MADRID (EP). Goldman Sach ha estimado que la banca española, obligada a provisionar cerca de 54.000 millones de euros con la reforma financiera, aún tiene que limpiar sus balances de activos ligados al ladrillo por otros 58.000 millones de euros, y así acabaría con las dudas de los mercados sobre la salud del sistema financiero español.
En un informe que analiza la situación que atraviesa la banca española tras la reforma financiera aprobada el pasado 3 de febrero, la compañía estadounidense justifica estas provisiones en el intento por frenar este "escepticismo".
De los 58.000 millones estimados, que engrosarían la factura por los activos inmobiliarios por encima de los 100.000 millones, Goldman considera que los bancos españoles tienen que dotar 19.000 millones para los activos problemáticos, mientras que el resto de los 39.000 millones se destinarían a prevenir los créditos en riesgo de impago.
En cuanto a la separación de los activos ligados al sector inmobiliario en una sociedad independiente, tal y como se plantean el Banco de España y el Ministerio de Economía y Competitividad, el banco estima que la factura oscilaría entre 21.000 y 37.000 millones de euros.
Goldman pone de manifiesto que la banca española ha sido la gran beneficiada de las subastas de liquidez del BCE y prevé que las entidades españolas afronten con garantías los próximos dos o tres años. De producirse un escenario de fuertes pérdidas, observa con posiciones de capital "fuertes" a Santander, BBVA, Sabadell y Bankinter.
Ahora bien, a la hora de recomendar inversiones en la banca española, la firma norteamericana se decanta por la gran banca: Santander y BBVA, ante la diversificación de sus negocios.
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