Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• Heródoto, el clásico que nos enseñó a entender al otro
• Nolan, interesado en un remake ‘humano' de Akira
• Las óperas de Palermo y Montecarlo se suman al festival del Mediterráneo

VALENCIA. Acercarse a los restaurantes que bordean la comida asiática se ha convertido, por lo general, en la cosa menos exótica que pueda imaginarse. Imprevisibilidad, cero. Un guión cerrado sin libertad para las nuevas experiencias. De originalidad, ni hablar. ¿Novedades excitantes? menos que en el discurso de Navidad de Alberto Fabra...

Por ofrecer justo lo contrario destaca Appetite, uno de los mirlos blancos del orientalismo gastronómico en Valencia. Appetite nada tiene que ver con el tipismo asiático ni por su espacio (sin columnas sangrantes, ni dragones exacerbados), ni por sus propietarias (no estrictamente asiáticas), ni por su comida (original y sofisticada con moderación).

Pero es el lugar donde más sencillo resulta encarar un viaje culinario por Asia, en cómodas etapas, y sin desplazarse de la calle Pintor Salvador Abril. Una calle que, como varias veces se ha insistido, tiene una gran concentración de comedores que merecen visita.

Si hubiera que utilizar una sinopsis para resumir de qué va el lugar, sería la siguiente: Platos tradicionales -principalmente- del sudeste asiático reinterpretados con personalidad por una cocinera australiana originaria de Singapur en un restaurante atendido por una valenciana llegada de Sidney. Precio, alrededor de los 30 euros.

La cocinera es Bonnie Han, que entra por la puerta del Appetite sobre las ocho de la tarde, poco antes de abrirse el restaurante en el turno de noche. Viene junto a ella Arantxa Orduña, valenciana. Las dos son socias del restaurante y trabajaban cuando se conocieron en negocios de restauración en Sidney. Bonnie es pequeña, australiana de nacionalidad pero con origen en Singapur, países fértiles en cruces migratorios, un rasgo demográfico que acabará influyendo en su cocina. Allí dentro, la singapurense se desenvuelve con una velocidad y contundencia palpitante.

Abrieron en 2009, cuando las dos dejaron Sidney. La sala es elegante y pequeña, compuesta por 12 mesas ligeramente apretadas. Arantxa se convierte en la anfitriona de cada cita, con un estilo que, fuera de ponderaciones, combina bien el desenfado con la precisión.

Y tras la entrada en Appetite, llega el viaje a Oriente. Cada visita tiene mucho de incierto merced a un menú invisible en el que no se dejan elegir platos sino que se consulta al cliente preferencias y tolerancia a nuevos sabores. A partir de ahí, el destino de la cena depende de la libertad creativa de Bonnie. El viaje puede virar, por ejemplo, desde Tailandia (con los mejillones y el cangrejo de caparazón blando; seguros de vida) a Vietnam (rollitos con langostino, menta y cacahuete), con paso por Singapur (empanadillas de curry).

Aunque todo es incierto, hay éxitos contundentes, como las gambas rebozadas con fideos y mahonesa de wasabi, o la tarta Black Forest de chocolate con mascarpone y frutas del bosque. Todo el proceso se realiza a través de dos menús, uno de seis platos y otro de ocho. Al final, una experiencia completa.

'Sueca 65'

Pero si en cambio se prefiere un lugar castizamente asiático, tosco pero de un sabor puro, el destino es Sueca 65, en el emplazamiento homónimo. Probablemente el chino más chino de Valencia.

La decoración ayuda a no entrar. Es más, sugiere que es mejor alejarse varios kilómetros, por lo que pueda ocurrir. Pero debe ser un peaje a pagar por los sabores auténticos. Atiende Li, nacida en la provincia de Zhejiang, y propietaria desde 2005, cuando cogió un bar cañí y viró la cocina hasta ofrecer las mejores producciones chinas de la ciudad.

No hay demasiado secreto: tallarines de puerro crudo y salsa de soja; sopa de algas con camarones y rana a la plancha; cordero con comino y jengibre; berenjenas con soja. Y las navajas. Pero todo a precios irrisorios y con una calidad infrecuente en un chino.

A través de una intérprete vecina, y mientras prepara el cumpleaños de su hija en el Sueca 65, Li comenta que durante los primeros años solo iban chinos. Ahora la mitad son españoles.

· Appetite: Calle Pintor Salvador Abril, 7. VALENCIA. Horario para comer, sábado y domingo a partir de 14.00. Para cenar, de jueves a lunes a partir de 20.30 y viernes y sábado a partir de 19.45. Cerrado martes y miércoles. 

· Sueca 65: Calle Sueca, 65. VALENCIA. Abierto todos los días excepto los lunes.