VALENCIA. Vicent Soler (Valencia, 1949) es doctor en Economía por la Universidad de Valencia, research scholar en la London School of Economics, catedrático de Economía Aplicada, y desde hace un mes es el nuevo decano de la Facultad de Económicas de Valencia. Durante muchos años ejerció cargos institucionales con varios gobiernos socialistas y, aunque sigue siendo militante por una "cuestión romántica", desde hace 16 años se centró en la docencia, actividad que nunca dejó ni cuando fue conseller de Administración Pública.
Considera "una barbaridad" los recortes en educación que se están implantando porque para él recortes y eficiencia no son sinónimos. De la actual crisis asegura que sin políticas de crecimiento coordinadas desde una Europa unida económicamente costará más ver el final del túnel. Escribe artículos de opinión y libros porque le obsesiona "incitar a la reflexión". Piensa que de esta crisis surgirá una generación de profesionales menos ávidos de pelotazo y más convencidos de seguir la ley del esfuerzo. Tiene dos hijas, (la mayor vive en EE UU). Le encanta la geografía valenciana y relacionarse con las gentes de las comarcas.
-¿La subida de tasas de matrícula en la Universidad es una buena medida?
-No me parece una mala medida siempre y cuando vaya acompañada de una política de becas más real, más fuerte y superior a la actual porque de lo contrario se genera una discriminación frente aquellos que no tienen la misma igualdad de oportunidades. De todos modos desconozco si la revisión que se ha efectuado es la correcta.
-¿Qué opina en general de los recortes anunciados en Educación?
-Me parece una barbaridad recortar en formación porque es la manera más segura de desvirtuarla para futuras generaciones. No es apropiado para nuestra economía y nos hace menos competitivos que nuestros homólogos europeos del norte. Eficiencia y recortes no son sinónimos.
-Sin embargo hay quien desde la Universidad piensa que existen demasiadas titulaciones y edificios universitarios.
-Creo que no se puede generalizar. Hay que repensar caso por caso. Evidentemente no puede haber titulaciones con pocos alumnos, ni duplicación de las mismas en pequeños territorios. Eso son errores que hay que reordenar. Por otro lado si existen tantos edificios universitarios es porque existe demanda. Las universidades se construyen para llenarlas de alumnos, no para masificarlas.
-Esta crisis es de origen financiero y en el caso español es una crisis de liquidez. Falta dinero y no hay acceso al crédito. Una crisis que hunde su raíz en el sector privado, no en el público. El volumen de la deuda que en los últimos 15 años hemos acumulado es tremendo. Se ha llegado a cifras del 400% del PIB. Era deuda de los agentes económicos privados, empresas y familias. No se entiende cópmo el Sr. Rajoy y la Sra. Merkel se plantean lo imposible. No se puede plantear solamente la lógica de la consolidación fiscal, cuando eso significa luchar contra el déficit público sin las armas de un aumento de ingresos.
-¿Qué puede ayudar a incrementar esos ingresos, el IVA, los impuestos...?
-No. Básicamente que haya actividad económica. Disminuir el déficit público sólo con aumentos de impuestos y recortes en los servicios públicos es entrar en una espiral en negativo. Si hay menos gasto público puede impactar negativamente en la actividad económica, si hay menos actividad económica los ingresos serán menores... es una espiral negativa. ¿Cómo se puede romper? Haciendo políticas de crecimiento.
-¿Cree que la economía española tiene problemas de solvencia?
-No, es una exageración. España no es Grecia ni Irlanda. Los mercados, que son los amos del mundo en estos momentos, son inteligentes. Aumentan la prima de riesgo porque intuyen que las cosas pueden no hacerse bien, pero si tu das credibilidad de que a la larga vas a poder devolver el dinero y por tanto puedes ser solvente las cosas se pueden resolver. ¿Y cómo se puede hacer? Dilatando los tiempos para la consolidación fiscal y practicar políticas de crecimiento.
-¿España por si sola puede hacerlo?
-No. La solución sólo es posible a nivel europeo. Es cierto que gracias al Banco Central Europeo las cosas no están peor de lo que están, pero también que los temas de solvencia, como los eurobonos, hubiesen tranquilizado más a los mercados y se hubieran podido ejecutar políticas de crecimiento. Lo que está claro es que si no crece la economía no se podrá resolver el déficit público, sólo con recortes es imposible.
-Fernández de la Vega relacionó recientemente las políticas de austeridad con el ascenso de Hitler, ¿qué opina usted?
-Es una exageración. Hay dos mentalidades. La de Europa del norte y la del Sur. La primera piensa que no hemos hecho las cosas bien, ni hemos trabajado lo suficiente, ni trabajamos marcados por las exigencia de seriedad y rigor como lo hacen ellos. ¿Qué podemos hacer? Demostrar que somos europeos y somos serios. Inconscientemente somos comparados con Grecia. Hay que demostrar que hacemos reformas para conseguir que nuestra economía sea más eficiente, no hacer reformas que incluyan carácter ideológico, partidista y que dinamiten el consenso que había entre unos y otros. Por ejemplo, la reforma laboral había que hacerla. Había que flexibilizarla. ¡Naturalmente! En este país se han hecho diecisiete reformas desde la transición y continuamos flexibilizándolas porque hay que adecuarse a los tiempos. Pero con consenso porque si no, no calarán y generarán problemas.
-¿Por qué no se incentiva el crecimiento hacia la Europa del norte si el 70% de nuestras exportaciones, y en concreto las valencianas, van allí?
-Eso mismo me pregunto yo. Pero sería importante que el norte se diera cuenta que si ellos crecen y sostienen políticas de crecimiento también nos beneficiará a nosotros. Las políticas de crecimiento tienen que darse en el marco de la eurozona. Difícilmente podremos ir por libre. La falta de un gobierno económico europeo fuerte está detrás de esta situación. California, por ejemplo, tiene muchos más problemas económicos que España, pero están en el contexto del dólar y en un contexto federal por lo que tienen menos riesgos que nosotros.
-¿Como decano de la Facultad de Economía observa que los futuros economistas se licenciarán siendo expertos en crisis?
-La verdad es que esta situación nos está espabilando a todos, incluidos los profesores. Además de surgir una nueva generación de economistas, lo que está quedando en evidencia es que una persona formada tiene más oportunidades laborales que una sin formación. El licenciado sabe que con el título no es suficiente. Detrás del título tiene que haber conocimiento. El mercado de trabajo es cruel y pide conocimientos. En este momento de crisis los jóvenes son conscientes que con el título no es suficiente y retornan a la lógica del esfuerzo personal. Ya no sirve aquello de me hago rico con un pelotazo. Afortunadamente este tiupo de aprendizaje es una consecuencia de la crisis.
-Ya que se ha puesto de moda la ley de transparencia y buenas maneras, ¿cree que también debería crearse una ley de buen código y comportamiento para los bancos?
-La crisis financiera mundial estaba desregulada. Las finanzas mundiales se globalizaron mediante la ley de la selva, con productos derivados complejos que nadie entendía, que iban y venían sin orden. Hoy sería importante establecer una regulación. ¿Por qué el regulador no actuó en ese momento? Los bancos hicieron lo que hicieron porque nadie lo impidió. Los principales responsables de lo que está pasando son los gestores de los bancos y de las cajas de ahorro. Si hubieran sido auténticos profesionales no hubieran concentrado tanto riesgo como lo hicieron, pero no le quito responsabilidad al supervisor.
-Tras la experiencia generada por Argentina ¿se podría también repensar si nacionalizamos lo que privatizamos hace unos años?
-Por ejemplo en los bancos públicos y durante la época de bonanza esta cuestión ni se planteaba, ahora se ve que falta. De hecho el acceso al crédito de las entidades públicas siempre ha sido más fácil que para las entidades privadas y por eso durante meses el ICO podía tener mejores condiciones que los grandes bancos. Pero la falta de estructura del ICO obligaba a echar mano de la red privada para llegar a las pymes. Hoy se detecta que un banco público con ventanilla abierta hubiera sido una solución.
-¿Cabe replanteárselo?
-No sería una mala idea, pero desconozco si los que tienen actualmente responsabilidades políticas creen mucho en la banca pública, pero me temo que su ideología no va por ahí.
-¿Cree que los procesos de privatización se hicieron en su día de manera transparente y eficiente?
-Esa era la norma, pero la realidad es que al frente de las mismas se pusieron a compañeros de pupitre que evidenciaba que en la elección se seguía otro criterio que no era precisamente el de eficiencia. Además, las mismas empresas privatizadas seguían modelos de desarrollo que hoy han cambiado, por lo que debería volver a revisarse dichos criterios de privatización en pro de una mayor capacidad competitiva.
-Por ejemplo, se me ocurre que empresas como Telefónica en su día fueron privatizadas para incentivar la capacidad de competitividad, sin embargo pasados los años sigue ejerciendo cierto modo de monopolio en España y no tiene competencia.
-Exactamente. La privatización se hizo para que aprovechando las circunstancias tecnológicas fueran más competitivas. Es decir dieran un mejor servicio, más eficaz y que al consumidor le beneficiara la misma. Si privatizas, pero no generas las circunstancias para que crezca la competencia entonces la privatización carece de sentido. O sea derivan ganancias de las rentas del monopolio para el conjunto de los accionistas, pero no para la sociedad que era su objetivo.
-¿Cree entonces que se ha elegido tener teléfono, luz, gas y agua rentable antes que potable, por ejemplo?
-Más o menos. Desde luego los procesos no se han hecho bien. Por eso se mantienen las rentas del monopolio para los accionistas, pero no para el conjunto de la sociedad.
-¿Qué opina sobre la situación en la que queda Repsol tras la privatización de YPF por el gobierno argentino?
-Pues que a pesar de las bravuconadas de España respecto a Repsol si contáramos con una Europa económicamente unida la respuesta hubiera sido diferente.
-¿Generará miedo a otras empresas a la hora de internacionalizarse?
-Todo depende del justiprecio. Si los tribunales dan un valor a la expropiación y se ejecuta, no pasa nada. El problema es si Argentina no paga lo que tiene que pagar. Esa actitud sí puede generar miedo a la hora de invertir en un país. ¿Cómo arriesgas en países que si te expropian no te pagan? Ese es el quid.
-¿Hay vida más allá de la Facultad?
-Por supuesto. Colaboro en los medios de comunicación. Escribo libros porque me obsesiona incitar a la reflexión. Además ahora lo hago con libertad. Y por supuesto disfruto recorriendo comarcas y pueblos de la Comunidad charlando con las personas. Me encanta la geografía valenciana.
-De sus años en la política activa, ¿qué queda?
-Buenos recuerdos. Estudie en Económicas y coincidí con muchos actores políticos de la transición, Lerma, Bru, Ródenas, Rita Barberá, ella iba un curso superior... y de alguna manera me quedé aquí. En esta facultad llevo desde el año 1967, como estudiante y después como profesor. Nunca dejé de dar clases, incluso cuando fui conseller.
-Después de casi 25 años en el círculo de poder con cargos institucionales, ¿lo pasó mal al dejarlo?
-No. Me rencontré conmigo mismo. Me sentí mejor porque me gusta mucho ser yo. Además, recuerdo que hasta me daba vergüenza cuando venía el coche oficial a mi casa. ¡Salía del portal corriendo para que los vecinos no me vieran!
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