porcentuales del posible éxito.
El ecosistema Internet ha multiplicado por infinito las posibilidades de este modelo. Con el espacio suficiente para contar las bondades y posibilidades de una idea, el inversor/colaborador elige cuánto destina a aquel proyecto que le interesa. Desde el anonimato, si quiere, y más a menudo a través de conocidos: el desarrollo de las redes sociales online también ha jugado un papel importante sobre estas ideas. Unas ideas que no olvidemos también se exponen de esta forma a ser olvidadas antes de nacer.
¿PUEDE EL CROWDFUNDING FINANCIAR PROYECTOS A GRAN ESCALA?
No obstante, cabe preguntarse si este sistema de microfinanciación puede financiar o cofinanciar un proyecto de cierta envergadura. Borja Soler, realizador al frente de la película microfinanciada Stockholm, cree que "el actual modelo de micromecenazgo no está relacionado con las posibilidades del circuito comercial". Por su parte, Javier Polo, responsable del documental cofinanciado Europe in 8 Bits, opina que el crowdfunding muestra "una nueva forma de hacer las cosas", y añade que "es normal que se necesite un tiempo para que este sistema evolucione, pero estamos ante el inicio de una fórmula de financiación que puede cambiar mucho el mercado".
Para acercarnos a los primeros resultados por el camino del crowdfunding, durante las próximas semanas conoceremos desde ValenciaPlaza.com y en primera persona proyectos del audiovisual, la música o el diseño protagonizados por creadores valencianos.
CÓMO FINANCIAR UN FESTIVAL DE CINE
En las disciplinas audiovisuales, el modelo español protagonizado por las subvenciones -a todas luces insuficiente si miramos el canon francés; excesivo y sobreprotector con el objetivo puesto en Hollywood- colea dando sus últimos espasmos.
Mientras tanto, los centros de enseñanza de cine y artes cinematográficas han vomitado al mercado a miles de nuevos profesionales. Además de las facultades, las siglas de escuelas especializadas como ESCAC, ECAM o CECC han protagonizado esfuerzos académicos y económicos para los nuevos talentos del sector.
Muestra de la manida sentencia que asegura que la crisis es el perfecto caldo de cultivo para la innovación, La Cabina ha sido una de las apariciones más originales dentro del circuito de festivales cinematográficos a nivel europeo. El director del certamen internacional, Carlos Madrid, pertenece al Aula de Cine de la Universitat de València desde donde se organiza este festival de mediometrajes desde 2008.
"El descenso de las subvenciones nos ha obligado a buscar en otro sitio los ingresos para mantener el festival", asegura el máximo responsable de La Cabina, algo que no ha supuesto ninguna incompatibilidad con las instituciones con las que todavía trabajan. Los 4.000 euros conseguidos el pasado mes de noviembre llegaron en buena medida de personas conocidas, pero también de desconocidas. "Que muchos entendieran el valor del proyecto y nos apoyaran nos ha sorprendido".
Aunque el director del certamen asegura preferir un único patrocinador, "ya fuera público o privado", señala que el año que viene volverán a sacar el festival al sistema de micromecenazgo. Una inversión austera: "No practicamos ni de lejos ese derroche que significaron los últimos años de la Mostra. Nuestro presupuesto es el exacto para realizar una programación coherente. Aspiramos a conseguir en próximas ediciones unos sueldos dignos para el equipo de trabajo. Si en cada edición logramos conseguir eso será más que suficiente", sentencia Carlos Madrid.
CÓMO FINANCIAR TU PRIMERA PELÍCULA
La plataforma para el crowdfunding utilizada por La Cabina, la española Verkami, es la misma que utilizó la productora El Caballo Films para conseguir un extra de financiación en su primer largometraje de ficción: Stockholm. Con un presupuesto total de 215.000 euros, los 65.000 destinados a gastos de rodaje, altas en la Seguridad Social de todos los trabajadores, dietas, permisos, alquileres de equipo profesional y un largo etcétera, la película consiguió salir adelante gracias a un golpe de financiación extra.
Como asegura el valenciano Borja Soler, realizador y responsable del guión técnico,"hicimos un presupuesto estimado una vez ya habíamos planificado el proyecto. Sabíamos que familiares y conocidos aportarían dinero y los canalizamos al crowdfunding para dinamizar, pero las aportaciones de desconocidos superaron nuestras expectativas". Se solicitaron 8.000 euros y terminaron recaudándose 13.050.
Uno de los aspectos más interesantes del proyecto Stockholm ha sido la capitalización de los sueldos. Todos los trabajadores de la película (incluídos sus dos actores protagonistas) ha capitalizado su sueldo en la película. Es decir, son propietarios porcentualmente según su salario de una parte del proyecto y, por tanto, de sus posibles beneficios. Todo ello con los contratos pertinentes y las normas detalladas entre todos los participantes.
Borja Soler destaca que, además, ellos -un equipo joven y con experiencias profesionales- se vieron beneficiados al lanzar el proyecto "en una etapa en la que todavía no había tantos proyectos audiovisuales pugnando por la microfinanciación". En cualquiera de las muchas plataformas que ya existen para realizar este tipo de microdonaciones se nota cierta burbuja. Algo que sólo está revirtiendo en un mayor número de proyectos.
CÓMO FINANCIAR UN DOCUMENTAL
El rodaje de Stockholm tuvo lugar entre abril y mayo de 2012 y la producción espera tener la película acabada en el verano de este año. Una fecha para la cual también se espera el final de otro proyecto cofinanciado por el sistema crowdfunding: el documental Europe in 8 Bits, producido por la independiente Turanga Films.
Su aventura con el crowdfunding también superó las expectativas y de los 5.000 euros pretendidos a posibles colaboradores finalmente pudieron recaudar 355 euros más en el plazo previsto. La idea, un documental acerca del movimiento musical generado desde la aparición del ordenador Commodore 64 hasta la GameBoy con los compositores que han utilizado el margen de los 8 bits en estos aparatos para crear canciones.
El valenciano Javier Polo, realizador multipremiado y líder de este proyecto, comenta que lanzaron su idea en Verkami cuando aun quedaba el 70% del documental por completar. Viajando por Europa, grabando a los diferentes creadores musicales, conocieron el movimiento de la microfinanciación en plataformas como Kickstarter, pero optaron por la empresa española para dar a conocer su proyecto.
Como en el caso de Stockholm, Turanga Films también buscó -y todavía lo hace- posibles subvenciones públicas para el proyecto. La presentación de las mismas, que habitualmente no se tienen en cuenta dentro de la producción, han ocupado en ambos casos semanas de trabajo. El resultado: negativas con diferente cuño y firma clausurando todas las intentonas.
EL CROWDFUNDING, LA CREATIVIDAD Y LA LIBERTAD DEL PROYECTO
Los tres proyectos se vieron reforzados también a nivel artístico por este sistema de microfinanciación. "Supone un reconocimiento y un ánimo para trabajar mejor y esforzarse", asegura Javier Polo, del proyecto Europe in 8 Bits. Borja Soler, miembro de El Caballo Films, piensa en el mismo sentido que "ver que hay gente que se mete a ciegas en el proyecto provoca una motivación extra a la hora de trabajar".
Además, este sistema viraliza la idea. Es decir, se propaga y en caso de empezar a contagiar filias entre diferentes círculos y estando la película y el documental todavía en plena producción, se cree una gran expectativa con respecto a futuro comercial.
La asistencia al último festival de La Cabina ha aumentado un 20% y las redes sociales de los proyectos Stockholm y Europe in 8 Bits se han convertido en auténticos canales de participación entre público y realizador antes siquiera de haber cerrado las películas.
Tanto es así que algunas empresas de cierta envergadura, con seguidores fieles desde hace años, se han reconducido hacia este modelo. Como confirma Carlos Madrid CineMad y BCCN (Barcelona Creative Commons Film Festival) ya han desembarcado en este sistema para conseguir recursos.
¿Alguien sabe dónde puedo conseguir un modelo de contrato para capitalizar los sueldos de los actores y los técnicos?
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