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La Orquesta Barroca de Sevilla, en auge

10/01/2012 Repasamos la trayectoria de la OBS, Premio Nacional de Música 2011

VALENCIA. El reciente lanzamiento de dos nuevas grabaciones de la Orquesta Barroca de Sevilla en su propio sello, OBS-Prometeo, eleva a seis el número de títulos editados durante los últimos tres años y revela la creciente seguridad que posee este conjunto, que no trabaja con un director titular a tiempo completo, sino que responde a las múltiples solicitudes de directores de primera línea, quienes se deleitan en cada oportunidad de venir a trabajar con esta agrupación hispalense.

Estos dos nuevos lanzamientos –dedicados a obras de Franz Josef Haydn y Pedro Rabassa– refleja claramente lo mucho que la OBS (como nombraremos desde ahora a la orquesta, sin olvidar sus raíces sevillanas) espera conseguir musicalmente con su empeño: por un lado, aunar la vitalidad de estos intérpretes españoles actuales en el repertorio clasicista de una orquesta, con la guía de un artista del calibre de Christophe Coin (con Pablo Valetti como concertino), y por otro lado, recuperar tesoros olvidados del repertorio barroco hispano, sujetos rigurosamente a los modernos criterios musicológicos, e interpretarlos en colaboración con músicos de primer orden, como en este caso han sido el director Enrico Onofri y la soprano Raquel Andueza.

Partiendo de esta base, la participación en las grabaciones de intérpretes habituales en los conciertos de la OBS tiene también el propósito de ayudar a los discos a llegar mejor al público de otros países. Aprovechando la reciente entrega a la OBS del Premio Nacional de Música –galardón que se suma al Premio Manuel de Falla recibido en 2010– hemos hablado con miembros de esta extensa familia de músicos y amigos para conocer su opinión sobre lo que han logrado, cómo lo han hecho, y –a modo de prudentes propósitos de Año Nuevo– qué aspiraciones tienen para el futuro.

Beneficios de tener múltiples directores

La OBS no se lanzó al mundo musical ya completamente formada, sino que ha ido evolucionando a lo largo de diecisiete años, como nos cuenta su co-fundador y coordinador (además de notable intérprete de viola da gamba y contrabajo por derecho propio), Ventura Rico. “La decisión de fundar una orquesta fue ciertamente casual. Barry Sargent y yo pretendíamos seguir el modelo ya creado por la Universidad de Salamanca.A tal efecto dimos algunos pasos que no llegaron a culminar en la creación de la orquesta. En 1995, el entonces director de la Muestra de Música Antigua de Aracena me preguntó si conocía alguna orquesta española que pudiera tocar en su festival, con lo que yo le ofrecí la nonata Orquesta Barroca de Sevilla, que dio efectivamente allí su primer concierto. Barry Sargent dirigió la orquesta durante cinco años como titular.

Posteriormente, y a falta de tal, nos pareció que una ausencia de tales características podría entrañar más ventajas que inconvenientes, y así hemos continuado hasta hoy.” Por descontado, la OBS no es la única orquesta sin director fijo –hay varias repartidas por Europa y fuera de ella– pero nos preguntamos si no fue complicado quizá establecer este concepto en España. “Sí, lo fue. Normalmente se asocia un grupo a una personalidad musical. Sin ésta, parece que faltase algo. Nosotros intentamos transmitir la idea de que ello no significa una carencia, sino la gran ventaja de poder contar con el mejor director posible en función del repertorio a interpretar.”

El director artístico y violinista Pedro Gandía Martín retoma el concepto del beneficio constante que supone el trabajo de la OBS con profesionales de prestigio. “Los directores que vienen no solamente son diferentes en cada ocasión... ¡Son los mejores para cada repertorio! Conseguir esta calidad es difícil, si no imposible, con un grupo ligado a un único director. Nuestra gran ventaja es que podemos contar con directores absolutamente centrados en su trabajo, que con frecuencia han dedicado toda una vida a determinados compositores (Gustav Leonhardt a Bach, Christophe Coin a Haydn…).

Aunque la decisión final siempre la tomo yo, como director artístico, la orquesta se nutre de músicos que pertenecen a los mejores grupos barrocos europeos, y siempre hay un permanente fluir de ideas, sugerencias, aportaciones... que hacen que la apuesta sea prácticamente siempre acertada, la mejor posible para cada repertorio.” Además, como expone Pedro Gandía Martín, la propia naturaleza de la organización de la OBS le permite conectar perfectamente con la sociedad actual, que no tiene la necesidad de acudir al repertorio barroco o clasicista –ni a ningún tipo de música clásica– para entretenerse. “Nuestro deseo es interpretar esta música de modo que no solo se dirija al aficionado a la música culta, sino que toda la sociedad la perciba como suya y acuda a un espectáculo pleno de vitalidad, gesto, convicción y placer. Esta orquesta es actual, moderna, dinámica, conecta al oyente con su pasado, pero también con sus emociones del presente.”

La palabra de los solistas: los compositores famosos

En opinión de Gandía Martín, ¿ha cambiado el enfoque de la OBS respecto a la música de los periodos barroco y clasicista en estos primeros diecisiete años? “En lo fundamental no ha cambiado, seguimos abordando las grandes obras del barroco y clasicismo (sinfonías de Haydn, Mesías de Haendel, Brandemburgos de Bach…), combinado con el repertorio español que, interpretado con convicción y entusiasmo, tiene una recepción excelente por parte del público.” El nuevo disco de sinfonías con violoncello obbligato de Haydn abunda en la extensa colaboración concertística entre la OBS y el chelista y director francés Christophe Coin.

Considerado como una figura puntera de la interpretación actual del repertorio clasicista –también como componente del prestigioso Cuarteto Mosaïques–, discípulo de referentes como André Navarra, Nikolaus Harnoncourt y Jordi Savall, Coin ha desarrollado un profunda compenetración con la OBS. El violinista argentino Pablo Valetti –uno de los directores artísticos del conjunto Cafe Zimmermann, aunque también cuenta con su propia “banda clásica” en el grupo Rincontro– comenta esta compenetración. “Trabajar con Christophe Coin siempre es una buena experiencia, y, cada vez que estoy con él, encuentro nuevas ideas para mí mismo. Me gusta que Christophe Coin no sea una persona que se imponga con la autoridad de un director, sino solo como el músico que es; además me siento muy cómodo con alguien que entiende la música como un diálogo entre personas. Su interrelación con la OBS, un gran grupo en mi opinión, es muy gratificante.”

La palabra de los solistas: los compositores desconocidos

La atención prestada por la OBS al repertorio musical español –como las obras de Juan Francés de Iribarren, Jayme Torrens, Juan Manuel de la Puente y Pedro Rabassa, encerradas en archivos polvorientos hasta hace bien poco–, brilla ahora con un resplandor fulgurante más allá del inveterado olvido por la interpretación de esta música nuestra. Aunque ya existen otros admirables músicos y grupos españoles inmersos en esta corriente de exhumación del patrimonio musical, ¿qué importancia tiene ese proceso de recuperación para la OBS, según Gandía Martín? “Sería osado por mi parte decir que es una nueva perspectiva, pero sí creo que una de las razones por la que los conciertos de la OBS tienen gancho es porque no solo programamos monográficos españoles.

Nos interesa la música que se escuchó en España en el siglo XVII y XVIII. ¡Pero se tocaba y escuchaba mucho Haydn, mucha música europea! Siempre intentamos mezclar Boccherini o Brunetti con Haydn, Domenico Scarlatti con Avison, Iribarren con Corelli… Nos interesa mucho más la recepción de la música de estos grandes compositores en España que las obras un determinado compositor porque su partida de nacimiento o apellido sea español. De esa manera, contextualizamos mucho mejor la música española dentro de las otras artes (literatura, pintura, arquitectura…) y nos permitimos nuestro particular viaje en el tiempo a las Españas de los siglos anteriores.”

El Proyecto Atalaya (patrocinado por la Junta de Andalucía y desarrollado en las diez universidades públicas de esta comunidad autónoma) ayuda a la investigación de los archivos musicales andaluces y promueve la disponibilidad de partituras adecuadas para la interpretación. Las partituras fruto de este proyecto están ahora a disposición de los grupos musicales, tanto de dentro como de fuera de España, lo cual beneficia a la OBS. Por otra parte, la propia página web de la OBS funciona como archivo de las partituras que han tenido que transcribir para sus conciertos. Habiendo tanta música olvidada en los archivos andaluces, ¿cuál es la importancia, en opinión de Pedro Gandía Martín, de la labor desempeñada por la OBS sacando estas músicas a la luz? “El CD Arde el furor intrépido fue el ejemplo de cómo se puede hacer un producto de calidad desde la base.

Para este disco, fuimos al archivo de la catedral de Málaga, copiamos gran cantidad de música y decidimos cuál era la mejor (aún conservo un video casero con dos miembros de la orquesta en el que cantábamos las obras para escoger lo mejor… bastante cómico, la verdad…). Después hicimos la edición práctica, ensayamos, tocamos conciertos, grabamos y editamos el CD, con gran éxito de público y crítica. En otros casos, recurrimos a musicólogos especializados, o ellos mismos nos ofrecen material en el que, a veces, llevan trabajando toda su vida. Es indispensable saber que estamos todos en el mismo barco, y que de la colaboración de teoría y práctica surge el proceso completo, riguroso y satisfactorio para el público.”

La grabación de Rabassa

En la OBS, la intensidad de la exigencia musical se extiende también a la manera en que los solistas invitados interactúan con el conjunto anfitrión. Entre la OBS y sus visitantes surge un vínculo de familiaridad, en el mejor sentido del término. La soprano Raquel Andueza, avezada tanto en el repertorio habitual como en músicas recientemente rescatadas de la oscuridad, nos habla de su experiencia de preparación y grabación del nuevo disco con obras de Rabassa, titulado Et in terra pax. “Todas las obras que grabé en este disco eran completamente nuevas para mí.

Cuando abrí la carpeta que contenía las partituras, me encontré con música española, pero que tenía muchos toques importados, de estilo italiano sobre todo, que él seguramente habría adquirido en Barcelona, donde coincidió con músicos de la capilla de música del archiduque Carlos de Austria. Al principio, sobre el papel, me mostré un poquito escéptica, porque era música arriesgada: el registro, muy ‘español de la época’ (un poco grave para la tesitura de soprano), y la escritura, en muchos casos, escrita de manera más instrumental que para ser cantada. Fue después, al comenzar a trabajar la música con Enrico Onofri, director del proyecto, cuando todos mis ‘temores’ desaparecieron.

Tenía un dominio tal sobre las partituras, y las ideas tan sumamente claras, que todo resultó fácil y placentero. Creo que exprimió cada nota como nadie podría haberlo hecho mejor. Y su musicalidad, energía, alegría y profesionalidad hicieron que el proyecto se convirtiera en algo maravilloso. Un muy bonito proyecto y ahora, con el disco, un muy bonito recuerdo del mismo.”

El director de este disco con obras de Rabassa, Enrico Onofri, también coincide en esa sensación de descubrimiento. Onofri, director y violinista italiano que colabora con frecuencia con la OBS –en abril de 2012 dirigirá en Sevilla a esta orquesta en Il trionfo del tempo e del dissinganno de Haendel–, nos habla de este compositor. “Sí, la música de Rabassa fue toda una revelación para mí. Sus obras escritas en el estilo tradicional español –como, por ejemplo, la Misa Simeon Iustus o el Dixit Dominus– son suntuosas, elegantes, y la forma de cada una de sus partes produce un efecto de magnificencia que me emociona sobremanera. Por otro lado, la forma de sus piezas influidas por el estilo italiano, como las Lamentaciones, es extremadamente irregular y ‘fragmentada’, aunque en un sentido muy positivo. Rabassa era capaz de captar el lado alocado de los italianos mejor que cualquier otra de las características de su música, aunque en ocasiones compuso melodías increíblemente hermosas, no menos encantadoras que las de Vivaldi.”

Anfitriones e invitados en Sevilla

Al conversar con los artistas relacionados con la Orquesta Barroca de Sevilla –especialmente con su director artístico y su coordinador–, se percibe en ellos un fuerte sentimiento de “hogar” respecto a Sevilla. Teniendo en cuenta el creciente número de conciertos en otros países y la existencia de su propio sello discográfico, ¿cómo afecta todo esto al futuro desarrollo de la OBS? ¿Opina, por ejemplo, Ventura Rico, que la orquesta está haciendo algo muy importante para la música española, además de para su entorno de Sevilla y Andalucía? “En mi opinión, así es. La idea de que también nosotros podemos hacer algo de contrastada calidad es importante. Andalucía, lo andaluz, es, desgraciadamente, objeto de múltiples clichés. Para mí, el que podamos jugar un papel, siquiera modesto, en el ámbito de la cultura europea sin más calificativos, contribuye a acabar con tanto tópico.

En otro orden de cosas, prestamos un servicio a un público que siempre nos acoge con un calor que nos da muchísimos ánimos.” Acerca de la importancia de actuar en otros países, Pedro Gandía Martín opina: “Creo que es importante para la orquesta, pero también para Sevilla como ciudad y España en su conjunto, que la OBS tenga mucha más presencia en el extranjero. La OBS puede y debe ser una embajadora de nuestra cultura. Pasó el tiempo de comprar, de importar cultura desde el extranjero para llenar la programación de los auditorios. Y llegó el momento de fabricarla aquí y exportarla.”

Volviendo a los artistas que recalan en Sevilla para actuar con la OBS, ¿cuáles serían, según el famoso contratenor Carlos Mena, las virtudes y cualidades que hacen persistir a la OBS? “El valor del esfuerzo de recuperación que desarrolla la OBS es enorme, ya que aporta no sólo toda su capacidad profesional e interpretativa en obras desconocidas y muchas veces ignoradas como patrimonio cultural español por parte de las estructuras políticas y culturales, sino que además imprime entusiasmo y carácter personal a este tipo de proyectos. Las cualidades de la orquesta en sus actuaciones son el rigor y profesionalidad que sus componentes muestran en cualquier otra formación, a lo que añaden, en el caso de la OBS, frescura, inquietud y entusiasmo por el repertorio que interpretan.”

Por su parte, la soprano María Espada, presente no solo en el anteriormente mencionado álbum Arde el furor intrépido sino también en Serpiente venenosa, editado por Almaviva (discos ambos dirigidos por Diego Fasolis), opina sobre la orquesta: “Con la OBS me siento como en familia, algo que se agradece cuando llevamos esta vida tan ‘nómada’. Para mí supone estar entre gente estupenda que conozco en su mayoría desde hace muchos años, con una gran pasión por su trabajo y con mucho tesón en la lucha por consolidar su lugar en el mundo musical. Espero que el Premio Nacional de Música sea un fuerte impulso para ellos. Se lo merecen.”

El espíritu de la OBS

La especial compenetración en la interpretación de músicas como la de Rabassa o Iribarren (o incluso Haydn o Domenico Scarlatti) sería muy difícil de conseguir trabajando con un conjunto ad hoc, reunido esporádicamente para cada ocasión. Volviendo a Ventura Rico y Pedro Gandía Martín, les preguntamos acerca del espíritu implícito en los miembros que forman el núcleo de la orquesta, de dónde vinieron y cómo trabajan juntos. Ventura Rico dice: “Muchos de los músicos de la OBS estamos en ella desde el primer o el segundo concierto de la orquesta, hace ya dieciséis años. Hemos hecho una parte importante de nuestra vida musical juntos.

Somos también conscientes del privilegio que supone poder trabajar habitualmente con maestros como Leonhardt, Coin, Onofri..., cosa insólita en nuestro país y que supone para nosotros una fuente de satisfacción y aprendizaje.” Se evidencia una gran alegría en las interpretaciones de la OBS. ¿Lo perciben ustedes así? “Nosotros somos una orquesta que actúa intermitentemente, por proyectos. El reencuentro con los compañeros y la conciencia de que juntos estamos haciendo algo que merece la pena, en lo que creemos y gracias a lo que podemos desarrollarnos como profesionales, genera un entusiasmo claramente perceptible por el público.”

Pedro Gandía Martín añade: “La orquesta tiene un núcleo de catorce músicos estables en la sección de cuerdas que lleva tocando quince años juntos. Eso le dota de una personalidad propia. Se amplía hasta cuarenta músicos, si es necesario. Del mismo modo que sucede con los directores, cada incorporación nueva es fruto del consenso entre todos, siendo conscientes de que esa incorporación enriquecería y mejoraría la orquesta.

En el apartado de vientos, contamos con algunos de los referentes a nivel europeo. Y la media de edad es de cuarenta años.” ¿Se nota la mejora en la enseñanza en los conservatorios españoles durante estas últimas décadas? ¿Le ha ayudado esto en el trabajo de su orquesta? “Sin duda alguna, desde mi puesto como profesor en Musikene y la Academia de Música Antigua de la Universidad de Salamanca observo con enorme alegría cómo la interpretación histórica encuentra naturalmente su camino, y cómo las jóvenes generaciones se integran en grupos como la OBS, enriqueciéndola y mejorándola. Es una generación extremadamente bien formada, que dará grandes sorpresas en el panorama europeo, si las estructuras culturales les permiten desarrollar su potencial.”

Llegan los premios

El reconocimiento generalizado por la labor musical de la OBS se extiende hasta el Ministerio de Cultura, que acaba de otorgar a esta orquesta el Premio Nacional de Música de 2011. ¿Cómo entiende Pedro Gandía Martín este reconocimiento oficial? “Es el premio a un modelo de trabajo independiente, el triunfo de tantos músicos españoles que a día de hoy no tienen nada que envidiar a nuestros colegas y amigos europeos. Supone quitarse de una vez por todas ese complejo de inferioridad contra el que luchó la generación anterior de intérpretes. Falta ahora que se les quite ese prejuicio a los programadores culturales.

Para nosotros el premio y motivo de orgullo inmenso es ser la única orquesta española que ha querido dirigir el mítico Gustav Leonhardt (¡y en varias ocasiones!), y que él mismo nos propusiera colaborar juntos en festivales, o que Christophe Coin califique como excelente una grabación de Haydn de la OBS; o que Giuliano Carmignola nos considere su ‘familia musical’, o que Sigiswald Kuijken nos reserve fechas sin siquiera saber el programa… Este es el premio diario para el músico de la OBS y para mí como director artístico.” Otro miembro de esta gran “familia”, Raquel Andueza, hace un interesante inciso, explicando el actual éxito de la OBS: “Otra de las claves de su éxito es que eligen con mimo el director invitado que quieren para cada proyecto: Rinaldo Alessandrini, Mireia Barrera, Pierre Cao, Christophe Coin, Enrico Onofri, Harry Christophers, Nicolau de Figueiredo, Gustav Leonhardt, Josep Pons, Christophe Rousset, Eduardo López Banzo, Monica Huggett, Pablo Valetti…, por citar a algunos, han puesto toda su sapiencia, experiencia y buen hacer en la orquesta, y el conjunto se ha ido nutriendo de ellos, formando su sonido y estilo propios pero adaptándose a los deseos de cada director y de cada obra a interpretar, dotándolos así de una enorme flexibilidad. Supongo que todas estas virtudes, más el afán por recuperar patrimonio musical español, han sido las que les han hecho merecedores, con todos los motivos, del Premio Nacional de Música 2011.”

Creando discos

Hace tres años la OBS decidió asumir el riesgo de difundir su mensaje más allá de la sala de conciertos, creando su propio sello discográfico. En estos tiempos económicamente inciertos, agravados por un público que parece reticente a comprar discos, ¿cómo valoran los organizadores de la orquesta la experiencia del sello OBS-Prometeo hasta el momento, especialmente la grabación de música hasta ahora desconocida? Ventura Rico expone su punto de vista: “Grabar es siempre un gran esfuerzo económico a fondo perdido que entraña beneficios de otro tipo.

Si se trata de música inédita, el público potencialmente interesado es aún más restringido. En nuestro caso consideramos una obligación el dar a conocer este repertorio, recorriendo un camino que en otros países se anduvo hace décadas.” Así mismo, Rico cree que “el hecho de grabar sigue siendo fundamental. Un grupo que no graba es como un escritor que no publica.” Respecto al futuro del sello, opina: “Espero lo que creo que es dable esperar: que sirva de soporte a nuestro trabajo, que sea un fiel espejo de lo que hacemos y que llegue a generar unos ingresos que cubran los gastos que suponen las grabaciones.”

¿Y qué será lo próximo?

A lo largo de los diecisiete años de existencia de la Orquesta Barroca de Sevilla se ha ido cimentando un fuerte sentimiento de identidad propia, a menudo afrontando dificultades financieras. Una organización como esta no florece sola en el campo creativo, y la OBS ha recibido con frecuencia el apoyo del Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla, la Universidad de Sevilla y la Fundación José Manuel Lara. Mirando hacia el futuro, tras haberla gestionado considerablemente bien durante años, ¿cuáles son las aspiraciones de Pedro Gandía Marín y Ventura Rico para una entidad tan dinámica dentro del panorama musical español como es la OBS? Sus respuestas reflejan la búsqueda de estabilidad y progreso.

Pedro Gandía Martín dice: “El sueño de la OBS es disfrutar de una temporada estable y una sede permanente, que nos permita repetir y grabar en condiciones lo producido en Sevilla. Por otra parte, nos gustaría seguir colaborando con los excelentes directores con los que trabajamos habitualmente, permitiendo enriquecer nuestra realidad musical y respetar nuestra filosofía de trabajo.” Ventura Rico concluye: “Mi esperanza para la OBS es que llegue a constituirse en una institución a medio camino entre una orquesta sinfónica y un grupo freelance, tomando aquellos aspectos más positivos de cada uno de ellos. Es decir, la seguridad que aportan las primeras y la libertad y frescura de los segundos. No tenemos aspiraciones extravagantes. Hemos querido ser y seguimos queriendo ser, simplemente, un grupo que haga buena música con buenos músicos.”

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