BARCELONA (VP/EP). Investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) en Barcelona han demostrado que es posible modificar la composición de la flora intestinal trasplantándola, hallazgo que abre nuevas expectativas para el tratamiento de enfermedades metabólicas y trastornos digestivos, como la obesidad.
La investigación, publicada en la revista 'Genome Research', establece que es posible la introducción de nuevas especies de un donante en la flora intestinal de un paciente simplemente ingiriéndolas, y que éstas se mantienen hasta tres meses después del trasplante, según ha informado la Vall d'Hebron en un comunicado.
Además, los científicos han demostrado que no es necesario eliminar previamente parte de la flora existente mediante antibióticos, como así se creía.
La interacción entre humanos y su comunidad bacteriana --la flora intestinal-- es muy amplia y tiene especial importancia en la respuesta inmunitaria y el metabolismo de las grasas.
"Conocer como restablecer esta flora intestinal dañada o alterada parece ser clave para el tratamiento de éstas", ha explicado el responsable del grupo de investigación en fisiología y fisioptaología digestiva del VHIR, Francisco Guarner.
El hallazgo puede permitir restablecer la flora perdida o incorporar flora necesaria en pacientes, así como el diseño de nuevos tratamientos contra la enfermedad mucosa intestinal.
Este restablecimiento se practica hasta ahora mediante el uso de antibióticos, prebióticos y probióticos, que no han conseguido efectos persistentes a largo plazo, y que además producen grandes efectos sobre la flora que no se revierten con facilidad.
10 MILLONES DE MILLONES DE BACTERIAS
En números absolutos el intestino humano está poblado por 10 millones de millones de bacterias, de modo que existen 10 veces más bacterias en el intestino que células en el organismo. Este microbioma es único para cada ser humano e incluye más de 1.000 especies diferentes de microorganismos.
Éste está formado por bacterias y levaduras que vivien "en y con" el ser humano, de forma que sus genes y actividades biológicas contribuen a la salud y a la enfermedad.
Además de los investigadores de la Vall d'Hebron, también han participado científicos de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), de la University of Colorado (Estados Unidos), y ha recibido el apoyo del National Institute of Health y del Howard Hughes Medical Institute.
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