MADRID. El nieto de SM el Rey Juan Carlos casi se vuela un pie con una escopeta. Una tragedia nacional, también comedia. Depende de lo que entienda usted por estos términos. Pero si hay un hecho inequívoco en todo esto es que Felipe Juan Froilán de todos los Santos es auténtico y genuino nieto de su abuelo. En un gremio con una tasa tan elevada de hijos ilegítimos como es la realeza, podemos congratularnos de que la nuestra no tenga fisuras en esta rama familiar. ¿Pruebas de que los genes de Juan Carlos se hallan en el suceso del disparo en el pie? Aquí va una antología (y no, no citaremos el incidente de las pistolas y el hermano heredero).
1980. El Rey sale de un tanque de la división acorazada Brunete y se estampa contra el suelo. Contusión en el codo e, imaginamos, diferentes interpretaciones del silencio entre los militares.
1981. Juan Carlos ingresa en el hospital "en bañador, cubierto con un albornoz y con una toalla envuelta en la cabeza", dice una noticia de El País, tras "atravesar con su cuerpo un cristal de la puerta que da acceso a la piscina del palacio de la Zarzuela". Así lo narró, con este estilazo, Julio Fernández:
"...después de haber hecho entrega de la correspondiente copa al ganador del Gran Premio de Automovilismo de España, celebrado en la tarde del domingo en el circuito del Jarama, Su Majestad practicó durante unos breves minutos su favorito deporte del squash con Manuel Santana y, acabado el partido, se dispuso a bañarse en la piscina de su residencia. Con la premura de quien, agobiado por el calor, sabe cerca el frescor del baño, el Rey se dirigió con celeridad al encuentro con el agua y en su camino se interpuso el cristal de una de las puertas de acceso al jardín donde se encuentra la piscina. El cuerpo del Rey quebró el cristal y las esquirlas producidas por su rotura hicieron mella en múltiples puntos de su anatomía".
Juan Carlos quiso acudir a un hospital de la Cruz Roja. ¿Por qué? Porque ahí habían atendido a su hijo, el Príncipe Felipe, de una lesión en el brazo mientras jugaba en el colegio. Obviando el detalle de que los hospitales de la Seguridad Social se encontraban en huelga, en el camino al centro hospitalario "algunos de los conos que en días festivos sirven para habilitar un carril más para el acceso a Madrid fueron arrollados en la vertiginosa carrera".
Ya en el centro, más anécdotas: "Un gitano que, con una ligera herida en la cabeza, esperaba ser atendido por el servicio de urgencias, y una vez que hubiera sido inspeccionado por el médico de guardia, protestó de que ‘ese hombre sea atendido antes que yo si acaba de llegar'. Cuando supo que ‘ese hombre' era el Rey, el gitano se disculpó". Después de una rápida vuelta en sí, llegaron las primeras palabras: "Ya estoy aquí. No comprendo cómo no he podido ver el cristal".
1983. Esquiando con la Infanta Elena, entonces futura madre de Froilán, sufrió una caída por el mal estado de la nieve de la estación de ski suiza de Gstaad. Resultado: fisura de pelvis. El médico que le atendió tuvo que abandonar inmediatamente su descanso en la estación de ski francesa de Courchevel para atender al monarca.
Pero nada que temer. 1986. Parte médico del doctor Gil-Ventet tras un reconocimiento: "Yo estuve cazando con él hace mes y medio, aproximadamente. Comprobé que tenía unos reflejos rapidísimos y, como anécdota, diré que fue el que mejor tiraba aunque había escopetas muy punteras. Se le ha visto aquí tomando parte en regatas muy duras y se le ha visto esquiando. Es decir, sus condiciones físicas son excelentes (...) puedo decirles que el Rey está muy entero, y esto es cierto en sentido real como en el figurado".
1988. Entonces llegaron las incidencias marítimas. Con el Fortuna, este año, tuvo que ser remolcado a puerto por dos pesqueros. Se chafó una excursión con el Príncipe Carlos y el pobre británico tuvo que regresar a Palma "en furgoneta por curvas muy cerradas", citaron los medios. Aunque también, ese mismo año, en Suecia, cazando, se golpeó un ojo con la rama de un árbol y tuvo que presentarse en varios actos oficiales con gafas de sol.
1990. En Lleida, la Infanta Cristina y Juan Carlos se salen de la carretera en el vehículo que conducía en propio monarca. "El Porsche del Rey se salió de la calzada a causa del hielo", contó el periodista Lluis Visa.
1991. "Aquí tenéis al Rey lesionado", dijo Juan Carlos a los fotógrafos que le inmortalizaban con la pierna escayolada tras estamparse con otro esquiador en la pista verde (para no iniciados) en Baqueira. Juan Lozano Sánchez, natural de Cádiz, fue identificado como el otro esquiador, aunque manifestó que se limitó a pasar muy cerca del Rey. El monarca dijo de él que "siguió adelante" tras embestirle. Además, ese verano, en Palma, el Jefe del estado estampó el Bribón contra otro barco en una regata.
1995. Candanchú. Fisura en la muñeca tras resbalar en la nieve. El Rey llevaba los esquís en la mano. Estuvo escayolado algo más de un mes.
1996. Caída tras intentar auxiliar a un cámara austriaco que le grababa mientras esquiaba en Sierra Nevada.
2004. No porque fuera un texto discreto y de pocas páginas, el historial médico del Rey desaparece de la clínica Sant Josep de Barcelona.
2006. Grieta de un metro en el Bribón comandado por el Rey al estamparse contra otro barco en una regata
2011. El Rey se golpea con una puerta y aparece en numerosos actos con gafas de sol.
Y todo esto disfrutando del ocio. Su primo, Alfonso de Borbón, trabajando en Colorado -era directivo de la Federación Internacional de Ski-, revisando unas pistas chocó contra un cable y falleció literalmente semidecapitado, pues el corte en el cuello fue de 180º según un informe estadounidense. Pero el monarca también ha estado en el filo de la navaja. Los riesgos más graves que ha corrido fueron que ETA le pusiera una bomba en una pista de ski o que intentara matarlo en Palma con un francotirador que "iba a usar balas especiales para causar más daño", según los peritos del caso.
Siempre una mezcla muy española de comedia y tragedia, decíamos, que tuvo su pináculo accidental cuando la revista Novella 2000 publicó unas fotografías del Rey tomando el sol en la cubierta del Fortuna. "Las joyas de la corona", tituló el semanario, que calificó al pie como "reales rotundeces" una fotografía de Juan Carlos completamente desnudo con un gorrito blanco de pescador en la cabeza. Las imágenes fueron retiradas del mercado por Javier de la Rosa, informó La Vanguardia. Y si vieron la luz posteriormente fue por un escándalo ‘conspiranoico' con los propietarios del diario El Mundo implicados.
Los actores de nuestra Historia también se repiten en un eterno retorno haciendo bueno el dicho, como ahora Froilán y antaño Fraga cuando disparó en el 'pompis' de la hija del Invicto Caudillo durante una cacería, que donde ponen el ojo, ponen la bala.
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Alvaro, profeta!!!!!!!!
Leche, pues parace que el Campechano no quiere ser menos y se ha dejado la cadera por tres sitios mientras cazaba en Botsuana. Joder, qué racha llevan
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