VALENCIA. La Eurozona empezó a recuperarse del tremendo batacazo provocado por la crisis financiera a principios de 2009. Lo hacía desde un nivel no visto de caída del PIB -por debajo del 5%- hasta el pico alcanzado a principios del 2011, con un crecimiento algo superior al 2%. Pero desde ahí, el único camino ha sido el del descenso hasta las cotas actuales del -0,5%.
Si miramos estos datos con una mayor perspectiva temporal, observamos que el descenso en el crecimiento mundial se inició a principios de 2007. Las políticas monetarias expansivas de Estados Unidos lograron una rápida recuperación a la fulminante caída de 2008, pero la tendencia sigue siendo a la baja.
IMPRODUCTIVO AFÁN
En el caso de Estados Unidos, se ve este proceso con mayor claridad. Desde un 8% de crecimiento del PIB en 2000, éste no ha hecho más que decrecer en los últimos doce años. Se trata del mismo camino recorrido por sus tipos de interés, que han ido descendiendo con el improductivo afán de darle aliento a su economía.
Gran parte del no crecimiento americano se compensó con el espectacular repunte de China, que desde niveles del 7,5% a principios de la década pasada logró duplicar su crecimiento hasta el 14,85% alcanzado en 2007.
CHINA PIERDE FUELLE
El impresionante tirón del país más poblado de la tierra proporcionó soporte al resto del mundo.
Pero China ha vuelto a sus niveles bajistas -por debajo del 8%- y Estados Unidos no reacciona con la debida fortaleza al fenomenal estímulo económico proporcionado por la Reserva Federal (FED) con su programa de compra de bonos.
Los países emergentes y los no emergentes productores de materias primas -como Canadá y Australia - siguen siendo muy dependientes del consumo de sus productos por los grandes motores de la economía. Por sí solos no tienen todavía fuerza para convertirse en locomotoras que tiren del crecimiento mundial.
ALEMANIA SE DESINFLA
En la carrera de relevos de los ciclos económicos, el turno debería tomarlo Europa. Pero el corredor europeo no puede tomar el testigo porque ha llegado agotado a la competición.
Es la crisis de Europa la que en estos momentos hace peligrar la continuidad de un largo periodo de ciclos de crecimiento y estabilidad económica. Europa se encuentra inmersa en un trance de identidad que desactiva y bloquea a la segunda potencia económica del mundo. La última cifra publicada de producción industrial alemana, con una caída en términos mensuales del 1,8%, es una seña inequívoca.
Nuestro país, como parte integrante de la Eurozona, se encuentra atrapado en una trama perversa y carece de medios propios para salir de ella.
MÁS REAJUSTES
Las imposiciones de cumplimiento de unas cifras de déficit público estereotipadas y la privación de instrumentos de política monetaria -y de tipo de cambio- nos abocan a la senda oscura de la recesión continuada como la que están sufriendo Portugal o Grecia.
El Gobierno de España no dispone de medios efectivos para hacer despegar nuestra economía. La petición de ayuda al MEDE y la consiguiente actuación del BCE, de llevarse a cabo, lo único que traería consigo es una menor volatilidad en los tipos de financiación de la deuda pública española, pero no afectaría de ninguna manera a la recuperación, que se vería beneficiada por una reanudación de la actividad crediticia del sistema financiero. Pero al ritmo que lleva la restructuración bancaria, difícilmente veremos resultados hasta bien entrado el año próximo.
Con estos parámetros externos e internos, el Producto Interior Bruto español para el próximo año seguirá decreciendo a un ritmo superior a 1% por lo que los presupuestos tendrán que reajustarse para conseguir los objetivos de déficit.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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