WASHINGTON (VP/EP). Un poco de estrés puede ser bueno para el cuerpo y hasta podría combatir el cáncer. Un equipo que colocó a un grupo de ratones bajo una situación estresante y llena de estímulos comprobó que luchaban mejor contra los tumores que aquellos que estaban relajados.
Así, y según un estudio liderado por investigadores del Centro Global de Cáncer de la Universidad Estatal de Ohio-Hospital de Cáncer Arthur G. James y el Instituto de Investigación Richard J. Solove, vivir en un ambiente rico en estímulos físicos, sociales y mentales -un contexto que genera un estrés leve- puede frenar el crecimiento del cáncer,
Estos investigadores descubrieron que un ambiente con estímulos activa un circuito del sistema nervioso a través del que el cerebro se comunica con el tejido adiposo. Ese circuito, denominado el eje HSA (hypothalamic-sympathoneural-adipocyte), le dice a las células adiposas que frenen la liberación en la sangre de una hormona denominada leptina, que normalmente ayuda a contener el apetito, pero que en este estudio se descubrió que además acelera el crecimiento del cáncer.
Un ambiente rico en estímulos tiene la misma influencia para frenar al cáncer en modelos de melanoma y cáncer de colon.
Según el investigador principal de este estudio, Matthew J. During, profesor de Neurociencia, de Cirugía Neurológica, Virología Molecular, Inmunología y Genética Médica, "la gente tiende a pensar que los supervivientes del cáncer deber evitar el estrés, pero nuestros descubrimientos sugieren que esto no es totalmente cierto".
"Los efectos anticancerígenos que hemos observado en este estudio no se debieron sólo al aumento de la actividad de los animales, sino más bien a los cambios físicos y sociales asociados con la liberación de la hormona del estrés de la glándula adrenal", añadió.
Sin embargo, apunta, "el cambio hormonal más dramático que se observó fue el descenso de la leptina del tejido adiposo que se produjo después de que el enriquecimiento del ambiente activara los circuitos HSA. Este circuito está presente también en humanos, donde parece activarse a través de una vida más compleja y llena de retos".
RETOS, ESPACIO Y COMIDA ILIMITADA
El ambiente estimulante creado para realizar este estudio hospedó a 20 ratones en grandes contenedores equipados con juguetes, escondites y ruedas giratorias, además de una cantidad ilimitada de comida y agua. Por su parte, los ratones del grupo de control se ubicaron en grupos de cinco en pequeños contenedores estándar de laboratorio, sin juguetes, pero con agua y comida ilimitada.
Los autores de este trabajo inyectaron melanoma humano bajo la piel de estos animales. Después de tres semanas en la casa con juguetes, los ratones tenían tumores que medían aproximadamente la mitad de los que presentaban los animales del grupo de control.
A las seis semanas de vida en el ambiente con estímulos, los tumores eran un 80 por ciento más pequeños que los de los animales de control y casi un 20 por ciento de los animales de los contenedores con juguetes no presentaban tumores visibles. Sin embargo, todos los animales del grupo de control seguían presentando tumores visibles.
Para profundizando en estos efectos, el equipo de During buscaron cambios en varias hormonas metabólicas de la sangre. De ellas, la leptina demostró un dramático descenso en el grupo de animales que vivía en un ambiente con estímulos.
Una serie de experimentos demostró que la leptina y los circuitos del sistema nervioso ejercían una influencia real sobre el crecimiento del tumor. Bloqueando totalmente la hormona, por ejemplo, se conseguían imitar los efectos del ambiente estimulante, haciendo que los animales desarrollaran tumores más pequeños.
Al observar de cerca el hipotálamo, los investigadores descubrieron que un gen denominado BDNF, que juega un importante papel en el control de la ingesta de comida y el equilibrio energético, estaba mucho más activo en el grupo de animales que vivía en un ambiente estimulante.
UN GEN CON LOS EFECTOS DE UN AMBIENTE ESTIMULANTE
Cuando trasplantaron copias extra de este gen al hipotálamo de los ratones de la casa estándar se consiguieron imitar los efectos que tiene el ambiente estimulante y reducir así el tamaño de los tumores en estos animales en un 75 por ciento. Por otra parte, bloquear este gen eliminó su efecto e incluso provocó que los animales del ambiente con estímulos desarrollaran tumores grandes.
"Esta es la primera vez que se demuestra que, introduciendo un sólo gen en el cerebro, se puede lograr un impacto en el cáncer periférico", destacó During.
Después, los investigadores estudiaron una cepa de ratón que era incapaz de fabricar leptina y por tanto, carecían totalmente de esta hormona. La introducción de leptina en estos animales causó en ellos el desarrollo de melanomas que fueron un 40 por ciento más grandes que los de animales similares a los que se les administró una solución salina.
Finalmente, un ambiente estimulante tuvo efectos sobre el control del cáncer similares en dos modelos de cáncer de colon. En uno de ellos, los tumores se desarrollaron de forma espontánea en el intestino. En el otro, el desarrollo de un tumor visible se produjo después de que los autores inyectaran células cancerígenas bajo la piel del animal.
Usando el segundo modelo, los investigadores descubrieron que los efectos anticáncer se daban cuando el animal era ubicado en el ambiente estimulante después de que se detectaran tumores visibles. "Estos descubrimientos -apunta During- sugieren que este tipo de ambientes con estímulos pueden tener su importancia terapéutica".
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