LA TOUSSUIRE (FRANICA). El francés Pierre Rolland (Europcar) sacó oro de una escapada inicial que le premio con el triunfo en la etapa reina de los Alpes, la undécima del Tour disputada entre Albertville y La Toussuire, de 148 kilómetros, en la que Bradley Wiggins mantuvo el maillot amarillo y el australiano Cadel Evans fue desalojado del podio.
Rolland, de 26 años, dio a su equipo la segunda victoria consecutiva y tocó de nuevo el cielo del Tour con las manos, un año después de conquistar el Alpe H'Huez por delante de Samuel Sánchez y Alberto Contador. Una hazaña que se gestó en el kilómetro 32 cuando se metió en la escapada del día y finalizó con un ascenso en solitario de 11 kilómetros hasta la cima de La Toussuire, donde levantó la bici como trofeo simbólico.
El mejor joven de la pasada edición aguantó como un titán el acoso de los perseguidores y alzó los brazos con 55 segundos de adelanto sobre el grupo del líder, donde estaban, por este orden Pinot, el benjamín del pelotón y vencedor en Porrentruy, Froome, Vandenbroucke, Nibali y Wiggins.
Se echó en falta, sin embargo, a Cadel Evans, el gran derrotado en la primera gran prueba de montaña, quien quedó descolgado a 5 kilómetros de meta, machacado por dos ataques de Nibali, el dinamitero de la etapa. El defensor del título, con un retraso respecto a sus rivales de 1.26 minutos, quedó fuera del podio provisional, y además en evidencia, ya que su estado de forma está lejos de aquel que le dio su primer Tour en 2011.
También sufrió Wiggins en algunos instantes. Su compañero Froome le dejó a 4 kilómetros de meta, pero fue frenado de inmediato por su director con una orden tajante a través del "pinganillo". El subcampeón de la Vuelta esperó a su jefe, que mantuvo la prenda dorada un día más. Froome, gregario con madera de líder, le sigue a 2.05 minutos y Nibali se sube a la tercera plaza a 2.23. Fuera del cajón, cuarto, Evans a 3.19. Como primer español, sexto, se mantiene Haimar Zubeldia a 6.15, otro de los dañados en la refriega.
Dos colosos de categoría especial, La Madeleine y La Croix de Fer, el Col de Mollard (2a) con su peligroso descenso y el final en alto en La Toussuire (1a) ofrecían un escenario para el asalto al líder, pero ¿alguien se iba a animar a subirse a las barbas de Wiggins?. El viaje no ofrecía un metro de llano a partir del kilómetro 14, cuando empezaba a complicarse la mañana con el primer puerto.
Después de múltiples intentos se formó una fuga numerosa camino de La Madeleine (25 kms al 6,2 por ciento). Nombres ilustres, como Valverde, Basso, Vinokurov; dos hombres de Evans incluidos, Van Garderen y Moinard, además de Scarponi, Rolland y Kern. Fue el eslovaco Peter Velits quien tuvo el honor de pasar en cabeza por tan legendaria cima, mientras el grupo de Wiggins rodaba tranquilamente a 2.25 minutos.
Tras el descenso esperaba el interminable Col de la Croix de Fer (categoría especial, 22 kms al 7 por ciento). Sus primeras pendientes seleccionaron a los 8 corredores más fuertes del grupo inicial de 32. y entre ellos ya no estaba Valverde. Kern, del Europcar, marcó el ritmo al servicio de su compañero Rolland, que fue el encargado de sumar 25 puntos para el premio de la montaña.
Pero por detrás, en la etapa de los favoritos, saltaron las alarmas. Cadel Evans decidió tirar de estrategia para agrietar a Wiggins y su equipo con un salto a 10 kilómetros de la cima. Un ataque blando, carente de fe del corredor aussie, que abrió unos centenares de metros hasta enlazar con sus compañeros Van Garderen y Moinard, intercalados de la escapada inicial. Su efímera rebelión durante 5 kilómetros, no pasó de 20 segundos ni inquietó al Sky, que subía impertérrito al ritmo de Roger, Porte y Froome, las sombras de Wiggins.
Mucha etapa aún por delante, con el siguiente obstáculo en el Col du Mollard, un segunda corto, de 5.7 kms al 6.8 por ciento. En el alto cruzaron al frente Rolland, Kiserlovski y Kiryienka, y el pelotón principal a 3.20 con todos los hombres de la general.
Solo restaba la Toussuire hasta la pancarta final. Rolland atacó de lejos, a 11 de meta Se fue fácil de Kiserlovski, Kiryienka y Sorensen, y a partir de ahí ni una mirada atrás. A sufrir y guardar los 3 minutos de adelanto sobre los grandes "gallos". El francés volvió a soñar en pleno sufrimiento con un gran triunfo en el Tour, como el del año pasado en Alpe D'Huez. Llevaba seis meses esculpiendo la idea a base de sacrificio. "He estado seis meses sin ver a mis amigos, y esto compensa todo", dijo.
Mientras Roolland no sentía las piernas camino de su hazaña, por detrás Nibali volvió a la carga. La víspera atacó bajando en el Grand Colombier; esta vez lo intentó subiendo. El "Tiburón" lanzó dos dentelladas que filtró a los 5 más fuertes y hundió a Evans. También hubo momentos de apuros para Wiggins que fueron solucionados con Froome de enganche, omnipresente.
La pareja del Sky, Nibali, Vandenbroucke y Pinot como invitado espacial se juntaron para materializar sus interesas ante la ausencia de Evans. Con el australiano fuera del podio, todos contentos. Casi como Rolland.
La duodécima etapa se disputa entre Saint Jean de Maurienne y Annonay Davezieux, de 226 kilómetros, la más larga de la presente edición, propicia para una escapada.
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