VALENCIA. La falta de financiación y los recortes en investigación están paralizando proyectos que llevan años desarrollándose y dando paso a una generación de investigadores más preocupados por la supervivencia que por la colaboración competitiva. "Se invierte más energía en acercarse a los evaluadores que en los proyectos en sí". Así lo ve Carles Sirera (Valencia, 1981) profesor asociado de la Facultad de Geografía e Historia y secretario de Joves Investigadors, www.jovesinvestigadors.org, una entidad creada para defender los derechos de los investigadores no estables. Sus alumnos son norteamericanos, muy pro Obama, que se quieren acercar a Europa, mientras Europa sueña con EE.UU. Como el resto de sus compañeros de la quinta del naranjito (Olimpiadas 1992) tiene las maletas preparadas para trabajar fuera de España. Recientemente perdió una oportunidad laboral por ser español.
-¿Cómo se puede enseñar a más estudiantes mientras existe una política creciente de recortes en la universidad?
-Mal. Actualmente existe una política kafkiana de recortes. El pasado año la universidad se marcó como objetivo recortar 3 millones largos de euros no contratando a 400 asociados, pero finalmente el decreto Wert y el incremento de tasas en las matriculaciones, ha impedido que se recorte tanta plantilla. No obstante hay facultades donde el recorte ha tenido más impacto como Derecho, Económicas y Comunicación Audiovisual por tener más profesores asociados.
-¿Por qué dice que la política de recortes es kafkiana?
-Porque se trabaja con los parámetros de "que no se note mucho", controlando los gastos en material, energía, cierre de edificios, etc... pero el problema grave vendrá en noviembre cuando las universidades públicas tengan que afrontar los vencimientos de deuda. En lo que también se nota y no poco es en los programas de investigación. La Universidad de Valencia tiene un programa de investigación post doctoral paralizado por la falta de financiación.
-¿Con qué tipo de estudiantes se encuentra al empezar el curso?
-Vienen de institutos que les enseñan a ser apáticos, resignados y conformistas. La gente mejor formada es la inquieta, autónoma y se autoexige. Nuestro modelo educativo no es capaz de promover estas cualidades. No despierta pasión por el conocimiento. Es una inercia que no logramos cambiar. Nadie la quiere, pero nadie la reforma. Y la reforma Wert nos devolverá a un modelo decimonónico de grandes temarios que habrá que memorizar y hacer oposiciones. Un sistema educativo centrado en el manual.
-Desde el inicio de la crisis se han reducido la inversión en investigación, ¿cómo se nota en la universidad?
-La Estrategia Nacional de Ciencia y Tecnología (ENCYT), un plan previsto hasta el 2015, quiere potenciar la investigación en universidades, porque lo ven como un recurso subempleado, frente al sistema de investigación, paralelo a las universidades, y desarrollado por determinadas políticas de ciencia y tecnología. Actualmente la universidad maneja un 33% de los fondos públicos de investigación. La idea de futuro es potenciar más y usar mejor las infraestructuras de las universidades.
-Este año, y según los presupuestos generales del Estado, la innovación contará con 5.562 millones de euros, un 25% menos que en 2011, ¿somos competitivos y qué vamos a investigar?
-Nunca un presupuesto de I+D+i se ha ejecutado al 100%. Siempre se ha quedado un 20% por ejecutar. Además hablamos de presupuesto público y privado, por lo que la cantidad global se tiene que dividir. También hay que tener claro que esta cantidad es para financiar proyectos y muchas veces no incluyen sueldos de investigadores. Si a esto añadimos que muchos proyectos tienen financiación a largo plazo y el dinero en algunos casos se ha acabado, algunos de ellos van a tener que paralizarse. Tenemos una demora de un año en muchas convocatorias. Es decir, se están ofreciendo convocatorias de proyecto y financiación que son del 2011. Ante esta situación surge un nuevo problema que ya no es solo el recorte, sino que estamos pasando de una situación de colaboración competitiva, donde hay transparencia, a otra de lucha por la supervivencia donde se despiertan mecanismos picarescos para conseguir el dinero. Y se invierte más energía en acercarse a los evaluadores que en los proyectos en sí. Los objetivos son cortoplacistas y de supervivencia.
-¿Por qué trabajan con presupuestos de años anteriores?
-Esto nos gustaría saber a nosotros. Está claro que los problemas de luchas de jurisdicciones entre los ministerios cuando cambian los partidos o los ministros y los subsiguientes movimientos de funcionarios generan cambios burocráticos que demoran sine die las convocatorias. Último ejemplo. Los contratos post doctorales para jóvenes investigadores. El 14 de septiembre se aprobó una convocatoria que tenía que haber salido en enero de 2011. Y así suma y sigue.
-¿La conclusión?
-Que se van a cerrar líneas de investigación y la mayoría de investigadores ya se están marchando fuera.
-¿Se puede cuantificar cuánto dinero se ha tirado a la basura en proyectos que van a ser paralizados?
-El 20% de la financiación pública va destinada a investigación básica que no acaba en las empresas. El 80% restante es investigación aplicada y desarrollo tecnológico. De todos modos hoy por hoy no sabemos cuántas líneas de investigación se van a paralizar, ni cuanto dinero supone tomar esta medida.
-¿Cómo se determina cuál es la línea de investigación más prioritaria?
-Todos creen que la suya es la más prioritaria. Es un proceso de evaluación muy complicado que no es todo lo transparente que quisiéramos. La Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva es la encargada de estas evaluaciones que pensamos podría ser más pública y transparente.
-¿Se evalúan por el retorno social?
-Veamos, nos hemos gastado 70.000 millones de euros en el acelerador de partículas de Ginebra para encontrar el Bolsón de Higgs. Alguien puede decir ¿para qué necesitamos conocer el origen de la materia? En el origen de la ciencia está el deseo de saber más, la auto exigencia, el rigor y honestidad intelectual. Muchas veces los proyectos no tienen un retorno económico. Yo diría que los que piensan que ayudar a invertir en líneas que se nutren de estos valores, para evolucionar, es un error, otros pensamos que no es más que una opinión. A veces no se pueden obtener retornos a corto plazo, ni calcular con certeza cuánto va a beneficiar a nuestro PIB. Ahora bien, estamos a punto de gastarnos más de 50.000 millones de euros por culpa de la incompetencia de Rodrigo Rato, Olivas y Narcís Serra, para tapar el agujero del sistema financiero. Si una sociedad toma como propios el deseo de saber más, autoexigirse, la honestidad y rigor intelectual, normalmente no construye aeropuertos sin aviones, ni tiene un sistema financiero en connivencia con la clase política y viceversa.
-Usted se ha mostrado muy crítico ante afirmaciones de algún colega suyo en este mismo diario como que "la universidad no ha crecido con la vocación de transferencia del conocimiento". Dado que se van a paralizar proyectos y por tanto quedará mucho dinero en vía muerta, ¿no cree que hubiera sido más fácil investigar sobre cosas útiles que llegarán a todos?
-El conocimiento no se queda ahí. Cuando se investiga se genera conocimiento y se comparte con otros. La transferencia la hacen las personas. Los centros tecnológicos crecieron para que los investigadores atendieran directamente, a través de un vivero de empresas, la demanda de cualquier sector privado. Ese modelo diseñado en 2007 no ha funcionado. Y esos investigadores formados en viveros de empresas no han podido acceder a líneas de financiación y no pueden dar ese paso. Otro dato. Desde 2009 hasta aquí se han cerrado un 29% de empresas creadas para innovar. En la Comunidad Valenciana las cifras son peores. El joven doctor con conocimiento para poder aplicarlo a la empresa privada se encuentra sin financiación pública, ni privada y sin demanda privada. Al final coge la maleta y se va, que es lo que está pasando. Además el sistema I+D+i ha sido maltratador de jóvenes investigadores.
-¿Por qué?
-Hasta hace cinco años se trabajaba por becas. Se consiguió que hicieran contratos. Eran de uno o dos años, renovables temporalmente, pero con periodos de cuatro a cinco meses de carencia mientras se decidía si renovaban o no. Periodos en los que trabajaban gratis. Muchos investigadores son contratados como técnicos auxiliares de laboratorio a media jornada. Cobran 600 euros. Otro problema más es la tendencia a "reventar el caballo". Los empresarios saben a la hora de contratar que tienen ante ellos a grandes profesionales, con ganas de trabajar, que lo harán por poco, pero que en cuanto puedan se irán. Conclusión: los revientan a trabajar. Al final muchos se van, pero a montarse un bar para que no los exprima nadie. La transferencia no se hace porque la tienen que hacer personas, y en concreto mi generación, pero ni hay financiación, ni empresas que paguen.
-¿Cree que los institutos públicos van a seguir?
-Sí, pero con niveles de financiación como teníamos en el 2000 o peor. Es decir la investigación pasará de representar el 1,4% del PIB al 0,7% del PIB.
-Tal y como pinta el panorama ¿qué cree que va a pasar con el I+D+i?
-Que se tirará por la borda el trabajo de los últimos ocho años y vamos a seguir asistiendo a un éxodo brutal de investigadores. Por tanto se tirará también el dinero que nos ha costado prepararlos. Esto no es una crisis, es un cataclismo económico muy grave. Mi generación sólo piensa en irse fuera. A título personal ya tengo a quince amigos en el extranjero. Estamos todos con las maleta hechas y enviando currículos a cualquier universidad del mundo. El único problema, la vida privada.
-¿Y en su caso?
-Estuve a punto de irme el pasado mes de agosto. Europa está ya sobresaturada y estamos abriéndonos a otros países como Taiwan, China o India.
-¿Y por qué no se fue?
-En mi caso me perjudicó ser español. Es lamentable, pero la fama que está teniendo España en el mundo es tan nefasta que ante dos currículos similares, incluso las empresas sudamericanas, prefieren coger antes a un inglés, un italiano o un francés que a un español.
Porque he sido alumno tuyo en la Universidad y conozco tus amplios conociientos y tu valía, me dolería mucho que dejaras España, aunque lo entiendo.
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