VALENCIA. Unai se ve fuera del Valencia y presentó ayer de manera figurada su dimisión como entrenador del Valencia. Esa es la conclusión a la que uno llega después de oír muchas veces su rueda de prensa. Sólo así se puede entender que el entrenador decidiera mandar el recadito que le mandó al aficionado valencianista.
El entrenador del Valencia, que llegó incluso a responsabilizar en un 20% a la afición de la derrota del pasado miércoles en casa ante el colista Zaragoza, no midió los tiempos o quizá los tenía demasiado medidos de antemano.
La postura que defendió el entrenador fue, eso sí, una postura de club. Lo que ayer expresó con sus palabras Emery, no es más que la opinión que el club tiene de sus aficionados. Se cree de ellos que sólo apoyan cuando el viento sopla a favor y que sin embargo, siempre están predispuestos a criticar cuando las cosas van mal. Y si ésta no es la posición del club, si considera que son unas declaraciones cuanto menos desafortunadas, debería hacérselo saber a un técnico que, no debe olvidarse, aún está bajo la disciplina de la entidad. De lo contrario, la opinión de los aficionados quizá no sepa distinguir entre uno y los otros.
Puede que el aficionado valencianista no sea el más ruidoso, pero por el contrario es difícil encontrar uno más pasional. Mestalla ha sido así toda la vida, y así seguirá siendo. El valencianista siempre espera que el equipo le dé, pero cuando recibe mínimamente se vuelca con los suyos.
Eso lo saben en el club, lo saben tan bien que lo comprueban anualmente ingresando cerca de 20 millones de euros en concepto de abonos de temporada. Lo saben tan bien que vieron cómo cuando el club se moría económicamente, la gente pagó 18 millones de euros en acciones que a día de hoy son papel mojado. Lo saben tan bien que en cuanto el equipo ofreció un mínimo de ilusión deportiva a sus aficionados, más de 2.000 acompañaron a su equipo en la visita al Chelsea en Londres.
Que el equipo juegue mejor o peor, que Unai vaya a seguir o no son debates deportivos que pueden alimentar muchas tertulias de barra de bar, pero poner en tela de juicio a la afición de tu propio equipo, es algo que no se había hecho jamás.
Ni siquiera técnicos que cosecharon éxitos históricos como Héctor Cúper, Rafa Benítez o el propio Claudio Ranieri en su primera etapa, se atrevieron nunca a criticar al aficionado valencianista, a pesar de que también ellos sufrieron la exigencia de Mestalla.
Que el ciclo de Unai está acabado es algo evidente. El presidente no confía en él, el secretario técnico hace tiempo que le busca sustituto, y el entrenador se siente menospreciado en Valencia. Lo que queda claro es que todos ellos juntos deberán lograr el objetivo mínimo de la entidad, que es alcanzar la clasificación directa para la Champions League, ya que los millones de la competición europea son básicos para cuadrar el presupuesto.
Ahora bien, la gran pregunta que surge tras el mensaje institucional que salió de boca del entrenador es ¿Era éste el mejor momento para exigirle apoyo al aficionado justo después de caer ante el colista? Quizá no han caído en que cinco de las diez jornadas que quedan, deben disputarse en Mestalla. Ya veremos cuál es el ambiente que respira el aficionado ante el que su entrenador ya ha presentado su dimisión.
Soy uno de los que aporta su cuota en los 20 Millones, soy uno de los que aporto su capital a los 18 Millones, soy uno de los que no aguanta el futbol actual del vlc y de hecho no voy a casi ningun partido hastiado de no disfrutar en Mestalla. Tambien soy uno de los que esta deseando que Emery abandone el banquillo del vlc, dicho todo esto, Emery tiene mas razon que un santo en lo que hacemos en las gradas durante los encuentros, y este articulo es pura demagogia, porque queda muy bien con lo que nos gusta oir, pero la realidad es que cuando va el viento en contra, no apoyamos, ni animamos y solo provocamos peor juego en los nuestros. ¡Amunt Valencia!
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