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VALENCIA. El estreno de Pellegrino como entrenador valencianista no está siendo ni mucho menos brillante en este inicio de temporada. Los 5 puntos de los 15 posibles en Liga hablan a las claras de que el equipo no termina de arrancar y empieza a generar unas dudas más que considerables en el entorno blaquinegro. Unas dudas que no son nuevas en Mestalla y por las que también pasaron los dos últimos entrenadores que más cosas han conseguido con el club valencianista, Rafa Benítez y Héctor Cúper. El primero es el mejor entrenador de la historia con dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA a sus espaldas, mientras que el segundo logró colocar al equipo en dos finales de Champions League de manera consecutiva. 

El argentino aterrizó en Mestalle en la temporada 1999-2000 después de realizar un gran trabajo en el Mallorca al que convirtió en equipo revelación de Europa nada más subir de Segunda. A los baleares los llevó a una final de la Recopa que perdió ante el Lazio italiano. Con ese aval se presentó en Mestalla para seguir el trabajo del italiano Claudio Ranieri, que había dejado al equipo como campeón de la Copa del Rey.

Cúper generó unas enormes expectativas en su llegada al Valencia. Se puso mucha fe en sus posibilidades y se le dio el primer proyecto del equipo compitiendo en Champions League. Sin embargo, sus inicios fueron complicadísimos. Su equipo perdió las primeras cuatro jornadas de Liga contra rivales a priori sencillos. Lo peor fueron las derrotas en casa ente Rácing de Santander y Alavés. En la quinta jornada llegó el primer punto merced a un empate cosechado en Mestalla ante el Valladolid, un resultado que dejó al técnico argentino a los pies de los caballos y pendiente de lo que pasará la jornada siguiente ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

Su único colchón en aquel momento fue la buena trayectoria del equipo en la Champions League, donde sumaba 5 puntos en tres partidos en el grupo de la muerte, con Rangers, PSV y Bayern Munich como rivales. Sin embargo, el presidente de aquella época, Pedro Cortés ha reconocido en varias ocasiones a posteriori que Cúper se jugó su puesto en el estadio madridista. El equipo llegó a aquella cita recién arrancado el mes de octubre en puestos de descenso, y con el añadido de que la presión en la ciudad en contra del entrenador era irrespirable. El argentino se lo jugaba a una carta y ganó. Salió vencedor de un partido trepidante que su equipo iba ganando 0-3 al descanso y que terminó llevándose por 2-3 sufriendo muchísimo y con una gran actuación del por entonces joven Palop. Aquello fue el principio de una preciosa historia. El equipo acabó aquella temporada arrollando a sus rivales en Liga, donde volvió a lograr el billete para la Champions, una Champions en la que se quedó a las puertas del título.

Si el argentino estuvo más fuera que dentro antes de llevar al club a lograr hitos deportivamente históricos, no lo estuvo menos el que hasta hoy es el mejor entrenador de la historia blanquinegra, Rafa Benítez. El técnico madrileño al contrario que Cúper llego a Valencia como la última de las opciones tras rechazar el cargo, Aragonés, Irureta y Mané entre otros.

La afición no entendió como se le daba un equipo como el Valencia a un entrenador novel, que en sus aventuras en Primera había terminado destituido y que su único logro había sido ascender al Tenerife aquella temporada. De hecho, desde el Consejo de Administración se le pusieron muchas pegas a su llegada, y por ello luego los consejeros jamás llegaron a conectar con el madrileño.

Benitez tuvo un arranque de temporada bastante decente, con 9 de los primero 15 puntos, y una gran victoria ante el Real Madrid de Zidane y Figo en el debut liguero. Sin embargo, el equipo no terminaba de convencer, era excesivamente conservador y su fútbol no conectaba con la afición que llegó a pedir su ‘cabeza'. A partir del mes de noviembre el equipo entró en barrena y acumuló cinco jornadas sin ganar con tres empates y dos derrotas, la última de ellas en Riazor ante un Depor temible en aquella época. Aquél partido fue decisivo para Rafa, aquella semana el entorno pidió su salida. La gente no aguantaba más a un entrenador sin experiencia y que no tenía caché para dirigir al Valencia. Con todas esas piedras en la mochila el equipo viajó a Barcelona, a la montaña de Montjuic para medirse al Español.

Allí, al descanso los valencianista caían 2-0 y en el palco los directivos hablaban de posibles sustitutos para Benítez. No contaban con la magia del fútbol, con la magia de un equipo entrenado para la historia. Aquel equipo remontó el partido y ganó. A partir de ahí Benítez engrasó un equipo imbatible que se coronó campeón de Liga 31 años después. Pasó de villano a héroe y se marchó dos temporadas después siendo ya para siempre un mito del valencianismo.

Pellegrino no ha empezado con buen pie la temporada, eso es algo innegable. Su equiop no termina de convencer y la gente empieza a impacientarse con los malos resultados. Eso no es algo nuevo ni en el fútbol ni en Mestalla, ahora está en manos del argentino dar con la tecla que haga que el equipo empiece a funcionar. ¿Será Pellegrino el próximo en llevar a la gloria al valencianismo tras un mal inicio?