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VALENCIA.Desde que Canales aterrizó en Valencia desató pasiones. Su fichaje por el club blanquinegro despertó una gran ilusión entre todos los aficionados que veían en él al nuevo Villa, Silva o Mata. Además, el traía ese plus que da el llegar con ganar de resarcirse de una mala experiencia en el Real Madrid.

Arrancó la temporada jugando. Unai pronto le hizo un hueco en el equipo a pesar de haber estado ausente buena parte de la pretemporada. Sin embargo, su calidad y las ganas de verle del público le dieron muchos minutos de inicio.

En esos primeros partidos dejó destellos del futbolista que es y tras firmar su primer gol con la camiseta valencianista el 1 de octubre ante el Granada se dispararon las expectativas. Esas que sólo 22 días después se esfumaron.

Su lesión ante el Athletic de Bilbao en Mestalla le dejaba fuera de combate para el resto de temporada. La rotura parcial del ligamento cruzado de su rodilla derecha le cerraba las puertas de su primera temporada en Valencia.

Su recuperación se cifró en seis meses por lo que su regresó hubiera sido en mayo, que es cuando acaba la Liga. Sin embargo, Sergio ha demostrado que está hecho para triunfar en el fútbol.

No se hundió, puso su sonrisa de veinteañero ante la desgracia y se machacó día sí, día también con los recuperadores del club. Así, hasta conseguir estar listo casi en cuatro meses y medio. De hecho, y como desveló el propio Unai Emery, el jugador le pidió regresar al equipo con tan sólo dos entrenamientos con el resto del grupo.

Su regreso finalmente fue el pasado 11 de abril ante el Rayo Vallecano. Mestalla le tributó una gran ovación para recibirlo. Una muestra más del cariño que le tiene a pesar de como dice él, "no he demostrado aun nada".

En Cornellá ante el Español siguió acumulando minutos y el salto definitivo lo dio en el Calderón. En una noche aciaga para el equipo y para el valencianismo, Sergio le echo agallas. Pidió el balón, jugó y peleó hasta el último minuto a pesar de la goleada que encajaba el equipo.

Allí se ganó su titularidad. De hecho en el vuelo de vuelta a casa el propio presidente, Manuel Llorente, le dijo "hoy te he visto bien".

Ante el Betis Unai le dio la titularidad y el mago no defraudo. Canales sacó su mejor repertorio. Jugó entre líneas y libre de movimientos. Se asoció con Jonas, con Feghouli, con Soldado, con Parejo y con cualquiera que quisiera jugar al fútbol.

Participó en toda las jugadas de ataque del equipo y asistió al argelino Feghouli en el segundo tanto. Su premio le llegó en el minuto 80 cuando fue sustituido por el canterano Bernat. Mestalla se levantó, le aplaudió y coreó el nombre de su nuevo ídolo.

Había ganas de ver a Canales. Había ganas de disfrutar de la magia del mago. Mestalla, eso sí, le emplazó a la noche del jueves para que convierta el estadio en una fiesta a base de trucos inesperados. Otro truco más como el de aparecer cuando nadie le esperaba y justo en el momento donde el equipo se juega la temporada. El Mago ha llegado a tiempo