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VALENCIA. Con la mejor entrada de la temporada en Mestalla, el incansable aliento de la Curva Nord ayer animó aún más los primeros minutos del partido. Minutos inciertos y sosos, pero no por Feghouli. Más bien por las impreciosiones -y ya no sabemos cómo interpretarlas- de Guardado. Bernat, por cierto, sentado en la grada. Pellegrino parece seguir sin encontrar argumentos futbolísticos en el canterano.
JONAS: UNA RELACIÓN DE AMOR ODIO
No obstante, y hasta el incontestable golazo de Roberto Soldado, la preocupación en el juego del Valencia la marca la peculiar participación de Jonas Gonçalves. De aquí para allá, como Melendi: caminando por la vida. Goles son amores, y por el momento las cifras de O Detonador en la pasada y en la presente campaña le salvan de un juicio más severo. Sin embargo, es justo reconocer que en el coliseo valencianista hay un cuchicheo constante con el deambular del delantero valencianista.
Pero pasemos la cinta hacia delante. En el 19 de partido Roberto Soldado supo imaginar -previo vistazo del arco defendido por Courtois; esa mirada astuta de 9 con pedigrí- un gol imposible. El balón, que pareció caer del cielo tras la obra de Soldado, vino de un buen pase de Rami. El central, en su mejor partido de la temporada, sumó argumentos de peso.
EL MEJOR PARTIDO DE LA TEMPORADA EN DEFENSA
Porque el de ayer fue un partido como para confiar en el trabajo colectivo de Pellegrino y sus jugadores, sobre todo a tenor de una gran labor en defensa. A destacar el trabajo de Joao Pereira, una vez más, bien arriba y abajo; el mejor atrás. Rami, sublime -ahora a la espera de ver si su 'bloqueo vertebral' le permite estar ante el BATE-. Ricardo Costa, el hijo pródigo del fútbol portugués. Reencontrado y en un pack estable -y que dure- con el francés. Y, finalmente, Aly Cissokho, que ayer volvió a entregarse y aunque aportó mucho menos en ataque que Pereira, sus errores sin consecuencias se pueden contar con los dedos de una mano.
Cabe recordar que en el 32 de la primera, Radamel el temible Falcao se resbaló antes de rematar en boca de gol. No sabemos si fue la brecha fortuita que le provocó un taco suelto en un despeje de Soldado en el área pequeña, pero la patrona de la ciudad o algún santo caído hizo que el colombiano se cayera para suspiro de Alves. Un Alves, por cierto, con el que nos sigue temblando la voz en cada balón parado, pero que por abajo y en el juego directo es uno de los mejores de la Liga.
Y con semejante actitud, una auténtica pelea sin fisuras contra el co-líder hasta ese momento de la Liga BBVA, Fernando Teixeira Vitienes decidió sancionar con la expulsuión un aspaviento de Mauricio Pellegrino. 'El flaco' se calentó, sobre todo tras la expulsión. Ver a alguien con sangre en las venas de pie sobre el área técnica fue uno de los placeres de los que ayer pudimos disfrutar en Mestalla. No obstante, no podrá sentarse el próximo domingo al mediodía en el José Zorrilla.
Y en la segunda parte, más de lo mismo. La actitud peleona y combativa del Valencia, bien plantado y estrategicamente impecable ante el Atlético, puso en relieve algunas ideas más del partido: que Tino y Gago se entienden, se hacen grandes juntos y ayer estuvieron en su salsa, arropados por la solidez defensiva. Otra en las filas del rival: que Adrián este año -contrastado con los compañeros desplazados desde Madrid- está poco o nada acertado en Liga.
FEGHOULI, SIEMPRE. VÍCTOR RUIZ, CUÁNDO
Otro al que parece haberle afectado el verano es Víctor Ruiz. Entró por el lesionado Rami y en menos de un minuto supo meterse en una protesta que le reportó una cartulina amarilla. Ideal la implicación para combatir media segunda parte bajo la presión. En las prostimerías del partido erró un pase corto fácil que acabó en nada, pero que pudo haber cambiado el tono optimista de cualquier crónica.
El Atlético, con Radamel Falcao bajo presión, sin espacios gracias a la mejor defensa valencianista de la temporada, sumó en su contra durante los últimos minutos a Banega y Valdez. El primero no tuvo tiempo de aportar mucho. El león Valdez marcó tras una jugada del que siempre está bien, Sophiane Feghouli, y que el paraguayo supo moder con ese instinto tan necesario en un equipo al que muchas veces -anoche no- le hemos visto carente de garra.
Con el dos a cero y el mejor ánimo de la temporada, incluso más eufóricos que con la pírrica victoria ante el Bilbao, sólo queda preguntarse ¿a qué juega el Valencia? Ayer fue combativo, pero dejó lagunas en la parte más creativa. Si las victorias y la regularidad se recuperan, ya tendrá tiempo Pellegrino de encontrar cuál es el espacio por el que afianzar su proyecto futbolístico.
El miércoles más Mestalla; noche de Champions contra el BATE. A confirmar el optimismo.
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