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Álex Penadés:
"Cuando preguntas quién quiere ser emprendedor, todo el mundo mira al de al lado"

12/05/2012

VALENCIA. Álex Penadés (Venezuela, 1967), es economista y experto en Marketing. Tiene experiencia internacional en mercados asiáticos, americanos y europeos, y sobre todo vocación empresarial y creativa. Empezó su labor al frente de mychiringuito.com y participó en Avantpro, mercantil dedicada a desarrollar nuevas tecnologías para el marketing. Experto en marcas, trabajó para Lois y UBS. Es profesor de economía, marketing y creación de empresas en ESIC, Fundesem Business School y la Universidad Europea de Madrid, entre otras. De cuna de empresarios emigrantes que se han buscado la vida constantemente, tiene claro que el autoempleo es el futuro y que lo raro es tener un trabajo para toda la vida. Cree que el sistema actual ha convertido a la juventud en "niños de papá". Tiene un hijo de tres años y otro en camino.

-¿Por qué en España abunda tanto la mentalidad funcionarial?
-Es normal en el ser humano buscar seguridad. Y además el sistema español ha permitido el crecimiento y expansión de varias figuras funcionariales. Por ejemplo en EE.UU, los notarios no obtienen una plaza de por vida con privilegios vitalicios. Por otro lado el sistema autonómico, político y educativo ha propiciado que la mayoría de la población optara por un trabajo para toda la vida.

-¿La educación en este sentido es determinante?
-Sí. Desde la niñez estamos eligiendo. A un chaval en pleno proceso hormonal se le invita a elegir entre ciencias y letras y normalmente su elección viene determinada porque quiere estar con la chica o el chico que le gusta, no por vocación, en la mayoría de los casos.

-¿Cómo profesor universitario, con qué tipo de jóvenes se encuentra?
-Con chicos/as que cuando les preguntas porque están ahí te confiesan que como no sabían qué hacer han elegido Económicas. Antes sabían que enviaban un curriculum a una empresa y alguna les llamaría. El panorama ahora es distinto.

-¿Por eso decidió dar clases de autoempleo?
-Lo que está claro es que si ahora no es tan fácil encontrar trabajo, lo mejor que pueden hacer es crear su propia empresa. Vivir en el nido familiar les facilita este impasse. Tienen imaginación y no buscan ganar dinero, por ahora. Este es un buen momento para que resurja la frescura perdida al habernos convertido en un país funcionarial.

-¿Esta mentalidad está arraigada en más países europeos?
-En todos los del sur. La mentalidad anglosajona y calvinista parte de la máxima de que el destino me lo forjo yo con mi trabajo, no espero a la sopa boba en casa. Cuanto más trabaje, más ideas tenga y más esfuerzo invierta me va a ir mejor. Nacer en Occidente es un privilegio y la mayoría somos niños de papá porque lo hemos tenido todo. Pero el concepto de "buscarse la vida" se ve más en los anglosajones que en los países del sur. Unir conceptos como soy niño de papá y espero que caigan las cosas del cielo es un gran error. Eso es lo que ocurre en España. Cuando preguntas quién quiere ser emprendedor, todo el mundo mira al de al lado.

-¿Por qué un día decidió enseñar a emprender más que a dar clases de economía?
-Por un lado por mi experiencia. Mis padres emigraron en los 50 a Venezuela, donde nací. Allí empezaron de cero y a base de tenacidad mejoraron. Nací en un ambiente de ahorro, trabajo y equilibrio, pero con el pensamiento de volver a España. En ese ambiente se revive constantemente porqué se ha emigrado y lo que pasa cuando se gasta más de lo que se ingresa o se pierde el dinero invertido. Mi padre me recordaba que tenía educación, salud y alimentación, pero que si quería progresar tenía que buscarme la vida. Y desde niño empecé a trabajar. Limpiando coches, cortando el césped, haciendo, creando una banda de rock y dando clases particulares a gente más pequeña que yo. Así descubrí una vocación que para mi hoy es un hobby.

-¿Es decir que para usted lo normal es "buscarse la vida"?
-Es más, lo raro es que no sea así. Cualquier mamífero le enseña a sus crías a pescar, cazar, dónde pacer, cómo evitar peligros...sin embargo en esta sociedad los padres hemos dejado esa responsabilidad al sistema educativo. Por otro lado sentía la responsabilidad de no dejar pasar mi tiempo como educador sin enseñarles, al menos, cómo montar su empresa.

-Su libro "El chiringuito de Martín" invita a los padres a que igual que les animan a jugar al fútbol o al tenis, les animen a emprender, para que puedan responder mejor cuando se les pregunte aquello de ¿qué quieres ser de mayor?
-Sí. Hace unos años realicé una investigación sobre la influencia de la publicidad y el marketing en los malos comportamientos alimenticios de los niños; hace poco y, tras fallecer mi madre, reflexioné más sobre el papel de padres e hijos dándome cuenta que intentamos animar a la juventud a emprender cuando carecen de hábitos desde pequeños.

-Entonces, ¿a los 30, 40 o 50 años ya no se puede emprender?
-Sí se puede. Para emprender hay que tener ideas, contactos y asociarse con personas, a veces más jóvenes, o no, pero con ilusión. Conozco miles de casos de negocios iniciados con poco dinero. Recuerdo el de un grupo de jóvenes italianos que se dedicaban a restaurar locales y montar negocios que conocían. Alojaron a estudiantes, crearon restaurantes... vieron Valencia como la oportunidad de ser la futura ciudad Erasmus. Otro reciente en Carcaixent donde un grupo de jóvenes decidió abrir un restaurante con dos premisas: dar un servicio exquisito, una especialidad y volcarse por el cliente. Para ellos no existe la crisis.

-Sí, pero a los 40 o 50 años ¿cómo emprender?
-El caso de mi padre es un ejemplo. Aunque él hoy piensa que esta crisis es mucho menor que la que él vivió. Eso sí, nos dice: la que os espera, porque a mi me queda poco aquí. Es cierto que este es un mundo diseñado para jóvenes, por eso, como hizo mi padre al llegar de Venezuela con 55 años, se juntó con jóvenes. Él puso la experiencia y sus socios la energía de la juventud. La empresa funcionó. Empezó de carbonero y acabó de joyero. Él me enseñó que había que reinventarse continuamente y es lo que sigo haciendo.

 -¿El autoempleo es una salida del paro?
-Eso es algo que no digo yo, pero así es. El futuro pasa por el autoempleo y tener que reconvertirse continuamente.

-Cuándo reflexiona sobre la situación económica actual ¿qué transmite a sus estudiantes?
-Como muchos españoles, me siento indignado con los políticos que tenemos. Me parece que si actualmente las medidas de ahorro son buenas, también lo tenían que ser hace veinte años, pero se las saltaron a la torera. Me indigna ver cómo recortan el salario profesional y ellos sólo se lo recortan un 5 o 10% conservando además muchos privilegios. El sistema financiero es un fraude por impedir por un lado la dación a miles de hipotecados y reclamar por otro ayudas al Estado. Creo que si vamos a tener que ayudarles nos sobran razones para reclamar cancelaciones de deuda o solicitar préstamos. También me parece que nos hemos acostumbrado a llorar reclamando oportunidades sin ver que otros países están peor. No entiendo que la gente se tire de los pelos porque se les pida que trabajen dos horas más.

-¿Entonces acabamos con el estado del bienestar?
-No, pero tampoco podemos pensar que nos lo merecemos todo. Actualmente al estar el sistema en convulsión vivimos más intensamente, porque pensamos más, creamos más, nos buscamos más la vida y valoramos más el presente. Cuando me preguntan, ¿qué tal te va? Siempre digo, me va bien hoy, mañana no lo sé. El mundo profesional es así. Digamos que Carpem Die (vive el momento) es la medida de hoy.

-En tiempos de crisis ¿se siguen llevando las marcas?
-Sí. Se vende de todo porque hay gustos para todos. Las marcas blancas están haciendo un trabajo social importante que no se les reconocerá nunca y para algunas personas llevar una determinada marca le vincula a un estilo de vida y a unos valores de los que no piensa prescindir.

-Con las redes sociales ¿es más fácil crear una marca?
-No, es más complicado que nunca. Una marca surge tras un producto diferenciado que ha generado valor en un público objetivo al que cuidas muchísimo y lo tienes fidelizado. Internet no es la panacea para crear una marca. Hay muchos clientes, muchas ofertas y las audiencias están muy fragmentadas. Es más fácil crear un producto diferenciado y un público que crear una marca.

-¿Qué empresa de la Comunidad Valenciana lo ha hecho bien en cuestión de marcas?
-Digamos que aquellas que fidelizan los clientes a base de darles un servicio exquisito lleno de detalles. En mi barrio, en Velluters, hay una mantequería, Llamascentelles, regentada por dos chavales que se desviven con los clientes, por eso les va bien. Aquellos en los que entras y te echan con la mirada, ni vuelves, ni hablas bien de ellos. El poder de la prescripción es infinitamente mayor que cualquier campaña publicitaria o comercial. Las aseguradoras sanitarias, ahora que tienen más trabajo, podrían recordar que el cliente es quien las mantiene.

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