-¿Qué sensaciones le transmiten sus pantallas de bolsa?
-La situación, en términos de riesgo, no ha cambiado desde las pautas que dimos a principios de ejercicio. Seguimos pensando que este año los riesgos están acotados a volver a ver los mínimos de 2011, pero no se prevén bajadas adicionales. Desde esta perspectiva se aconseja al pequeño inversor que no se deje intimidar por las múltiples fuentes de noticias exógenas a los mercados y mantenga un programa de inversión a largo plazo en activos con generación de beneficios recurrentes y con unas perspectivas de dividendo ajustadas al nivel de riesgo que se planee asumir.
-¿Cómo valora en líneas generales los resultados de las cotizadas españolas?
-Las cuentas conocidas hasta la fecha, en líneas generales, no están defraudando. Incluso en el sector financiero -donde las provisiones están cercenando los resultados-, las cuentas están dando una imagen de generación de beneficios y de cobertura de activos inmobiliarios en la senda de lo marcado por las autoridades. Así pues, parece que el estigma de las empresas españolas respecto a la evolución de los mercados alemán y francés está más bien inducido por el riesgo país y la imposibilidad de calcular un crecimiento (o decrecimiento) de la economía española hasta que no se hayan presentado los presupuestos y se confirme el objetivo de déficit de las administraciones públicas. Cabe decir que, en la medida en que se despejen estas incógnitas, se podrá incluir empresas de sectores de crecimiento que hayan sido castigadas por el mercado en este inicio del año.
-¿Hasta qué punto la subida del petróleo supone una amenaza para las economías?
-Está claro que no es un punto a favor el hecho de que el petróleo en particular -y las materias primas en general- experimentes subidas tan acusadas en precio. Las economías más expuestas a la subida del crudo serán aquellas con un tejido económico más sensible a la actividad industrial. En Europa el problema es mayor que en 2011 si miramos las previsiones de la evolución de nuestra divisa contra el dólar de cara a final de año, en la que se espera una devaluación de la misma y repercutiría en la factura energética. En suma, de persistir en el tiempo este precio del crudo, se restarían unas décimas al exiguo crecimiento esperado a nivel europeo.
-¿Qué va a representar la 'macro subasta' del próximo miércoles del BCE para los bancos europeos en general y los españoles en particular?
-Mucho se está hablando en estas últimas semanas de la escasa repercusión que tuvo la anterior subasta en la economía real. Lo cierto es que una subasta de estas características no pretende ser la solución a la sequía crediticia en el área euro en general y en España en particular. Así pues, ¿qué sentido tiene este instrumento? Quizás el sentido se vea desde un punto de vista distinto: el BCE ha dado un balón de oxígeno a la banca en tanto en cuanto ha cubierto sus próximos vencimientos y les permite centrarse en el día sin sentir la presión de tener que acudir a los mercados a la búsqueda de financiación. De otro lado, el excedente sobre estos vencimientos se ha empleado en cubrir las subastas realizadas por los distintos gobiernos periféricos y esto ha permitido tener, en el caso de España, la prima de riesgo controlada en torno a los 315 puntos básicos. Desde este punto de vista lo cierto es que la próxima subasta va a continuar en esta senda y permitirá tener a los mercados financieros bajo control en el corto plazo... siempre a la espera de que se articulen mecanismos a nivel europeo que permitan diluir la prevalencia de la política monetaria en el medio plazo.
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