VALENCIA. Fue este verano. Lucas Soriano (Valencia, 1985) era uno de esos jóvenes tratando de salir a flote en el mercado laboral. Visto el panorama local y las nulas expectativas profesionales para un ilustrador se pasó toda una tarde mandado e-mails a todas las empresas norteamericanas de juegos de cartas, una materia en la que ya había hecho sus pinitos para franquicias tan cotizadas entre la parroquia friki como Juego de Tronos o La Llama de Cthulu.
"Al principio mandaba presupuestos ofreciéndome por 200 dólares pero, visto el éxito, fui bajando el listón: 175, 150,...", explica Lucas. Fue entonces cuando recibió una respuesta de Game Salute, que estaba a punto de comenzar la realización de un juego titulado Nothing Personal (Nada Personal). Su oferta: un encargo de 50 cartas. "Lo curioso es que, sin darme cuenta, les hice una propuesta para otra línea por 150 dólares, mucho más de lo que me pagan ahora, pero han hecho como si no se han dado cuenta", apunta.
Para la mayor parte del público, la anécdota no da más de sí: un desconocido diseña las cartas de un juego en el que hay que convertirse en el capo de la Mafia. La realidad es que Soriano -sobrino de dibujante valenciano Mique Beltán, el padre de Cleopatra y ‘pope' de la llamada Escuela Valencia- ha conseguido meter cabeza en un sector que mueve millones de dólares al año y que pasa desapercibido para los autodenominados medios de comunicación serios: los friki-mercados. En España, el crowfunding también está de moda, pero ni de lejos alcanza esas cifras.
Un dato da la medida del potencial económico de un sector que, en España, decir que está en mantillas es quedarse corto. Nothing Personal es un proyecto financiado a través de Kickstarter, una página en la que los aficionados ponen dinero para que una idea se convierte en realidad. Pedían 30.000 dólares para sacar la baraja en el mercado. En pocas semanas, y con sólo 1.289 participantes, consiguió reunir 93.157 dólares (aproximadamente 3 veces lo que necesitaban). El dinero recibido es un buen indicador de cuánto pueden llegar a vender, y las expectativas que ha desatado Nothing Personal entre los aficionados son muy altas.
NO TAN FRIKIS
Una de las claves del éxito es la presencia de Tom Vasel, un nombre que no dice mucho pero que corresponde a uno de los críticos del sector más conocidos de EE UU y esta es su primer juego. "La gente puede pensar que esto es cosa de frikis pero los datos dicen otra cosa", explica Francisco Rico. Pone un ejemplo. La firma Reaper Miniatures, especializada en muñecos de plomo. Solicitó en Kickstarter 30.000 dólares para lanzar una línea con figuras realizadas en materiales menos caros y logró la friolera de 3.429.235 dólares. Es el proyecto que más dinero recaudó en esa plataforma en 2012.
Francisco Rico (Luanco, 1985), es amigo de Lucas desde que se conocieron en la Facultad de Bellas Artes de Valencia. Tenían cierta experiencia en el sector y fue quien recurrió Lucas cuando vio que iba a ser incapaz de cumplir con los plazos de entrega. Ha participado en algunas de las barajas más cotizadas, como Star Wars, Warhammer, Dragon Age o la mítica Dragons & Dungeons (la que inició la fiebre del rol en 1974).
Además es colaborador de la revista Imagine FX, una de las referencias en el mundo de la ilustración. Su misión es aconsejar a futuros dibujantes sobre cómo pintar un cuchillo cortando un diente de manera realista, una barba de enano, una mascota del futuro o un personaje de agua sólido y líquido al mismo tiempo.
Entrar en el mundo de las cartas es para un dibujante lo mismo que para un actor una posibilidad en Hollywood. Se mueven cantidades mareantes de dinero y algunos ilustradores alcanzan el status de estrella. Para Lucas y Francisco la oportunidad puede ser su pasaporte para esquivar la crisis. Un negocio global en el que se puede trabajar desde casa.
EL ESFUERZO SE RECOMPENSA
La primera oferta de Game Salute fue de 50 cartas, pero en un proyecto así, el que vale obtiene un reconocimiento inmediato. "Aunque la baraja aún no está en el mercado, ya la han ampliado y me han encargado 18 cartas más", señala Lucas. A eso hay que sumar que el precio para naipe se ha multiplicado un 100%, le han dado plazos de entrega más amplia y le permiten mayor libertad creativa. Y todo, sin necesidad de contactos. Vamos, igualito que en España.
Diseñar una carta cuesta aproximadamente un día, lo que supone 100 dólares por jornada. Si Francisco y Lucas se consolidan -y van camino de hacerlo- pueden soñar con subir peldaños hasta conseguir trabajar para la Meca de los ilustradores, firmas como Wizards of the Coast o Blizzard. Estas pueden llegar a pagar a los dibujantes de sus principales franquicias (World of Warcraft o Magic) hasta 1.000 dólares por naipe. En España, se cuentan con los dedos de una mano las empresas que se dedican al sector (Nosolorol es la más conocida), aunque clubs y tiendas de aficionados hay por todo el país.
Nacho Molina, otro valenciano amigo suyo, ya ha disfrutado de la experiencia en alguna ocasión. Fue su carta de presentación -nunca mejor dicho- que le abrió las puertas de la británica MPC, una firma líder mundial en efectos digitales para cine.
Pero la fuente de ingreso puede ir más allá de las cartas. Algunas firmas regalan a los ilustradores una copia de cada carta que hacen con una particularidad: por detrás está en blanco para que hagan con ella lo que quieran. ‘Lo que quieran' suele ser ir a una convención y venderlas directamente a los aficionados con un dibujo personalizado. Ellos ponen el precio y no tienen que compartir ni un centavo con la editorial.
Aunque para inspirarse sólo necesitan mirar las páginas de política de la Comunidad Valenciana, no habrá guiños a personajes reales en los naipes. Algunos rostros serán los de los 31 aficionados que han aportado más de 400 dólares y cuya caricatura (y nombre ‘italianizado') saldrá en una de las cartas. Otros de los personajes están inspirados en personajes reales (actores como Al Pacino, Johnny Deep o Edward G. Robinson).
"En las pocas cartas que quedan, prefiero inventarme yo los personajes porque son las que más margen tiene para la creatividad", añade. ¿Y no ha sufrido la tentación de incluir un Carlos Fabra o similar? "Ya veremos", bromea, "si hay más expansiones del juego me lo pensaré". De momento, habrá que esperar a agosto para que el juego salga a la venta.
Los juegos como Nothing personal, que recuerdan a los juegos de rol, se suelen componer de una baraja básica (50 cartas en este caso), pero el número total es ilimitado: sólo depende del éxito que tengan en el mercado. Con el tiempo se van añadiendo 'expansiones' (más cartas) y cada jugador va formando su propio mazo (no tienen que ser iguales). Cada naipe tienes unos valores a la hora de jugar y se trata de ir eliminando al contrario.
Además, está acompañado de todo tipo de 'memorabilia' parar los fans más recalcitrantes. En este caso, se comercializará desde una alfombrilla para el ratón hasta un gorro oficial de mafioso, pasando por fichas de distintas calidades o un anillo de capo. Más dinero.
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