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VALENCIA (EUROPA PRESS TELEVISIÓN). Helado de alubias pintas, de boquerones en vinagre, de gazpacho o de mojito. Hasta 1.500 sabores son los que elabora un tradicional establecimiento valenciano que pretende demostrar que el helado se puede consumir todo el año y que es el acompañante ideal para diferentes platos y comidas.

El establecimiento, situada en pleno centro de Valencia, tiene elaborados hasta 1.500 sabores, si bien, y por cuestión de espacio, no los ofrece todos a un tiempo, sino que va "rotando" y ofreciéndolos en determinadas épocas del año, según explicó a Europa Press Televisión una de las propietarias del local, Yolanda Sirvent.

Los dueños del negocio no paran de investigar y hacer pruebas para ofrecer cada año nuevos sabores de helado y que sean diferentes. Este año ha triunfado el helado de mojito, "que es muy fresquito", y el de cazalla, "que se conoce mucho por la parte de Alicante".

También pueden degustarse helados de boquerones en vinagre, crema de whisky, tortilla de patatas, gazpacho andaluz, tomate, salsa romescu o el denominado 'fallero', elaborado con calabaza y chocolate. Se trata de sabores especiales que se unen a los de toda la vida, como el chocolate, el turrón o la vainilla, a los de frutas tropicales como el maracuyá o la papaya, y a los de postres, como el tocino de cielo, la galleta maría o el donut.

El local ofrece también un helado de hierbas para combatir el colesterol o uno afrodisíaco. Con este último, según Sirvent, "la gente se muere de risa cuando lo ve", aunque afirma que "no hace milagros". "Cuando viene alguien muy seco y parado le decimos que se tome un helado afrodisíaco y que verá qué noche de juerga se pega", bromeó.

Los sabores fuertes, según Sirvent, se utilizan para "combinar con las comidas", aunque siempre hay gente que "se lo lleva en vasitos o cucuruchos". Así, comentó que un helado de tomate "puede acompañar muy bien con una carne" o que la combinación de entrecot con helado de cebolla "es buenísima". "Combina muy bien lo dulce y lo salado y como tampoco queda muy congelado, queda espectacular", añadió.

TRIUNFAN LOS CLÁSICOS

A pesar de tener una carta con 1.500 sabores de los más extraños, desde el queso de cabra, al anacardo pasando por el espliego o el cava, los sabores que más gustan, según Sirvent, "son los clásicos de toda la vida", si bien en verano tienen mucha aceptación los de fruta, como el limón, el melón o el maracuyá, al ser más fresquitos.

No obstante, dijo, "aunque haga mucho calor, la gente sigue demandando los de siempre: el chocolate es un clásico, el turrón, la merengada o la stracciatella".

Los sabores más extraños llaman la atención del público, que no duda en sacar fotografías de las vitrinas. Hay quien es valiente y opta por un cucurucho de gazpacho andaluz y boquerones. "Me encantan las cosas saladas y vinagrosas", señaló un joven, quien comentó que este tipo de helados están "ricos" y no son nada raros. "Es cuestión de sacarse el prejuicio de la cabeza", agregó.

PREJUICIOS FUERA

Carlos, por su parte, eligió un sabor "típico español" como el del gazpacho, porque le parecía "original" y no lo había probado antes. Ana optó por el de mojito, que tiene, según dijo, "un sabor muy acertado".

Turistas italianos, como Lisa, decidieron probar uno de calabaza y chocolate, un sabor, dijo, que no se conoce en el país transalpino. "Estando en un país extranjero prefiero probar los gustos locales y por eso he elegido uno de calabaza que allí no existe", dijo.