VALENCIA. Alfonso Roig (Valencia, 1980) es el pequeño de los siete hermanos y hermanastros de su amplia familia. Tímido y poco amigo de entrevistas, dice que con un miembro en su casa saliendo en la prensa, su padre Francisco Roig, es suficiente. Estudió BUP en un colegio americano en Suiza, empezó Empresariales en Madrid y se licenció en el Politécnico de Valencia. No se considera un alumno brillante. De hecho cuando tuvo que decidir entre seguir estudiando o trabajar no lo dudó. De su primer pinito empresarial aprendió lo que no tenía que volver a repetir. Ahora está inmerso en otro proyecto de Roig Grupo Corporativo que dirige su padre y que ha abierto en el número 10 de la calle Pizarro de Valencia el primer parking automático, donde una pinza hidráulica, estilo Matrix, puede llegar a colocar 200 vehículos en estanterías.
-¿A quién se le ocurrió la genial idea de montar un parking "robocop" en Valencia?
-A mi padre. Hace cinco años en un viaje a Corea un amigo mío le enseñó estos parking y cuando regresó no dudó en ponerlo en marcha. Ha sido un proceso largo y con muchas complicaciones, pero hace dos semanas que lo inauguramos. Estamos contentos y aunque lo hayamos abierto inmersos en esta crisis vemos que la gente repite.
-Pero... ¿es fiable?
-¡Sin duda! Lo pusimos en marcha por una cuestión de espacio porque pasamos de poder ofrecer 75 plazas de aparcamiento a 200. Además son cómodos, nunca te quedas sin poder salir o entrar del coche, no te das rascones con los pilares... El aparcamiento parece un escaparate y las pinzas hidráulicas se encargan de levantar y bajarlos automáticamente. ¡Ah! y si no hay contratiempos en minuto y medio recoges o dejas tu coche.
-¿Usted siempre quiso ser empresario?
-Creo que sí. En todo caso mi padre siempre nos dejó claro a nosotros que el que no quisiera estudiar tenía que trabajar. Opté por trabajar y a los 21 años empecé a hacer mis pinitos empresariales.
-¿Con qué?
-Empecé aquí como aprendiz de todo, hasta que mi padre me dijo un día: tienes que empezar de cero y poner algo en marcha. El proyecto fue un cibercafé. Un desastre. A los seis meses se cerró y aprendí lo que no tenía que hacer, ir deprisa y más sin saber si el negocio iba o no a gustar. Eso sí, fue el más grande, el más bonito y tenía los mejores ordenadores. Pero no salieron los números. A partir de ahí decidí seguir aprendiendo en Roig Grupo Corporativo.
-Con 30 años y un nuevo negocio en marcha ¿cuál es su visión de la situación actual, cree en el futuro?
-Sí. Pero es verdad que las personas mayores no ven nada claro lo que ocurre, es más, en las reuniones en las que participio siempre escucho decir que las ideas se tienen que desarrollar ahora fuera de España. Nadie apuesta por invertir aquí. Mi visión es la contraria. Creo que sí que hay que invertir en España. Estuve un año trabajando en Argentina y no considero que tengamos nada peor que otros países. Hay que intentar hacer las cosas aquí y creérnoslo.
-¿Su experiencia en Latinoamérica fue positiva?
-No. No me gustó el estilo de las personas a la hora de negociar, ni la falta de seriedad con la que cierran acuerdos. Los españoles tenemos una imagen profesional y seria fuera de aquí, pero no coincide con la que ejercen otros. Digamos que en nuestro caso no nos adaptamos a ese estilo de negociación.
-¿Pesa mucho el apellido Roig, siendo hijo de Francisco Roig y sobrino de Juan y Fernando Roig?
-Para mi es un apellido de grandes empresarios y me gustaría seguir en esa línea. El tiempo es el dirá si estamos a la altura, porque desde luego el listón está muy, muy alto. Mi padre siempre dice que si los hijos fueran como los padres, entonces el hijo de Dalí pintaría como él y carecerían de valor los cuadros. Todos somos distintos y también los tiempos.
-Estuvo en el Hércules C.F y acabó con una querella a Enrique Ortiz, ¿se ha despertado en alguna ocasión pensando de la que se salvó?
-Sí, aunque nunca mi nombre estuvo vinculado a él. Creo que le dimos muy buenas ideas y cuando no les fueron útiles nos empezaron a arrinconar. Tuvimos la suerte de irnos bien y si se interpusieron querellas fue más bien porque no nos dejaron ejercer los acuerdos firmados. Fue una pena porque el proyecto era muy bueno y Alicante se merece tener un equipo en primera división.
-Lo comparó con un presidente de república bananera, ¿sigue pensando lo mismo?
-Aquello fue un pronto y han pasado más de cinco años por lo que todo se olvida.
-¿Cambió el fútbol por la ganadería?
-No, siempre hemos tenido caballos. Mi padre ha llegado a tener de todo. Vacas, cerdos, gallinas, caballos... a mí siempre me han gustado y hace unos años empezamos a criar caballos de pura raza española. Es un hobby, no un negocio.
-Aún siendo un hobby ganan muchos premios...
-Sí, pero de momento solo me presento a los campeonatos regionales de pura raza española de doma clásica. Últimamente ganamos como mejor caballo criado en la Comunidad Valenciana y estamos pensando en dar un salto y acudir al campeonato de España. Es difícil porque compites con apellidos de peso.
-¿Los caballos de la Comunidad Valenciana pueden competir con los andaluces?
-Sin duda, tenemos caballos para ganar cualquier campeonato. Son caballos bellos y con buen carácter. Los campeonatos en los que participamos son como un pase de modelos ecuestre en el que se puntúa la morfología y los movimientos.
-¿Cabalga?
-Sí, pero no me gusta. Me gusta más criar las yeguas, ir cruzándolas y ver que vamos mejorando la raza.
-Ha sido directivo de un club de fútbol y es ganadero de pura raza española, ¿conoce a alguna folklórica?
-Pues no. No conozco a ninguna, ni las he conocido en ningún acto social.
-¿Qué le da más satisfacciones, el balón o el caballo?
-El caballo sin dudarlo. El fútbol me encanta y hasta que me casé lo veía todo, primera división, segunda, liga italiana, inglesa...pero mi mujer me dijo que era un poco demasiado. Llegamos a un acuerdo sólo ver partidos buenos.
-Su grupo empresarial trabajó para Urdangarín, ¿qué le pareció esta persona, se veía venir?
-La verdad es que personalmente me pareció una buena persona y el acuerdo que alcanzamos con su empresa se cumplió, en nuestro caso falló el proyecto. Se contrataron sus servicios para dar a conocer nuestros campos de golf entre grandes empresarios. Ellos cumplieron su parte y se interesó mucha gente, pero desgraciadamente no se ejecutaron y no tuvimos el producto a punto para vender. Personalmente me cayó muy bien.
-¿Cree que nos las pueden dar con queso?
-Supongo que como mi padre ha sido un personaje público y he leído tantas barbaridades y mentiras sobre él que intento no creerme todas las cosas que se publican en la prensa. Prefiero vivir pensando que es una buena persona hasta que se demuestre lo contrario.
-¿Conocer y casarse con Patricia Bonilla es algo así como cumplir "el sueño americano"? Así se titula un blog en el que han colgado un vídeo de su boda...
-Es de un primo mío, loco de Internet, que nos hizo un vídeo muy bonito. Y con Patricia desde luego fue un flechazo. La vi y supe inmediatamente que era la mujer con la que quería estar. Llevamos cuatro años y hace un mes nació nuestro primer hijo, Alfonso también.
-Por cierto, en el tema de la fertilidad ¿ha intervenido su suegro, Fernando Bonilla, fundador del Instituto Valenciano de Infertilidad?
-No, por ahora no ha hecho falta.
-¿A él se le deben muchos hijos?
-Pues sí, mucha gente nos dice jocosamente: "¡Mira, ese es hijo de tu suegro!" Es muy buena persona y estoy encantado con mis suegros.
-¿O sea cree en el destino?
-Pues como me va tan bien voy a empezar a creer.
-Y ya puestos, ¿cree que vamos a salir de ésta, cómo?
-Si cada uno arregla su espacio, su casa, reduce costes y ajusta sus gastos hay que posibilidades de salir antes de ésta. En nuestro caso hemos reducido las horas de trabajo. Somos una empresa familiar y hemos intentado, pese a tener menos carga de trabajo, mantener los 30 puestos laborales.
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