VALENCIA. El movimiento en defensa de la compra de productos locales y sostenibles, denominado 'buy local', tiene en los Estados Unidos ya un largo recorrido. Y en uno de los Estados en que más éxito ha conseguido ha sido en el de California, especialmente en su parte norte, demostrando que no es incompatible estar a la cabeza de la innovación tecnológica con defender la actividad local. Y sin utilizarla como excusa para defender peor calidad o simplemente incompetencia.
Los argumentos a su favor son muchos, pero entre todos destacan dos. El más importante: está demostrado que el porcentaje de reinversión de las ganancias de un productor local en ese ámbito es incomparablemente mayor que el de las grandes cadenas: un 70% frente a menos del 30%. Y ello es válido tanto para un agricultor como para un librero.
Pero además, en el caso de la alimentación, el producto tiene muchas más probabilidades de ser más fresco al tener que viajar un trayecto mucho más corto hasta la mesa del consumidor. Teniendo la economía valenciana una ventaja competitiva innegable en este terreno, es muestra de miopía no fomentar esta actividad, que tiene mucho de gastronómica, con mucha mayor intensidad.
De todo ello aquí se ha hablado algo pero hasta ahora se ha hecho muy poco. Una vez más, aunque lo dejo de lado para no ser reiterativo con el comentario de la semana pasada, la actividad de la Administración, autonómica y local, es peor que deplorable. Mucho dinero de todos para eventos como el de esta semana (F-1), y nada más que palabras para la defensa de la producción local que, como acabo de señalar, es la que mayor efecto retorno tiene.
Pero tampoco los afectados han hecho demasiado hasta ahora para superar los límites de lo artesanal. Dejando de lado los vendedores de naranjas por internet que han conseguido un éxito destacable en algunos mercados como el de Madrid, las demás actividades siguen en mantilla, difundidas por la labor de algunos esforzados voluntarios, y repletas de carencias (muchas de la páginas webs no son un modelo de seriedad comercial).
Ahí está el ejemplo de algunas tiendas ecológicas a las que sin negarles el mérito que tienen, tienen mucho más de voluntarismo que de negocio (en la mejor acepción de la palabra negocio: la de actividad viable). Las dificultades mil existentes para iniciar empresas en España (menos bares y terrazas que invadan la vía pública) sin duda cuentan. Como cuentan también las ingentes dificultades para conseguir créditos y ayudas.
Pero por debajo de esta situación nada favorable, que no va a cambiar por lo menos a medio plazo, está una lentitud de reacción excesiva para que los interesados se unan para promocionar de manera eficaz su actividad aunque luego compitan para vender sus productos. Porque si entre todos ellos convencieran a los valencianos de que la actividad local, a igual calidad, tiene muchas ventajas para todos es obvio que tendría más fácil que los que gestionan los dineros se vieran obligados a prestarles atención.
En este contexto, quiero creer que la apertura de Punt de sabor en pleno centro de Valencia, en la Calle San Vicente 16, supone un cambio de nivel en la promoción de estas actividades aun con una página web todavía hoy en construcción. Es una iniciativa novedosa de una organización sindical y no de unos productores. Una organización además que en el pasado ha mostrado un dinamismo inusual aunque hace ya tiempo que dejó de tener presencia en la promoción de la actividad de sus asociados. Es posible que se me pueda acusar de ansioso, pero entre una cadena como la francesa Naturalia y lo que hay aquí hay un abismo.
Y tras una atención espectacular de los medios de comunicación a la inauguración, el proyecto de Punt de Sabor parece necesitado de nuevas iniciativas para consolidarse como una referencia de que también aquí el Buy Local es perfectamente posible. Incluso con la Administración en contra dadla influencia en ella de las grandes cadenas de distribución. Visitar la tienda de la calle San Vicente es un placer. Pero también refuerza esta impresión de que algo que empezó con gran fuerza parece estar estancándose. Y dudo que el precio del local en el que se sitúa permita este tipo de ensoñaciones.
La importancia de los productos ecológicos, o simplemente no maltratados por las nuevas técnicas de producción agrícola, esa que hace que se estropeen a los pocos días o suelten agua como si fueran una esponja (ahí están las actuales berenjenas) está en aumento en todas las economías avanzadas. Y es una fuente de riqueza, además de serlo de salud y de placer gastronómico. Cuando está a punto de empezar la temporada del tomate valenciano, uno de los referentes de nuestra alimentación que, si no lo evitamos, la Generalitat se va a cargar en pocos años, me parece que es necesario recordarlo. Y tenemos todas las herramientas para conseguirlo y darle más valor a un sector primario de cuya potencialidad para crear riqueza y buena imagen de la Comunidad Valenciana no tengo ninguna duda.
Le Pont des Arts organiza dos catas de vino
La singular tienda de arte Le Ponst des Arts organiza una interesante iniciativa para promocionar conjuntamente arte y vino: dos catas de vinos valencianos para celebrar la llegada del verano. Serán el 18 de junio y el 5 de Julio a las 19 horas. La inscripción debe realizarse antes del 23 de junio bien por teléfono (963 92 56 13 y dejar mensaje) bien por correo electrónico ([email protected]). En ambos casos, se debe recibir confirmación.
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El blog de Joe L. Montana
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