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VALENCIA. A los postres del Telediario, millones de españoles y centenares de miles de clientes de Bankia han visto y oído por primera vez al nuevo guardián de sus ahorros: José Ignacio Goirigolzarri. El objetivo es evidente, trasladar en horario de máxima audiencia un mensaje de tranquilidad y confianza por parte del nuevo hombre fuerte de la entidad en 36 segundos, la duración habitual de un total o corte de voz de televisión.

El texto está muy trabajado y definido desde un punto de vista de contenidos con una serie de palabras claves fundamentales: "responsabilidad", "ilusión", "futuro", "confianza", "profesionales" y la tripleta "más fuerte, rentable y potente".

Sin embargo, la incomodidad de Goirigolzarri es manifiesta en los gestos, en parte por la papeleta que tiene por delante y por la propia exposición a un medio de comunicación. Aunque Goirigolzarri cuenta con una dilatada experiencia pública por su labor como consejero delegado de BBVA, era su presidente Francisco González quien se las veía habitualmente con la prensa.

MIRADA HUIDIZA Y SONRISA FORZADA

Los gestos dicen más que las palabras. Esquinado ante el fondo con los logotipos de la entidad, Gorigolzarri empieza su declaración con una sonrisa nerviosa fruto de la tensión y de la voluntad de agradar.

Pesa en su contra el flequillo ligeramente despeinado, su delgadez y las continuas fugas de la mirada que transmiten una fragilidad atribuible a su condición de técnico más que de político, pero que no refuerzan su mensaje.

Aunque quedan casi fuera de plano, las manos no se mantienen quietas y llega a apreciarse cómo hace el gesto del círculo con el pulgar y el índice al asegurar que quiere transmitir "confianza". Este gesto está relacionado con la precisión y se ve reforzado con la apertura de las cejas, que refleja la voluntad transmitir franqueza.

UN PROYECTO DE TÉCNICOS

La diferencia con su antecesor, Rodrigo Rato, un hombre forjado en la dialéctica política, el nuevo presidente repite un mensaje memorizado y, aunque luego rectifica, llega a tener dos lapsus. El primero al casi deslizar la palabra 'accionistas' antes que 'clientes', movido por la costumbre de las apariciones públicas que tuvo al estar de segundo de un banco como BBVA.

El segundo, cuando cambia un "están" por un "estamos involucrados en este proyecto". Teniendo en cuenta que estas declaraciones se realizan unos minutos después de asumir el cargo, se puede atribuir a la falta de costumbre y evidencia las largas conversaciones que sobre la entidad ha mantenido en los últimos tiempos.

En líneas generales la declaración presenta a un técnico más que a un profesional de la oratoria (reforzado por su invocación la "equipo de profesionales") y una firme voluntad por parte de la entidad de defender a Bankia y transmitir una confianza fundamental para el negocio.