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Rafa Morales presenta su nueva propuesta gastronómica en el Hotel las Arenas

ÁNGELA VALERO. 18/06/2012 El Hotel Balneario Las Arenas ha alcanzado un acuerdo con el chef valenciano Rafa Morales -discípulo aventajado de Ferrán Adrià con 2 estrellas Michelín- gracias al cual los amantes de la gastronomía podrán disfrutar de su cocina en el restaurante Caballito de Mar, situado en la terraza del hotel
VALENCIA. Situada en una terraza alzada junto a una piscina y con una vista excepcional del paseo de la Malvarrosa, el decorado era de película de los años 50. Los seleccionados probaron las delicatessen de este singular cocinero avalado por la presidenta de la Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana, Cuchita Lluch, que a su vez ejerció de coanfitriona dándole el toque entre Saint Tropez y Porto Cervo.


Otro apoyo importante fue del miembro de la Academia Sergio Adelantado, que llegó acompañado por su hermano Luis, perdón, por su padre. Es que realmente parecían hermanos, no sólo por el look desenfadado de su progenitor, sino por la actitud de ambos. El lenguaje no verbal tiene esas cosas.

Nicola Seyda destacó, como las Mufins de Aceituna Negra y Mojama, y comentó que su hija Inés espera la llegada de Miami, de su prima Lola Romero Lluch, en junio. Nicola es cuñada de Cuchita y de Begoña. Esta última, Cordon Bleu. En resumen, que los Lluch son todos glamourosamente gourmets, así que estaban en su salsa entre los Cubos Melosos de Verdura y la Tempura de Plátano a la Lima.

La que contó como novedad que va a estar en su salsa es su amiga Ángeles Casanova, que además, es lista y por eso deja aparcada la moda para dedicarse de lleno a la empresa familiar de salsas Caster, que el mundo está revuelto y achuchado y seguro que cada vez se comen más hamburguesas. Y si no, para hacerle la pelota a la Merkel, aumentará el consumo de salchichas y con ellas la mostaza. Y si no, como para los chinos crisis significa oportunidad, se cambian a la salsa de soja y a crecer.

Pero realmente glamourosas eran las mujeres que chisporroteaban como el champagne que servían entre langostinos con mango a las cinco especias. Otras especiales fueron María García Polo e Isabel Aliño, Carmen Romero, espectacular con una falda de lentejuelas, y Beatriz Pechuan, que no puede ser más guapa. Su marido, el empresario Carlos Gómez Lechón estaba cerca. Hace bien. Que no se le despiste.

 

Especiada también andaba Mamen Jofre, alto cargo de la Generalitat, que acudió y disfrutó porque es una mujer completa que sabe divertirse cuando toca y que siempre sonríe, lo que en estos tiempos se agradece. La consellera Maritina Hernández también supo disfrutar.

Silvia Escolá, simpática, animada, divertida y con mucho mundo, además de ser una ferviente admiradora de Bernardin Roig, ese singular escultor famoso por sus gordos blancos y por haber expuesto con la cuñada de Silvia, Begoña Serratosa, conocedora de las últimas tendencias artísticas y garantía de calidad en ese particular mundo de los cinceles y las brochas. Su hermano Pablo, por su parte, asistió y no asistió, pues saludó y se teletrasportó a un magnífico salón lleno de discretos seguidores de la Roja. Que para eso estaba en el hotel favorito de Tesa de Baviera cuando viene a Valencia a ver a su prima, Ángela Manglano y en esos lugares nunca jamás levanta uno la voz.

Al que no le hizo falta fue a Iván Martínez Colomer, que desconoce todo del mundo del balonpié, a mucha honra, y que estuvo acompañado por su joven y bella esposa, Ana García Paredes, en animada charla con la joyera de moda, Salomé Corell, pero no hablaban de pedruscos, sino de las piedrecitas del parque en el que juegan sus hijos, Lucas y Ramón, compañeros de asiento de autobús, con lo que une eso para los restos.

Hombres elegantes y sin necesidad de saltar como posesos viendo como España triunfa en algo, mallorquines tenistas a parte, eran el odontólogo András Llobell y sus amigos Alfredo Montoro, Rafael Alcón, Germán Ros y Pedro Muñoz.

La fiesta resultó elegante, el disck jockey de terraza de Porto Cervo en Cerdeña, muy ad hoc, y por eso, como hay que demostrar que cada vez somos más europeos, que nos jugamos la prima de riesgo, a eso de media noche, la gente fue desapareciendo a sus aposentos con la misma discreción y elegancia con la que engulleron el abundante coctel de su amigo Rafa Morales. Los hay con suerte.

 

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