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Aficionado al coleccionismo en general y particularmente a los cuadros, barcos, pajaritas, chalecos, a los libros de matemáticas, economía y filosofía de actualidad; con cerca de 8.000 volúmenes en una biblioteca que su mujer considera “voluminosa”. También es un entusiasta comprometido con las bicicletas y el billar. Le gusta rodearse de exquisitez y calidad. Entre sus cuadros hay algún Dalí original y alguna obra que ha cedido al IVAM para alguna exposición como un Pablo Sebastián.

-En su caso, ¿el coleccionismo es obsesivo?

-No, por favor. Quizá tengo cierto punto de maniático. La pasión por conocer, que no por poseer, despierta mi interés por las cosas que tiene valor por sí mismas.

-¿Por qué de todas sus inquietudes artísticas eligió los números como profesión?

-Fue un imperativo circunstancial. Mi padre quería que fuera intendente mercantil y cuando acabé a los 17 años me encontré con que para seguir tenía que estudiar economía. Y a partir de ahí inicié un periplo experiencial muy interesante. Soy Inspector de Hacienda del Estado, fui investigador en foros la London School of Economics, en el Public Finance Brookings Institution Washington D.C, presidente del Registro de Economistas y Asesores Fiscales, entre otras actividades y hoy además socio director de Leopoldo Pon.

-Y también decano del Colegio de Economistas. ¿Qué supone serlo en época de crisis?

-Es un gran reto, porque a diferencia de otras profesiones a los economistas sólo se nos llama cuando la situación es muy difícil.

 -Si yo fuera Zapatero ¿qué medidas me aconsejaría debería aplicar para hacer frente a la crisis?

-Creerme la economía de verdad y considerarla como una dimensión social sobre la que se puede actuar. Zapatero llegó al gobierno con un ciclo económico expansivo y creyó que actuar sobre eé podría ser contraproducente. En 2008 no diagnosticó la crisis que se avecinaba y fue adoptando medidas que no dejan de ser paliativas.

 -Cómo experto en impuestos, ¿qué opina de las previsibles futuras subidas?

-Hoy en día los impuestos han dejado de ser los salvadores de los defectos del capitalismo. Y han demostrado que por sí mismos no son capaces ni de redistribuir la renta ni la riqueza en ningún país del mundo. Los impuestos no van a ser los salvadores del déficit público español.

-¿Los economistas ven brotes verdes?

-Los ciclos económicos duran entre 4 y 8 trimestres. Nosotros estamos entre el 6º y 7º trimestre. La estadística se cumple. Sin embargo, en España tenemos además de este problema coyuntural otro estructural provocado por un 20% de paro. Un hecho que no es propio de un país desarrollado, sino de uno subdesarrollad.

-¿Y esto qué efectos tiene?

-Que tendremos que salir del ciclo económico y además cambiar el modelo productivo. Es inaplazable porque si bien los procesos de recuperación se darán; esto es: el PIB subirá, los estamentos que tienen trabajo lo mantendrán; también es cierto que enquistaremos la pobreza y crearemos una sociedad bipolar, que segrega a un colectivo de personas que no formarán parte de la sociedad civil ordinaria, como ocurre en París o en EE UU. Esto hay que decirlo.

-Le encanta viajar, ¿por placer?

-Sí, pero soy mal viajero y mal turista. He estado en Pekín y en Shangai, pero no en Japón porque no me interesa. Eso sí, soy de las personas que repite lugares que me gustan.

-¿Es fetichista de sus hobbies?

-Las cosas que hago me gusta hacerlas bien o por lo menos intentarlo. Hago deporte de fondo con una bicicleta hecha por Ferrari. Salgo con un grupo ciclista profesional cada fin de semana. Y juego al billar con los amigos en Denia. Dispongo de una habitación diáfana de 60 metros cuadrados, decorada con mucho detalle y allí juego con mis amigos sobre una mesa de Gran Macht.

-¿Personalmente qué le preocupa?

-Ser yo mismo. Es importante ser uno mismo y no lo que la sociedad dice que puedes ser. También intentar que haya armonía entre mi vida privada, social y profesional. No me interesa la vacuidad de la vida social, la mía es doméstica  como ir al mercado a comprar con mi mujer. Me preocupa no desequilibrarme en demasía.

-¿Cómo será la vida en 2020?

-Todo depende de los cambios que hagamos hoy. En economía hablar de más de dos años es irrisorio.