-¿Tener un apellido como el suyo le ha ayudado a tener más presencia en su experiencia política?
-Si claro, aunque llega un momento dado en que si uno no resulta interesante por sí mismo, no te sirve de nada el apellido.
-¿Hasta qué punto lleva la política en las venas?
-Hasta el punto que siempre supe que me dedicaría a ella. El problema es que nunca pensé que llegaría tan lejos. La política es droga dura.
-Desde su experiencia ¿cree que la corrupción está instalada en la sociedad o sólo en los que rozan el poder?
-Lo importante no es tanto donde está instalada -que también- como quién la tolera o la avala. La sociedad no puede pensar que por avalar con sus votos a políticos corruptos han ganado. Hay que reivindicar valores morales casi olvidados como el honor, la rectitud y la austeridad.
-Deme un antídoto para la corrupción...
-La educación en valores y alejar lo más posible la tentación. Esto es, probablemente recuperar para el gobierno central, volver a centralizar, determinadas competencias como por ejemplo, las relativas al urbanismo.
-¿En municipios como Altea el clientelismo es todavía mayor?
-No. Ni más ni menos que en el resto de la Comunidad Valenciana.
-Dicen que llegó a la política por indignación, ¿qué mecha encendió su participación?
-El urbanismo salvaje que ha arrasado la costa mediterránea. Con el paso del tiempo, en vez de acostumbrarme, me ocurre al revés, cada día me enfado más por esa codicia que está acabando con un patrimonio que es de todos.
-¿Por qué los mejores se van a la empresa privada huyendo de la política?
-El clientelismo, la disciplina de voto y las listas cerradas en los partidos políticos bloquean el acceso de los mejores. Nunca se piensa en buscar al mejor candidato sino al más obediente y al mejor situado. Cuantas menos ideas propias mejor. Así no se puede captar a los más capaces.
-¿Casos como Gurtel o Brugal... son inevitables en este sistema democrático?
-Eso es lo que han hecho pensar a la gente. Sin embargo, no es así. Buena prueba de ello son las listas que se realizan para medir el grado de corrupción de los países. Los hay más corruptos, y mucho menos corruptos. España, para nuestra desgracia, no deja de escalar posiciones en ese ranking.
-Ha renunciado a sueldo y a la concejalía, ¿es un ejemplo a seguir?
-Digamos que cuando lo hice, el secretario de mi ayuntamiento, que lleva más de veinte años ejerciendo, me comentó que nunca lo había visto hacer a nadie. Parece que la tónica es aferrarse a cargos y salarios.
-¿Qué libro de su padre recomendaría leer a Camps, Ripoll, Fabra, Alarte y Pajin?
-Seguro que todos son grandes lectores y no les hace falta recomendación alguna, aunque me consta, por propia experiencia, que la vida política no te deja tiempo ni para leer.
-¿La disciplina interna de los partidos es una herencia maldita o una necesidad para evolucionar?
-La disciplina interna en los partidos no es una obligación sino una elección de nuestra sociedad. Otros sistemas con una tradición democrática mucho mayor que la nuestra, como por ejemplo el anglosajón, dan libertad de voto. Las mafias en que se han convertido nuestros partidos políticos no quieren renunciar a esa parcela de poder que les permite obligar a su gente a votar como rebaños de borregos en lugar de con espíritu crítico. Es lamentable y antidemocrático.
-¿Cuál es su modelo ideal político?
-El modelo político ideal es una utopía. Digamos que la iniciativa francesa de Europe Ecologie me ha dado mucha esperanza y se presenta como una alternativa de éxito a los partidos políticos tradicionales. Serían un modelo a seguir.
-¿Estar en Los Verdes, un partido minoritario, es utopía?
-Lo que es una utopía es querer seguir viviendo, como el avestruz, sin hacer caso a la mayor urgencia que nos azota hoy en día que es la crisis ecológica. La concienciación ciudadana entre la población es cada vez mayor. Dejaremos -al igual que han conseguido en Francia y otros países- de ser una opción minoritaria. Sólo hace falta presentar una alternativa renovada, seria, creíble, y alejada de posturas nacionalistas o comunistas. Los verdes no somos ni de izquierdas ni de derechas, estamos por delante.
-¿Cuándo piensa en la mente, qué recuerda de su padre?
-Que hay que confiar más en la intuición que en la razón. A veces, el inconsciente tiene más y mejores elementos de juicio que nuestro consciente.
-¿El amor es un viaje....?
-El amor es vital. Mi compañera de trabajo dice siempre algo que me hace mucha gracia: "La mayor parte del día en la oficina me lo paso dando amor y eso es lo que realmente la gente necesita, que les traten con cariño y afecto y se van contentos aunque no hayas podido solucionarles el problema". Estoy totalmente de acuerdo.
-¿Dónde se perdería si quisiera?
-Cualquier sitio me vale con tal de poder leer.
-¿Qué no haría por todo el oro del mundo?
-Traicionar relaciones de amor, afecto o amistad.
-¿Contra quienes luchan las nuevas generaciones?
-Contra los que les dijeron que formándose obtendrían trabajo. Tienen, con razón, la sensación de haber sido estafados.
-Las tres cosas de su vida...
-Mi familia, mi planeta y el servir de algo a los demás.
-¿Cuál es el mejor libro de su padre para usted?
-El viaje a la felicidad.
-Y ¿el de cabecera?
-'Enterrad mi corazón en Wounded Knee' de Dee Brown. Me fascina la historia de los indios americanos. Su pensamiento es un alegato ecologista.
-¿Qué desconocemos de Carolina Punset en sus ratos de ocio?
-Que me encanta el yoga. Incluso me saqué el título de profesora de Asthanga Yoga..
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