VALENCIA. La semana pasada tuve la ocasión de escuchar a Nouriel Roubini y lo que más me sorprendió no fue su mensaje. Lo verdaderamente curioso fue la repercusión de sus discursos entre los oyentes, casi todos representantes del sector financiero y empresarial:
- La mayoría consideraba acertada su tesis de que Europa está al borde del precipicio y Roubini más parecía un moderado que un radical doctor. ¿Quién ha cambiado: el doctor o la percepción que tenemos la mayoría de los españoles de la situación ante los nulos avances tanto europeos como propiamente nuestros para arreglar la situación?
- Parte de los asistentes aprovechaban la reunión para relanzar contactos perdidos, pues consideraban que los años venideros serán muy duros para sus negocios y estaban pensando en emigrar a otras zonas.
La ruta trazada por Roubini está clara para intentar enderezar en la medida de lo posible la situación:
- a) Hay que romper el bucle de recapitalizar los bancos con deuda pública y que las entidades nacionalizadas como sucede en España aprovechen el dinero inyectado para comprar deuda pública. Es decir, hay que sanear los bancos mediante acciones preferentes a través del Mecanismo de Estabilidad Financiera.
MÁS DÉFICIT
- La ayuda europea a la banca española aún está por definir tanto en cuanto cantidad como al mecanismo, pero tiene todas las trazas de incidir en el déficit público diga lo que diga Mariano Rajoy, al que ahora no le preocupa la prima de riesgo. Resulta incongruente, sorprendente e inexplicable que Italia nos tenga que prestar dinero al 3%, cuando se financia al 6%. Y, mientras tanto, cada vez son más las voces que siguiendo a la escuela austriaca de economía que abogan porque los acreedores, excepto los depositantes, sean los primeros que apechugen con sus inversiones antes que recurrir a todos nosotros para salvar los bancos insolventes. Las propuestas por liquidar entidades insolventes es fruto de este debate ideológico.
- b) Es necesario establecer un programa de garantía de depósitos a nivel europeo financiado con impuesto sobre transacciones financieras o un impuesto sobre pasivo bancarios. Parece que un euro depositado en un banco griego o español no es lo mismo que en un banco alemán y hay que acabar con esta dicotomía si queremos preservar la moneda única. Cuando uno viaja por la Europa Central, la pregunta más frecuente es ¿por qué que el pasivo bancario español se paga claramente por encima del Euribor?. Hay que aprovechar la recapitalización de nuestro sistema en el que todos los bancos verán ¿suficientemente? reforzados los recursos propios para acabar con algo totalmente irracional. Si además de la recapitalización y los mangerazos de liquidez se sigue pagando estos tipos es que el agujero es mayor del declarado. La valoración del suelo es el tema principal y que muchas veces se esconde a la hora de establecer la cantidad necesaria.
- c) Hay que avanzar en todos los aspectos hacia un sistema común de supervisión y regulación y evitar el problema de entidades demasiado grandes para dejarlas caer.
MISTERIOSOS BALANCES
- Después de tantos años de crisis, los bancos centrales siguen sin querer conocer los balances de los bancos ni lo que esconden, apareciendo periódicamente grandes agujeros que se justifican inexplicablemente en aspectos tales como pérdidas de trading, mal funcionamiento del sistema, crisis internacional...
- Hay que romper la dicotomía de que mientras Alemania se financia gratis y se aprovecha de la debilidad del euro a los países periféricos nos cuesta más. La mutualización necesaria de la deuda, aunque sea parcial. es inevitable si queremos mantener el euro.
- d) Pero para que todo esto avance es necesario mantener cierto crecimiento mediante las reformas estructurales que estimulen el aumento de la productividad, acompañada de la debilidad del euro, gastos en infraestructuras y una mayor integración política y económica.
- e) Contra lo que es aireado para justificar salarios de miseria, España es el único país de la Unión Europea que ha mantenido su tasa de participación en el comercio mundial. Y aunque muchas veces se habla del diferencial del crecimiento de los costes laborales unitarios en comparación con Alemania en la última década -si excluimos los relacionados con la construcción-, no es tanta. Si tenemos unas infraestructuras y un capital humano de primer nivel y homologable con cualquier país, entonces cabe preguntarse: ¿por qué después de hacer las reformas el país no funciona?
REFORMAS Y MÁS REFORMAS
Para mí faltan elementos esenciales como:
- a) El rápido funcionamiento de la justicia, de forma que sea punible robar a gran escala y no se eternicen los expedientes desde los juzgados a la audiencia y viceversa.
- b) La reforma del sistema político administrativo en nuestro país. El Senado, las diputaciones, los cargos de confianza, los profesionales de la política, los asesores... son un coste sustancial para el funcionamiento de la economía e incrementan la deuda pública y su coste.
MENOS POLÍTICOS
Los 400.000 políticos que van de un puesto a otro -y prueba de ello vean donde se ha colocado todo el equipo de Camps porque no encuentran trabajo en la empresas privada-, deben reducirse a la decima parte.
- c) Establecer de forma generalizado el copago de servicios para fomentar el racional uso de los mismos y reducir los impuestos. Aquí hay una tarea micro que deber realizarse desde la universidad (donde en cursos de doctorados hay más profesores que alumnos y se pierde la visión general de la materia) hasta hospitales (donde la comida debe como mínimo pagarse).
CONCLUSIÓN
A lo largo de los próximos días veremos, leeremos y oiremos en función de los resultados de las elecciones griegas que si el euro se ha salvado por la campana o no, que si la próxima cumbre resolverá los problemas, que si tal o cual iniciativa... Independientemente de estas noticias más calientes, lo que tengo claro es que vienen tiempos duraderos de sangre, sudor y lágrimas y que no hay que descartar una vuelta a los 60. Todo depende de nosotros.
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Enrique Roca es analista financiero