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VALENCIA. Se marchó 2011 y arranca 2012 cargado de ilusiones para el Valencia C.F. La gran noticia con la que se despidió el año, conseguir finiquitar para siempre la deuda con Bankia que superaba los 250 millones de euros y reemprender la obra del Nuevo Mestalla, es muchísimo más importante para la entidad en todos los aspectos de lo que pueda parecer.

El club llevaba viviendo en el alambre a nivel económico desde inicios de 2008,  el año que Juan Soler decidió dimitir como presidente del Valencia. En ese momento, Soler ya se había dado cuenta de que los grandes dispendios que había llevado a cabo como máximo gestor de la entidad no había manera de soportarlos. Soler decidió abandonar el barco cuando las fugas eran ya tan grandes que todo indicaba que se hundiría.

Aquel verano de 2008 y tras el fallido intento de colocar a Juan Villalonga al frente del club para tratar de reconducir económicamente la situación, los quince días de trabajo del ex presidente de Telefónica le costaron al Valencia cinco millones de euros, accedió a la presidencia del club Vicente Soriano. Éste, pasará a la historia por ser el presidente que engañó a los accionistas de la sociedad en una junta general, allí les enseñó un papel en el que supuestamente estaba firmada la venta de las parcelas del viejo Mestalla. Aquello nunca fue verdad.

Con él en la presidencia, el club acumuló en un sólo año más de 70 millones de euros de pérdidas, ya que renovó los contratos de Villa y Silva, triplicándolos en ambos casos. Durante su año de presidente, se vivieron los peores momentos que se recuerdan en la época moderna, ya que toda España estuvo al corriente de los retrasos que los jugadores sufrieron para cobrar la parte proporcional de sus fichas de la temporada, en febrero de 2009.

Ese fue el momento en el que se tocó fondo. Aquel mes de febrero las instituciones valencianas (Bancaja y la Generalitat) decidieron tomar el control del club y lo primero que hicieron fue conceder un préstamo de 50 millones de euros al Valencia, ese lo dio Eugenio Calabuig (Aguas de Valencia) a través del Banco de Valencia. Esos 50 millones fueron un salvavidas crucial para el club.

Desde ese día se puede decir que Bancaja manda en el Valencia. Desde ese instante se preparó todo para la entrada de Manuel Llorente, persona de máxima confianza de la entidad financiera, que junto a Javier Gómez ha trabajado los últimos dos años y medio para lograr alcanzar la situación económica que ahora tiene el club.

Las claves han sido sencillas pero muy difíciles y dolorosas en su ejecución, estas han pasado por la venta de todos los activos deportivos de valor dentro de la plantilla (no por capricho, sino por pura obligación) y el ahorro máximo en todos los departamentos del club.

Eso ha provocado que la deuda que estaba por encima de los 550 millones de euros en el verano de 2009 cuando Llorente accedió a la presidencia, sea hoy de unos 100 millones de euros, eso sí una deuda que en breve aumentará a largo plazo, ya que el club obtendrá un préstamo de unos 140 millones de euros de Bankia para poder acabar su nuevo estadio.

AHORA TODO ES DIFERENTE

Desde ahora, y además coincide con el inicio de 2012, el Valencia ya no será un club vendedor por decreto. A partir de ahora el Valencia no verá cada verano como el momento en el que debilitar su plantilla.

Esto no quiere decir que a partir de ahora se vayan a volver a implantar los fichajes de alto coste, como hizo Juan Soler, que estableció la tarifa de compra en cantidades superiores a los 15 millones de euros.

El Valencia ahora mira al futuro con optimismo, lo mira con optimismo porque por primera vez desde 2008 es capaz de levantar la cabeza, mirar lo que tiene que llegar y que contemplar ese fututo le arranque una sonrisa.

En la parcela deportiva, tiene una buena plantilla a pesar de las muchísimas bajas importantes que ha tenido en las últimas temporadas, esta plantilla ahora será reforzada, sin locuras pero sabiendo que las apreturas económicas  serán algo menores.

En lo social el club vive una situación muy tranquila, de hecho en la última Junta General de Accionistas de la Sociedad, el Consejo de Administración tuvo un apoyo cercano al 90% sin contar los títulos de la Fundación. Está situación queda reforzada ahora, habiéndose cerrado la operación de cancelación de deuda con Bankia y la obra del nuevo estadio.

Todo esto unido deja un futuro espléndido para la sociedad. Una sociedad que a pesar de que a algunos a veces se les olvide, es deportiva. Y por ahí es por donde se puede recuperar parte de la ilusión que se ha perdido entre el aficionado.

Este jueves arranca la Copa del Rey de verdad. Llegan los octavos de final ante el Sevilla, un conjunto potente pero que a día de hoy es inferior al Valencia. En esa competición el club tiene puestas muchas ilusiones, por fin se cree en ganar un título, y esas ilusiones son las primeras de una nueva etapa que ya ha comenzado en el Valencia C.F.

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