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VALENCIA (LUIS A. TORRALBA). Analistas, operadores, gestores e inversores en particular asisten en las últimas semanas a fuertes oscilaciones de las bolsas, que en el caso de la española se acentúa todavía más -y a la baja- ante la compleja situación económica reinante.

El histerismo en el parqué se agrava ante los mensajes apocalípticos lanzados por los especuladores de turno -previa toma de posiciones bajistas-, con el fin de provocar mayores caídas en bolsa y así embolsarse pingües beneficios.

El pequeño inversor, el ahorrador, el ciudadano de la calle, ve con preocupación como sus inversiones van menguando, mientras aquellos -pocos, pero todavía quedan- que tienen liquidez en el bolsillo no se atreven a entrar ante lo agitado que está el patio bursátil.

Dos reformas bancarias en el corto espacio de tres meses y que tenga que ser intervenida una entidad presidida por el que fuera ministro de Economía -además de director gerente del Fondo Monetario Internacional-, no son precisamente factores que devuelvan la calma a los sufridos bolsistas.

PIES EN POLVOROSA

Y todavía menos de los inversores institucionales, los que realmente mueven el parqué, muchos de los cuales hace tiempo que pusieron pies en polvorosa. Así se explica también que los bajistas hayan tomado el timón de la nave bursátil.

Sin embargo, es ahora cuando hay que echar mano de un viejo axioma bursátil: 'cuando todo el mundo vende es momento de comprar'. A poco que se vaya reconduciendo la situación económica el dinero volverá a entrar en el parqué, lo que obligará a los bajistas a cerrar sus posiciones -tendrán que comprar porque previamente han vendido- y con ello las cotizaciones comenzarán a recuperar el brillo perdido.

PILARES DE LA INVERSIÓN

Pero mientras llega ese momento, ¿cómo prepararse y, sobre todo, cómo actuar en una bolsa a la baja y presa de la volatilidad ante el histerismo colectivo? Este diario ofrece a continuación cinco claves recabadas en base a la opinión de las consultas realizadas con analistas de prestigio. Son recomendaciones enfocadas a los pequeños inversores para evitar que sus ahorros sigan menguando y, muy especialmente, que aprendan aspectos a tener en cuenta para futuras inversiones.

Diversificar, controlar el riesgo, proteger la cartera, documentarse bien de las empresas donde invertir y echar mano de la psicología son los cinco pilares sobre los que todo aquel bolsista que se precie debe construir su cartera de valores.

1. DIVERSIFICAR. Es lo primero que tiene que tener en cuenta un inversor, tanto el que lo haga en bolsa como en el que opere con otros activos financieros. Cuanto mayor se diversifique menor será el riesgo de error en la inversión.

En la bolsa española, concretamente en el Mercado Continuo, cotizan cerca de 130 valores de más de una decena de sectores, pero también hay vida bursátil fuera de España. ¿Por qué reducir la inversión sólo a la renta variable española teniendo a la estadounidense y/o alemana, por ejemplo, cuyas economías caminan ya por la senda de la recuperación? O, ¿por qué invertir a más corto plazo si a largo son mayores las posibilidades de éxito?

2. CONTROL DEL RIESGO. Otro viejo axioma bursátil dice aquello de que 'vale más perder que más perder'. Y para llevarlo a la práctica existen unos mecanismos llamados 'stop loss' -'freno a las pérdidas'-, que son una especie de paracaídas para cortar de raíz mayores pérdidas.

Básicamente se trata de órdenes de venta condicionadas a una caída de la cotización de las acciones, que se activan automáticamente una vez se ha realizado la orden de compra. De este modo frenan rápidamente los descensos sin tener que estar consultando en cada momento la cotización. Los expertos consultados por este diario advierten que pérdidas superiores al 15/20% son difícilmente recuperables, por lo que cortar las pérdidas nos garantizará la supervivencia.

3. PROTEGER LA CARTERA. Si los 'stop loss' minimizan las caídas en bolsa, los productos derivados (futuros, opciones, warrants...), logran prácticamente equilibrar las pérdidas al ser una especie de 'contracaída'.

Por ejemplo, al comprar opciones puts (o derechos de venta) se obtienen beneficios si el valor de las acciones cae. O, por el contrario, vender futuros del subyacente -acción- que se tenga en cartera, lo que evita tener que vender las acciones y en caso de caer el valor en bolsa se gana en futuros la misma cantidad que se pierde en acciones sin tener que haberte desprendido de ellas.

4. DOCUMENTARSE BIEN. A la hora de entrar (o salir) de una cotizada es determinante saber en qué situación se encuentra, los fundamentales que tiene -e incluso su aspecto gráfico-, contemplar la rentabilidad por dividendo que ofrece... Varios aspectos para meditar bien la decisión a tomar.

Actualmente estamos en plena campaña de presentación de los resultados del primer trimestre del año, por lo que nada mejor que conocer de primera mano dicha información echando un vistazo a los estados financieros de las cotizadas en la web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y, de paso, aprovechar los consejos para invertir que el organismo supervisor ofrece para los menos duchos -y no sólo para los que operan en bolsa- en su sección finanzasparatodos.es. Un sitio de visita obligada para ir tomándole el pulso a la importancia de la economía en la vida diaria.

5. MUCHA PSICOLOGÍA. Conviene tener una mentalidad adecuada para identificar las oportunidades existentes -porque siempre las hay-, no dejándose arrastrar por la masa... o por los 'agoreros de turno'. Por ejemplo, desconfiar de los 'chollos a la vista' porque suelen acabar en fiascos en toda regla.

O tener en cuenta que valor y precio no es lo mismo, es decir, que un valor marque en bolsa un precio inferior al euro -lo que se conoce en el argot como 'penny stock'- no significa que esté barato por muchas acciones que se puedan comprar con poco dinero.

Warren Buffet, el 'oráculo de Omaha' y uno de los gurús más respetados de la comunidad internacional, decía que "precio es lo que pagas y valor es lo que recibes".