VALENCIA. Miguel Ángel Moyà, portero que fichó el Valencia procedente del Mallorca, puede que haya sido uno de los negocios más ruinosos que haya hecho el club en los últimos años, ya que los 24 partidos oficiales que ha disputado el cancerbero balear con la elástica valencianista le ha costado alrededor de unos 10 millones de euros al conjunto blanquinegro.
Muchas han debido ser las veces que Manuel Llorente se haya arrepentido de haber tomado la decisión de fichar al guardameta balear en el verano de 2009.
El portero llegó a la disciplina valencianista tras pagar el Valencia 5 millones de euros al Mallorca por su traspaso. Aquél fichaje llegó en medio de una polémica entre el presidente y el entonces director deportivo del club, Fernando Gómez Colomer.
Fernando quería destinar aquellos 5 millones de euros para fichar al centrocampista del Real Madrid, Esteban Granero. Sin embargo, el entrenador del equipo aquella temporada, Unai Emery, se empeñó en fichar a un portero a pesar de contar con tres en nómina, César, Renan y Guaita, y Manuel Llorente prefirió ponerse del lado del entrenador y fichó al portero mallorquín.
Aquella decisión tomada por el presidente valencianista, haciendo oídos sordos al máximo responsable deportivo del club, le ha salida carísima al Valencia.
El club tuvo que desembolsar 5 millones de euros por el jugador y le firmó una ficha superior al millón de euros neto al futbolista por cuatro temporadas. Es decir que entre la cantidad abonada por el traspaso al Mallorca y la ficha del futbolista, Miguel Ángel Moyà le costaba al club valencianista entorno a unos 12 millones de euros.
Ahora, con la perspectiva del tiempo, aquél fichaje se puede denominar como nocivo para los intereses económicos de la sociedad valencianista, ya que el rendimiento deportivo del portero en el Valencia ha sido nulo.
Moyà no estuvo a la altura en sus primeros meses como valencianista, de hecho su máximo valedor en el club, que fue Emery, decidió retirarle la titularidad tan sólo 5 jornadas después del arranque de la Liga.
A partir de ahí, la confianza del futbolista se hundió y ya nunca más recuperó el nivel que había mostrado en el Mallorca y por el que el Valencia le contrató. Sus apariciones empezaron a ser esporádicas y de hecho dejó hasta de jugar en Europa debido a sus errores de bulto.
Su segunda temporada como valencianista todavía fue peor. La empezó a la sombra de César y con el joven Guaita pisándole los talones en busca de un sitio bajo los palos. Esa competitividad unida a una desgraciada lesión cuando saboreaba las mieles de la titularidad varias semanas seguidas, terminaron por enterrar sus posibilidades en Valencia.
Por ello, el verano pasado el club blanquinegro optó por darle salida en forma de cesión, para que el jugador pudiera revalorizarse jugando y tratar de recuperar parte de la inversión este verano.
La jugada en principio salió bien, ya que la primera parte del plan se cumplió, Es decir, el guardameta ha jugado 36 partidos con el Getafe, y además ha recuperado el nivel que mostró en Palma de Mallorca. Eso hacía indicar que el futbolista sería una venta segura este verano y al menos se recuperaría parte de lo invertido en él, ya que el Getafe parecía dispuesto a ejercer la opción de compra de 2.2 millones de euros que tenía por él.
Sin embargo, ahora la historia se ha torcido. El Getafe no quiere pagar tanto por un jugador que acaba contrato la próxima temporada y el futbolista no accede a rebajarse la ficha para que el conjunto madrileño pueda hacer una oferta por él.
Ante esa tesitura, el Valencia trata de encontrar acomodo fuera del club al portero más caro de su historia, teniendo claro que la decisión tomada en su día, se ha convertido tres años después en una operación ruinosa para el club en términos económicos.
Muy buen artículo, señor H. Gómez. Esperamos con ansia los artículos que loen los buenos negocios del Valencia.
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