Ferrol, A Coruña (EFE). La Vuelta se hallaba este viernes en un estado latente a la espera del temible "tríptico" asturiano, tres jornadas consecutivas con llegadas en alto brutales, feroces y endemoniadas que revolotean ya sobre la carrera.
A partir de mañana llega la hora de la verdad, continúa el espectáculo.
Este tríptico de montañas encadenadas era de lo que se hablaba hoy en la salida en plena Plaza del Obradoiro, con la catedral al fondo. Purito decía que la alta montaña no le va del todo mal y que ya lo ha demostrado. Contador y Valverde insistían en que estas etapas iban a ser decisivas. Si hasta hoy era terreno para Purito y Valverde, y lo han aprovechado, ahora llega el momento de Contador.
"Alberto (Contador) nos va a poner las pilas en Asturias. Llevo muy poco tiempo de diferencia y un tío como Alberto te puede matar si tiene un buen día", dijo Purito.
No sería la primera vez que la Vuelta se decide en tierras asturianas. Esperan tres jornadas brutales en esta Vuelta brutal. Hachazos, estrategias, demarrajes, emboscadas, peligro de caídas... y el público asturiano, como siempre, echando el resto.
Esas jornadas que tanto inquietan al pelotón son una mezcla explosiva y, tal vez, el miedo ha guardado hoy "la viña" entre los más fuertes. Las tres etapas que transcurrirán por Asturias son los finales en Ancares, Lagos de Covadonga y Valgrande-Pajares (con el temible e inédito Cuitu Negru).
"Hemos tratado de innovar y también de concentrar lo más interesante del recorrido al final de cada etapa, es una filosofía que casi siempre da resultado", ha explicado Guillén.
Y en efecto. La Vuelta en los últimos años ha innovado, ha salido en Holanda, de noche en Sevilla, de la misma playa de Benidorm, ha llegado a una plaza de toros y, este año, su regeneración culminará con el infernal "Cuitu Negru".
Antes de ese infierno, llega este sábado la etapa entre Palas do Rei y Puerto de Ancares. El primero de tres finales en alto consecutivos a cual más duro. Si bien no termina en la cima del puerto, será un día difícil para los ciclistas. No por la acumulación de grandes cumbres sino por transitar por un terreno altamente exigente.
El puerto de Ancares se descubrió al gran público en la pasada edición de la Vuelta en la que se incluyó en la etapa que llegaba a Ponferrada y que concluyó con la victoria de Michael Albasini.
La segunda jornada de este "tríptico" no necesita presentación. Saldrá desde La Robla (León) y llegará a los Lagos de Covadonga, uno de los mitos de la ronda española.
Comienza la etapa en suelo leonés con la ascensión a Pajares por su lado suave. Después se sube uno de los clásicos de la Vuelta, el Mirador del Fito. Se trata de un puerto de siete kilómetros con los cuatro últimos de una pendiente media superior al nueve por ciento.
Tras el descenso, peligrosísimo con lluvia, un tramo de falso llano lleva a Cangas de Onís y allí se encuentra el desvío al santuario de la Virgen de Covadonga donde comienza la ascensión. Son trece kilómetros.
Esta llegada se estrenó en 1983, con victoria de Marino Lejarreta. Se asciende una vez cada dos años o, a lo sumo, tres. Es como el Tourmalet de la Vuelta, una de las jornadas de más expectación, con el publico asturiano siempre adyacente a los ciclistas, abriéndoles un pasillo "microscópico". En Covadonga han ganado desde Perico Delgado a Lucho Herrera, pasando por Laurent Jalabert, Álvaro Pino o Pavel Tonkov. Allí no gana cualquiera.
Para el final del mencionado tríptico queda el diabólico Cuitu Negru. La pista de 2,8 kilómetros que va desde Brañillín hasta la cima, donde concluirá la etapa reina de esta Vuelta 2012, ni siquiera era apta para la subida de los vehículos hasta hace una semana. Es una auténtica pared.
La historia de esta cumbre es similar a la de L'Angliru, su gemela asturiana. Fue a finales del año pasado cuando el Club Puerta de Asturias propuso que en el proyecto de mejora de Pajares se acometiera el asfaltado de la pista hasta el mencionado Cuitu Negru.
De esta forma, se ampliaría la subida desde Fierros en algo más de dos kilómetros sobre rampas de más del 24 por ciento. Después, los responsables de la Vuelta visitaron la cima y acordaron finalizar allí una etapa. El colosal Cuitu Negru (cerro negro) pondrá fin al tríptico, no a la carrera. A partir de ahí toca sacar la calculadora pero... aún quedará "una Bola".
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