VALENCIA. La Orquesta Filarmónica de Qatar es una orquesta visionaria. O al menos eso es lo que puede deducirse de la última jugada de sus directivos, quienes han elegido a una mujer, la joven violonchelista coreana Han-Na Chang, de 29 años, para liderar la formación del emirato árabe.
"Compartimos la misma pasión" ha declarado la joven directora. "Somos un grupo de gente con mucha energía. En junio toqué por primera vez con la Filarmónica de Qatar, y enseguida me di cuenta de que eran músicos muy versátiles, muy rápidos a la hora de adaptarse. Se trata de una orquesta tremendamente variada -está integrada por gente de hasta treinta nacionalidades diferentes- pero todos tienen el mismo calibre."
Chang ha comentado, a raíz de su reciente nombramiento, que la posición todavía periférica que ocupa su orquesta en el mundo musical podria resultar una ventaja creativa.
"Una de las cosas que hacen que hacen que esta orquesta resulte realmente especial e interesante es el hecho de que no está compuesta solamente por unos magníficos intérpretes muy versados en el repertorio clásico occidental, sino que además están acostumbrados a tocar obras de gran cantidad de compositores árabes," ha comentado. "Todos ellos forman una parte muy importante de las enraizadas tradiciones del mundo árabe."
Tomar las riendas de un grupo de intérpretes aún no plenamente constituido podría resultar de entrada todo un reto, pero Chang está acostumbrada a superar este tipo de hitos desde que era muy joven. Tras haberse formado en su infancia entre Corea del Sur y la Juilliard School of Music de Nueva York, la violonchelista y directora no tardó en dejar boaquiabiertos a los especialistas musicales al hacerser con el premio Rostropovich al mejor chelista a la edad de 11 años.
Desde entonces, Chang ha tocado como solista junto a las mejores orquestas del mundo y desarrollado en paralelo una sólida reputación como directora y organizadora de un festival de cuño propio, el Absolute Classic Festival de Corea. Por si fuera poco, durante este período también ha sacado tiempo para licenciarse en Filosofía por la Universidad de Harvard. Pero lejos de la imagen académica y distante que podríamos suponerle a un músico con esta bagaje, Chang no deja de insitir, de manera muy cálida y cercana, en que la profesión de intérprete de música clásica está al alcance de cualquiera.
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