SHANGAI (CHINA), (EFE). Todos los pilotos del Mundial de Fórmula Uno que fueron preguntados sobre la decisión de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) de no cancelar el Gran Premio de Bahréin, como ocurrió el año pasado por las revueltas sociales en el país, coincidieron en mostrar su confianza en la FIA.
Entretanto, el malestar por la celebración de la cita deportiva continúa en el reino del Golfo Pérsico, y hoy mismo la organización Amnistía Internacional denunció que "la crisis de derechos humanos en Bahréin no ha terminado", y alertó de las posibles repercusiones de que se celebre el Gran Premio que tuvo que suspenderse en 2011.
En Shanghái, donde este fin de semana se disputa el Gran Premio de China, la tercera etapa del Mundial, todos los pilotos parecían haberse puesto de acuerdo hoy en sus respuestas.
Uno de los que más claro y honesto se ha mostrado desde el principio es el español Pedro de la Rosa, que si ayer ya vaticinaba la probable decisión oficial por las sensaciones que percibía en las escuderías, también dejaba claro que, sin conocer bien la situación, los pilotos no podían opinar, sino confiar en la organización.
"Si al final vamos es porque la FIA ha hecho los deberes y ha considerado, después de haber hecho una investigación al respecto, que es seguro", comentó a Efe hoy el piloto barcelonés.
"No tengo nada más que decir, espero que realmente sea una gran carrera, y que sea una carrera pacífica y que vaya bien", añadió, y reiteró con humildad que "no tengo una opinión fuerte al respecto, porque desconozco la situación de Bahréin".
El británico Lewis Hamilton (McLaren), número dos del Mundial, que lidera el español Fernando Alonso (Ferrari), fue preguntado hoy hasta en tres ocasiones sobre Bahréin, pero sólo una de las veces no respondió con evasivas.
"Bueno, no estoy pensando sobre ello, siempre dije que había que esperar a que la FIA tomase una decisión, y ya lo han hecho, así que vamos para allá", comentó, para repetir en las otras dos ocasiones que "ahora estoy concentrado en esta carrera, que es lo más importante, a ver si podemos conseguir una victoria".
En la misma línea, el mexicano Sergio Pérez se limitó a asentir sonriendo y confirmó que pronto tendrá que prepararse para Bahréin: "así es, hay que estar listos y contentos para ir".
"Si la FIA ha tomado la decisión, vamos a seguirla, así que haremos la carrera como de costumbre y daremos el cien por cien", dijo a Efe por su parte el francés Romain Grosjean (Lotus).
"No corresponde a los pilotos tomar las decisiones, así que ahora vamos a hacerlo lo mejor que podamos para hacer una buena carrera", coincidió Grosjean con la postura general.
También el venezolano Pastor Maldonado (Williams), que ayer confesaba que era "difícil de predecir" qué pasaría con el Gran Premio de Bahréin, ya que "desconozco lo que está pasando allí", asumió la decisión de la FIA y dijo que viajará a ese país acompañado incluso de su familia.
"Yo creo que el Gran Premio de Bahréin estaba confirmado ya de hace tiempo, sólo que (hubo) algunos rumores y un poco de tensión en los últimos días... pero bueno, estaba en el calendario, y (estoy) contento de tener una carrera más", afirmó hoy.
Su compañero, el brasileño Bruno Senna (Williams), sobrino del legendario Ayrton Senna, comentó que, en su opinión, la de Bahréin "va a ser una carrera como cualquier otra, sin duda todo irá normal allá", aunque lamentó no tener "un poco más de conocimiento de cómo es la situación allá".
"Hay que confiar en los arreglos que el equipo está haciendo, y esperar que todo sea cierto", concluyó Senna con prudencia.
Casi a la misma hora Amnistía Internacional denunciaba en un comunicado que, desde la represión violenta de las protestas de febrero y marzo del año pasado en Bahréin, dentro del contagio de la "primavera árabe", la crisis de derechos humanos continúa en el país.
"En los últimos meses las autoridades de Bahréin han estado más preocupadas de reconstruir su imagen e invertir en relaciones públicas que en introducir de verdad derechos humanos y reformas políticas en su país", afirma en su comunicado de hoy.
"Sin embargo, para las autoridades hay mucho en juego. Están deseando mostrar a Bahréin como un país estable y seguro para silenciar las críticas internacionales, pero mientras el país se prepara para acoger el Gran Premio", asegura, "las protestas diarias contra el Gobierno continúan siendo violentamente reprimidas".
La policía local utiliza gases lacrimógenos "de manera irresponsable y con resultados fatales", mientras la violencia contra la policía ha aumentado "considerablemente en los últimos tres meses".
Por ello, concluye la organización, "celebrar el Gran Premio de Bahréin en 2012 supone el peligro de que el Gobierno local lo interprete como un símbolo del regreso a lo de siempre".
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