Forma parte de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia y es unos de los mayores expertos de España en VIH. Asegura que el "perfecto sistema sanitario de España" se ha constituido sobre "el sacrificio de auxiliares y médicos"
VALENCIA. "La falta de información sobre el futuro del modelo sanitario y las medidas adoptadas con un sector de la población privándoles de medicamentos puede acarrear serios problemas a medio plazo". De momento, las arcas de profesionales menguarán, porque muchos auxiliares y facultativos se han apuntado a la diáspora que les permite vivir mejor, con sueldos más nobles y practicando la medicina en otros idiomas.
Juan Flores Cid forma parte de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia donde lleva ejerciendo esta especialidad desde sus inicios, cuando nadie quería atender a los infectados por VIH. Cuenta que ha vivido momentos muy duros, pero que no los cambiaría por nada; y a los que siguen insistiendo que el sida es un invento de los americanos les recomienda vivir un caso de cerca hasta la muerte. Está casado, tiene dos hijos y ahora le ha dado por aprender a tocar el piano, o por lo menos intentarlo, practica footing tres días a la semana y juega al tenis gracias a su amigo Pepe.
-Con la que está cayendo desde la Administración, ¿cree que la Comunidad Valenciana goza de buena salud?
-Pues no. Tenemos graves problemas estructurales y de financiación que tienen que aclararse. Por un lado vivimos un poco angustiados por no saber si la tijera seguirá cortando; pero por otro desconocemos el modelo sanitario que se quiere implantar.
-¿Y los ciudadanos se lo imaginan?
-Se lo cuestionan. Se preguntan si la sanidad se privatizará o no; qué tipo de gestión se va a implantar; si podrán ir o no a los hospitales públicos; qué pasará con las medicinas... Demandan más información.
-¿Se perciben ya los recortes?
-Las medicinas se siguen dando igual, pero tenemos menos cobertura. Dejamos de dar medicamentos a ciudadanos de otras comunidades y de otros países, principalmente de Asia y Sudamérica. De momento les damos medicación, mientras se les pide que actualicen el SIP.
-¿Retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ha sido un acierto o un error?
-Indudablemente un error. Esto se puede convertir en un problema de salud pública. El legislador tiene que ser consciente que en poco tiempo puede encontrarse con más infecciones y problemas de los esperados. Tampoco sé si es muy legal negarse a atender a pacientes graves.
-¿La sanidad española es muy autonómica?
-Hoy por hoy no percibo esa diferencia, pero en el futuro podrían haber desajustes dada la disparidad entre autonomías, la variedad de legislaciones y diferentes carteras de servicios.
-Como por ejemplo...
-Como la posibilidad de que un paciente reciba una medicación en una provincia y no se la den en otra. Observamos que comunidades como Cataluña que atendía a muchos pacientes de otras comunidades los están desplazando a sus comunidades de origen. Esto está provocando que tengamos más personas a las que atender.
-¿Lo mismo que ha pasado con los inmigrantes?
-Sí, que vuelven a sus países. Esta situación puede incrementar el gasto sanitario. Esta circunstancia se ha dado sobre todo con pacientes VIH que han participado en ensayos clínicos en Barcelona. La medicación es cara y han dejado de darla. Los remiten a sus comunidades y eso cuesta dinero.
-¿Cuánto?
-En el caso de los pacientes con Sida hay tratamientos desde los 600 a 1.200 euros al mes. En este hospital controlamos actualmente a unos 600 pacientes. Y en la Comunidad Valenciana aproximadamente hay unos 5.000 casos. De 1980 ahora hemos pasado de tener un 80% de casos a un 40%. Las vías de transmisión por droga han disminuido, pero han aumentado las vías de transmisión heterosexual y homosexual.
-¿Cómo ha cambiado la situación desde que en 1980 llegara el VIH a España?
-Los pacientes que están controlados y toman su medicación están asintomáticos. Los que no toman la medicación desarrollan complicaciones. Nuestro problema hoy más que el sida es la hepatitis C porque duplica la gravedad del paciente y su tratamiento aún es más caro.
-Hay quien dice que hemos recogido lo sembrado porque en España hemos vivido muy bien, ¿cree que el sector sanitario piensa igual?
-Nosotros somos la sanidad más barata de Europa y la más eficiente. Nuestra sanidad está muy reconocida. ¿Que se ha vivido muy bien? Sí, pero a costa de que el personal facultativo y sanitario ha cobrado y cobra los sueldos más bajos de Europa. Ahora no hay dinero... y parece que el sector sanitario tenga prestaciones de sobra. ¡Vaya! Sin embargo el origen es otro. No se racionalizó bien el gasto.
-¿En qué sentido?
-Ni se han evitado duplicidades de servicios, ni se ha escatimado en incrementar los gastos innecesarios en todos los departamentos, y aun así si tenemos la sanidad perfecta que tenemos ha sido a costa del sacrificio de los propios sanitarios. Si se hicieran buenos protocolos se podría mejorar la eficiencia del sistema. Pero estoy convencido que este sector no ha vivido por encima de sus posibilidades.
-¿Y ahora la diáspora?
-Eso parece. Muchos auxiliares de clínica y facultativos se van. Pero, no se van a la aventura si no a excelentes puestos de trabajo, muy bien pagados casi tres veces lo que cobran aquí, y que están encontrando en Canadá, Alemania, Australia e Inglaterra, entre otros.
-¿El camino de los recortes y la austeridad adónde nos llevan? ¿Se imagina cómo será ese mundo?
-No se va a ningún sitio. Se va a eliminar servicios y reducir el resto. Actualmente lo que más nos preocupa a los médicos, más que los recortes de los sueldos, es que reduzcan notablemente la cartera de servicios que damos a los ciudadanos. Esa reducción favorecerá la privatización de la sanidad. Lo peor será cuando el sistema se entronice. Entonces costará volver a cambiarlo. Lamentablemente no hay diálogo, ni se nos invita a participar en un cambio del que somos piezas fundamentales.
-¿Qué pasará con los infecciosos si no los atiende la sanidad pública?
-Que tendremos un problema de salud pública. Muchas de estas personas proceden de la prostitución y las drogas. A corto plazo no vamos a ver una epidemia, pero si se dejan de tratar podríamos verla. De momento la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual están creciendo. Dejar de tratarlos es sembrar nuestra propia bomba.
-Por cierto, ¿qué se cruzó en su camino para que se dedicará a esta especialidad médica?
-En España todavía no está reconocida como especialidad. Hemos peleado mucho para se reconozca, pero otras especialidades, como medicina interna, presionan y existen determinados intereses económicos que impiden su reconocimiento. Sin embargo está demostrado que evitar infecciones es un gran ahorro. Y en mi caso me dediqué a ello porque siempre me atrajo y porque cuando hice la especialidad me di cuenta que a los VIH no los quería nadie.
-¿Ha sido duro luchar contra el VIH?
-Pues sí. He participado en muchas plataformas solidarias con estos pacientes y nunca he tenido miedo al tratarlos. El comienzo fue duro. A veces no se les encontraban las venas, las situaciones personales en las que vivían eran penosas, no eran queridos, se les veía como drogatas o maricones... pero poco a poco me fui implicando.
-¿Le tocaron el corazón?
-Muchas veces. Algunos tenían entre 16 y 20 años cuando desaparecieron. A las mujeres embarazadas había que practicarles abortos porque la vida que traían estaba marcada. Hoy es un orgullo saber que los hijos de estos pacientes nacen sin esa herencia.
-Entonces se escuchaba que el sida era un invento...
-Y más cosas. Había quien decía que curaba el sida con la uña de un gato, otro con una máquina que calentaba la sangre a 70 grados y mataba el virus; otros prometían milagros con hierbas y acupuntura y lo único que sacaban era dinero de la desdicha... y lo último, lo del invento americano.
-¿Qué fue?
-Qué es. Los que aún piensan que el Sida es mentira. Entonces y ahora, a los que piensan que el Sida es un invento de los americanos, les digo, que eso no lo sé, pero lo que sí sé es que estas personas se mueren. Y les recomiendo que lo vivan. Hasta 1996, cuando se descubrieron los inhibidores de la proteasa, se morían como moscas. Después fue maravilloso. Actualmente ya solo se mueren los bandarras, los tumores y los cirróticos.
-¿Problemas de futuro?
-No tomar bien la medicación porque se generan resistencias. A la larga supondrá un incremento del gasto público. Otro, la relajación de las costumbres. Las relaciones hoy son más fáciles y la gente sigue sin entender que relacionarse íntimamente con alguien, que apenas conoces, sin preservativo, es una bomba. Incluso los grupos homosexuales, que en un pasado estuvieron concienciados, hoy son un grupo que se infecta mucho más porque han disminuido las barreras de protección.
-¿El mundo sigue estando expuesto a un ataque de enfermedades infecciosas?
-El bioterrorismo sigue activo y los virus han demostrado a lo largo de la historia que son capaces de diezmar rápidamente una población.
-¿Lo que pasó en el mundo con la gripe aviar (dos compañías farmacéuticas que vendieron miles de antídotos a todos los países), puede volver a repetirse?
-Podría. En ese caso el dictamen de la OMS recomendando el tamiflu, fármaco que solo es efectivo las primeras horas de la infección, patinó. Eso sí, se les facilitó la vida a esas compañías farmacéuticas. La OMS creó demasiada incertidumbre y habló demasiado bien de unos fármacos de vida incierta. Es necesario mejorar los mecanismos de control, porque efectivamente puede volver a repetirse.
-¿Dónde es más fácil contagiarse, en un viaje de aventuras o en un hospital?
-En un hospital, sin duda.
-¿Qué hace usted para evitarlo ya que prácticamente vive en el hospital?
-Los médicos estamos ya inmunizados.
-¿Todo el día dedicado a las infecciones no le produce urticaria?
-No, dedico casi el 90% de mi tiempo a este trabajo.
-¿Y el otro 10%?
-A mi familia. Mis hijos no siguen la tradición familiar.
-¿Qué parte de su trabajo le fascina más?
-El trato con los pacientes, pero también es verdad que si no investigas no avanzas. De todos modos si se olvida la parte humana fracasas. Hay pacientes que sigo tratándolos desde hace 25 años, con ellos ya no hablo de infecciones, sino de hijos y familia.
-¿La sanidad se ha olvidado del paciente?
-La sanidad tiene un problema. El tiempo. Cada vez tenemos menos tiempo para dedicarlo a nuestros pacientes. La tecnología es buena, pero mucha deshumaniza. El médico ha dejado de ver al paciente, ahora mira el ordenador. Tiene dos minutos para atenderlo y a la vez rellenar su ficha, escribir las recetas, dar su opinión... no habla con el paciente, mira el ordenador. Ese es uno de los problemas más graves que tiene la sanidad española.
El professional de la medicina que es va convertir en amic des del primer moment. Com si ho fos de tota la vida. Et dona confiança i seguretat. Un plaer i un honor que siga el meu metge.
Un tipo ejemplar
yo soy uno de esos pacientes que me lleva tratando durante 25 años...muy contento de que haya pasado una persona con esa calidad tan humana,nunca abra palabra con que agradecimiento....¡¡GRACIAS DOCTOR FLORES||||
grande es la mejor persona y medico q he conocido se inbolucra y te da confianza para vivir en una palabra noble y grande
Grande
Gran profesional, se involucra al 100% y los pacientes recuperan las ganas de vivir.
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