VALENCIA. En buena parte debido a su escasa exposición a los medios de comunicación y comunidad inversora tradicionalmente bancaria, el sector de capital riesgo en Europa ostenta un perfil controvertido, en el que se pasa de la apatía a la euforia y al escepticismo. Desafortunadamente, el debate público suele centrarse en impresiones generales o casos aislados, que difícilmente ofrecen una visión de conjunto para el sector que permita una cierta objetividad.
Precisamente por ello, se planteó una mesa redonda con operadores del sector en esta edición de Forinvest, para dar a conocer con suficiente profundidad la situación y perspectivas del capital riesgo en España, así como las potencialidades y las palancas de valor de dichos operadores a la hora de financiar empresas con especial énfasis en la Comunidad Valenciana, en un momento del ciclo económico en el que la financiación escasea, se encarece o brilla por su ausencia y, precisamente por ello, es un tema estratégico clave para la supervivencia, y en algunos casos, consolidación de negocios previamente existentes.
Además, conviene tener en cuenta otras sinergias derivadas de este sector, de cara a reforzar la competitividad de la economía española. A escala estratégica, el sector del capital riesgo es muy importante para desarrollar proyectos empresariales, habiéndose mostrado históricamente muy eficiente a la hora de detectar nuevos sectores, potenciar la innovación y dar alas a emprendedores con talento.
Su apoyo se materializa en ocasiones en el acceso a otros mercados, competidores y socios, elementos todos ellos de la cadena de valor que de otro modo, difícilmente podrían haberse conseguido, y de forma mucho más rápida que otras vías de financiación que, aunque dispongan de fondos, su casuística de riesgos estaría construida desde parámetros tradicionales, y adolecer del resto de elementos previamente enunciados.
En otro orden de cosas, dado el gran protagonismo ejercido por las personas a la hora de poner en marcha dichas operaciones, este sector también se ha manifestado como un excelente dinamizador y cohesionador de equipos, o en otros casos, como una excelente herramienta de profesionalización y elemento depurador para negocios familiares tradicionales.
Por si fuera poco, el sector del capital riesgo ha ayudado en el proceso de consolidación de la Unión Europea, al mostrarse sus operadores muy integrados internacionalmente. A modo de ejemplo, un estudio realizado por SEVeCa en 2003 detectó como el 27% de los fondos de capital riesgo analizados en la Unión Europea disponían de oficinas fuera de sus fronteras, y el 25% de los operadores contaban con socios internacionales. Además de ello, el 24% de sus inversiones, por término medio, pertenecían a un país diferente del de origen.
El porcentaje de operaciones con inversores internacionales se mostró particularmente elevado en sectores tales como los servicios financieros (42%), medios de comunicación y ocio (34%) o telecomunicaciones (31%). Teniendo en cuenta el relativamente reducido ratio de internacionalización de las pymes españolas, el capital riesgo puede ser un excelente compañero de viaje en estos procesos, agilizando los procesos en los que se dispone de un track-record histórico positivo, y limando aquellos otros en los que pudieran sobrevenir dificultades específicas.
El capital riesgo europeo suele ser descrito en los manuales con perfil más conservador y pacífico que el de los países anglosajones, al no interferir los gestores tan activamente en el día a día de las empresas participadas (hands-off); sin embargo, un análisis de las operaciones muestra un perfil heterogéneo y variado, desde tímidas inversiones en estadios incipientes de desarrollo de los proyectos, hasta participaciones en el consejo de administración, monitorizaciones semanales y participación en procesos de reordenación de los directivos.
La crisis económica, lejos de asustar a los fondos de capital riesgo afincados en España, sector acostumbrado a vivir bajo la presión de los mercados, y con un sano sentido de perentoriedad, les ha obligado a reinventarse. Frente a la situación macroeconómica europea complicada, en buena parte asociada a la crisis de deuda pública, parece un momento adecuado para preguntarse por las palancas estratégicas de futuro en las principales gestoras de private equity a partir de 2011. Así pues, no sólo las empresas, sino también el propio sector de capital riesgo ha protagonizado su propia reestructuración tras la última crisis financiera, afrontando los retos propios de la madurez.
Una vez desveladas las realidades y potencialidades de este sector, la economía española debería reducir sus reticencias y sus empresas aceptar, con entusiasmo, pero también con prudencia, la entrada del socio financiero, para que cuestione el modelo de negocio, active el diálogo, potencie la innovación y aproxime la estructura de las empresas a la realidad internacional. Los empresarios deberían escuchar las enseñanzas de un sector que gestiona todos los recursos (mano de obra, tiempo, capital) desde la escasez tiene mucho que aportar. De esta forma, la economía española escribirá su futuro, siendo sujeto y no objeto, y nuestra competitividad se alineará con lo exigido desde una macroeconomía geoestratégica cada vez más implacable.
Para una consulta detenida de los temas comentados en esta mesa redonda, recomiendo la lectura del libro, editado por la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, y también presentado en Forinvest, titulado "El sector del capital riesgo y su influencia clave en la recuperación de la economía española".
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Isabel Giménez es directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF)
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