VALENCIA. Preocupante. Así es la situación de Pablo Hernández en el Valencia. El interior derecho valenciano no está rindiendo esta temporada al nivel que se esperaba de él, cuando el pasado verano el club traspasó a Joaquín y le dio los galones en la banda derecha.
Tanto desde la dirección deportiva del club como desde el cuerpo técnico, se tenían muchas esperanzas puestas en que este año Pablo sería un jugador importantísimo en el equipo. Se confiaba en que con la continuidad que se le podría dar al no tener que compartir los minutos con Joaquín, el extremo de Onda alcanzaría la regularidad en su juego que le llevó a ser futbolista de la selección española, de la mano de Vicente del Bosque.
Sin embargo, las cosas no están funcionando como se esperaba. Si bien, el atacante comenzó siendo indiscutible para Emery en todos los partidos de Liga y Champions, pronto su bajo rendimiento hizo que el propio aficionado empezará a reclamar más oportunidades para el competidor del puesto, el olvidado hasta ese momento, Sophiane Feghouli.
Éste, que regresaba al club tras una pésima cesión al Almería, en la que tuvo un comportamiento poco profesional, en principio no contaba mucho para los técnicos, pero el mal inicio del campaña de Pablo le dio la oportunidad de jugar y a partir de ahí se ha hecho fijo en el once.
Esta circunstancia, que podría haber enrabietado al valenciano, en busca de recuperar su rol de jugador titular e importante dentro de la plantilla, ha tenido un efecto contrario, ya que en estos momentos Pablo anda sumido en una profunda depresión deportiva. No le sale nada y los partidos que le toca jugar, en los que Unai da descanso al argelino, no está acertado.
Lo peor de todo eso no es que Pablo no esté bien, lo peor es que cada partido que juega está peor y como no puede ser de otra manera, eso empieza a preocupar y mucho tanto al cuerpo técnico, ve que uno de sus mejores jugadores no aporta, como al propio club, que ve como uno de los mejores futbolistas de la plantilla está teniendo una temporada horrible y eso le deprecia como activo.
Es más, en el club ya hay algún técnico que piensa que el actual nivel que está ofreciendo Pablo, no es ni el mínimo que se le exige a un jugador del Valencia, y que si en los próximos meses este no da un paso al frente, su futuro en el club se puede ver comprometido.
La confianza en el jugador sigue existiendo, a pesar de los primeros meses y malos, eso sí, lo que se espera desde el club es que sea el jugador el que dé un paso al frente y suba sus prestaciones. Se piensa que todavía queda mucho por jugar y que si el jugador quiere será un futbolista muy importante este año, pero si por el contrario no hay un cambio radical las cosas entorno al futuro del jugador habrá que replanteárselas.
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