VALENCIA. El anuncio del plan de rescate bancario realizado por el comisario Almunia ha sido tomado con cierta frialdad por el mercado. Es cierto que la renta fija experimentó una notable mejoría, pero esta tendencia ya venía produciéndose y tenía más que ver con el respiro momentáneo tras el acuerdo para liberalizar los fondos griegos que con el rescate en sí. El plan se puede considerar favorable, pero como ocurre con la administración de justicia cuando su resolución y aplicación se retrasa, el efecto beneficioso disminuye o desaparece.
Las tremendas dudas sobre la salud del sistema financiero español, que a principios de este año empezaron a merodear sobre el panorama económico de nuestro país, han rondado durante demasiado tiempo por los mercados y han hecho mucho daño. Cuando el sentimiento negativo y la incertidumbre tarda en despejarse, lo que queda es el recuerdo de lo malo aunque el resultado final sea bastante mejor que lo esperado
En todo este periodo, nuestra prima de riesgo ha tenido sobresaltos tan inquietantes que nos han colocado en el disparadero, sin que nuestro nivel de deuda sobre PIB excediera en demasía del de convergencia -recordemos que este es de un 60% del PIB-.
DEUDA PRIVADA
Ciertamente nuestro problema no es, ni ha sido, el montante de nuestra deuda pública, lo que nos debe preocupar es la deuda privada que alcanza cotas alarmantes de un 200%. Pero en ambos casos hay un denominador común, nunca mejor dicho, que es el Producto Interior Bruto y ésta es la parte de la expresión algebraica que necesita ser modificada al alza para que el resultado disminuya.
Por eso, teniendo en cuenta que nuestro endeudamiento público está dentro de lo que podemos considerar un nivel decente y ahora que se confirma que las necesidades de capital de la banca española con problemas- antiguas cajas de ahorros todas- no llegan a los 40.000 millones de euros, esto es un 4% del PIB, creo que es necesario reflexionar sobre cómo se deben gestionar estos sucesos en cuanto a tiempo de resolución y forma de comunicación.
PÉSIMA GESTIÓN
Un país de nuestro tamaño y con una cota de deuda pública similar al nuestro, aun encontrándose en un periodo recesivo, no tendría ningún problema para acceder al mercado de renta fija y obtener los 40.000 millones de euros que se van a utilizar para reflotar el nefasto resultado de la pésima gestión de las antiguas cajas de ahorro.
Pero si los números tardan en salir, si se especula con que la cifra puede superar los 200.000 millones de euros, si el pánico se extiende hasta el punto que los mercados monetarios se cierran para los bancos españoles -incluso para los que nunca han tenido ningún problema de solvencia y ahora todos ya saben que su gestión se ha llevado a cabo dentro de la mas estricta profesionalidad-, si todo esto ocurre y no se aclara a tiempo, los efectos son tan devastadores que ponen en peligro hasta la estabilidad del país en su totalidad.
Los que nos movemos a diario en estos mercados, nos hemos cansado de oir todo tipo de comentarios sobre el rescate del Estado español.
FRENANDO EL PÁNICO
Se daba por hecho que iba a ser solicitado y hasta el Banco Central Europeo tuvo que salir al quite con su plan de compra de bonos para frenar el pánico.
Sin embargo, la rentabilidad del bono español retrocede hasta la zona baja del 5% sin necesidad de que el Gobierno español pida ninguna intervención.
La mala comunicación de nuestro Gobierno, la oxidada estructura europea a la que le cuesta lo indecible tomar una decisión y la cortedad de mira de los políticos que lideran Europa nos ha llevado a esta situación.
TOMANDO BUENA NOTA
Al final las consecuencias las sufrirá nuestra sociedad, la sufrirán los tenedores de participaciones preferentes -activos de riesgo en su mayor parte indebidamente colocado-, que tendrán que soportar una quita de su capital cercana al 50%, la sufrirán los seis mil trabajadores que se quedarán sin trabajo por las condiciones de viabilidad impuestas por la Comisión Europea a estas entidades para recibir los fondos.
Asimismo la están sufrido -espero que en adelante se aminore este efecto- las pequeñas y medianas empresas, las que crean empleo, dado que por la crisis bancaria se han visto imposibilitadas para acceder al mercado de crédito. Yo creo que debemos de tomar buena nota de ello. Esto también se podía haber evitado.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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