VALENCIA. Hace una semana aparecía el siguiente titular en la agencia AFP: "Cassano podría empezar a correr a principios de 2012". Una frase que, cualquiera que recuerde al jugador por sus injustificables y anormales problemas de sobrepeso en el Real Madrid, bien se la adjudicaría al Mundo Today o cualquier otro periódico de mofa. Y aunque es cierto que podría tratarse de la típica información deportiva burocrática tras una lesión, la realidad era más cruda que todo eso: derrame cerebral.
El incidente tuvo miga porque poco tiempo antes su compañero milanista Genaro Gattuso sufrió problemas en un nervio craneal que le dejaron, literalmente, estrábico. Nadie se echaría las manos a la cabeza cuando empezaron a proliferar por los mentideros de Internet y en otros espacios de intercambio cultural como los bares españoles, teorías sobre el dopaje en Italia en general y en el Milan en particular.
Total, cinco años atrás un periodista del New York Times, Nicholas Bakalar, se había hecho eco de un informe, publicado en la revista Brain, encargado por un fiscal italiano que investigaba el dopaje en el Calcio. El trabajo, llevado a cabo por un profesor de Neurociencia de la Universidad de Turín, reveló que los futbolistas italianos que habían jugado entre 1960 y 1996 tenían doce veces más posibilidades de sufrir un trastorno degenerativo en el sistema nervioso, la esclerosis lateral amiotrófica. Pero no concluía que esto se debiera necesariamente al dopaje, ni lo negaba.
Y es así como nos encontramos, los aficionados, en una incertidumbre continua con estos asuntos: las muertes extrañas, los positivos con omertá y el apoyo de los hinchas, como el de Gurpegui, o que al Talentino, Antonio Cassano, le dé un jamacuco de esta clase.
El problema principal, sin embargo, es aún más grave. Es que los medios, en especial los españoles, no tienen credibilidad en estos temas. No te puedes fiar a no ser que también confíes en ese mercado que mueve caudales multilmillonarios como son las exportaciones e importaciones de sellos por jubilados.
Hay hechos contantes y sonantes. El más notorio, el del ciclista Alberto Contador. La medicina demostró su culpabilidad probando que había una sustancia prohibida en su organismo que éste no puede generar. Él todavía no ha demostrado su inocencia probando como ha llegado ahí accidentalmente. Pues en la prensa, con intervenciones del expresidente del Gobierno y el exvirrey de Cantabria incluidas, se le considera a él una víctima. Y a la parte débil, al aficionado, la verdadera víctima de una estafa, se le informa de que hay una rueda de molino muy sabrosa bien salpimentada.
El del pinteño no es el único caso. Con total indiferencia por la magnitud de lo que estaba diciendo, Paco González soltó tiempo ha, cuando la infructuosa Operación Galgo -que no obstante ha dejado unos sumarios muy ilustrativos- que la Guardia Civil había descubierto que el Real Madrid le enviaba muestras de sangre al doctor Marcos Maynar "para ver si había algo raro". Lean la Wikipedia. La cadena alemana ARD, la que suspendió la emisión del Tour de Francia por los escándalos de dopaje, acusó a este galeno de dedicarse a la actividad de supervisar que lo que se meten los deportistas no pite en los controles.
Labor encomiable porque ya saben que las autoridades deportivas, el Gobierno español, difunde machaconamente la idea de que si no hay positivos en los controles, no hay dopaje. Cuando éste, si existe, es porque va por delante de la medicina antidopaje. Entenderán que la ruleta rusa nunca ha sido un juego tradicional español al que se le diese siempre en Nochebuena o en las bodas (y es una pena).
De modo que uno ve la situación de Cassano y siente pena. Y de la prensa no digamos. Como en el caso Urdangarín, donde las informaciones han empezado a darse seis años después de que un socialista balear destapara el caso; seis años después tras los que lo que tocaba en este momento era informar de por qué el diputado lo hizo "discretamente", como ha recordado ahora El País, y aún más nutritivo, por qué dejó de hacerlo. Pero cuando en la prensa se juntan deporte español y Monarquía casi mejor pasarse al legado literario de Ana Rosa Quintana.
Casi mejor porque ahora toca hablar de otra musa, Rafaela Carrá, que fue quien le recomendó a Florentino Pérez fichar a Antonio Cassano, o eso tuvo a bien revelar en una crónica de las suyas Diego Torres hace cinco inviernos.
Por todos es sabido que nació en Bari, al sur de Italia, que es un terrone, el término despectivo con el que se conoce a los del Sur, que a él por el contrario le enorgullece. Significa que tratas tan a gusto con los criminales como con los que no lo son, le explicó Cassano a Sky, y eso para él era ser "el sureño perfecto". Convivió entre prostitutas y mafiosos, no conoció prácticamente a su padre. Entrevistado éste por la prensa de Bari, reconoció que para su hijo es "el diablo" cuando la realidad es más prosaica: "Para mí está muerto", fue lo que expresó el futbolista realmente. Y pese a todo, el padre de Cassano se ofrecía a reconciliarse con él, no por el dinero, sino: "Porque puedo darle buenos consejos de cómo invertirlo".
Un contexto familiar, social y cultural al que no le hacen falta más adjetivos. Una biografía tan habitual en las estrellas del balón que Cassano, en cualquier caso, condimentó con destellos de buen corazón. Como cuando, según contó Enric González en sus famosas Historias del Calcio, obligaba a los que querían jugar con él a alinear en la banda a su amigo del alma cojo por la polio.
Cuando recaló en la Roma, con todo listo para asaltar la Champions y lo que se terciara con la azurra, se terminó enfrentando a todo el equipo, lo que le obligó a escaparse al Real Madrid merced a, como dice Diego Torres, la confianza que deposita el contructor Florentino Pérez en sus asesores deportivos: Valdano, Butragueño, Rafaela Carrá, etc... Pues hacían falta más mediapuntas. Sólo se contaba con Guti, Zidane, Raúl, Baptista y Robinho. Además, no había ningún interior zurdo y sólo un interior diestro, el ínclito Beckham. Y a esto lo llamaban La Galaxia.
Su paso por la llamada ‘ciudad más divertida del mundo' fue acorde a este eslogan -puesto por los millonarios que pendonean por la Villa, no por ningún súbdito de la Botella- y tras un incidente en Zaragoza nada más aterrizar en el equipo en el que se enfrentó al cuerpo técnico de la expedición porque exigía comerse unas galletitas a las tantas de la mañana, se abandonó a sí mismo. "Me gustaba salir de fiesta, no jugar y no hacer nada", dijo en Cuatro.
Tal y como luego confirmó en su primer libro ‘Lo cuento todo', en el que especifícó que Madrid fue la ciudad donde con más mujeres se acostó de un total de "600 ó 700" a las que había satisfecho en toda su vida. Y que tenía un trato con un encargado del hotel donde se concentraba el equipo antes de los partidos de casa para que, después de cada polvo, le llevase cruasanes. Quede claro que le gustaba la bollería de madrugada, pero la buena mesa, por el día. Pipi Estrada, antes de penetrar de lleno en el mundo del corazón, dijo de su gusa: "Era el único que pagaba en el Chistu y en el Asador Donostiarra". Para que digan de los terrones.
Insultó al técnico del siguiente presidente, a Capello. Se río casi en su cara desde el banquillo con Diarrá como compañero de francachela. Fue apartado del equipo como sólo había ocurrido antes con Nicolas Anelka, quien se negó a ir a entrenar en un colapso anímico. Con la historieta más que finiquitada en el Madrid y con una incipiente barriguita de premamá, tuvo que ser Cannavaro quien rogara públicamente que se perdonara al Talentino.
Capello le hizo caso, en esa especie de táctica que empleó para ganar la Liga 06/07 -apretar todos los botones de la tragaperras a la vez- y lo sacó frente al Atlético de Madrid. Cassano mostró lo que mejor ha sabido hacer en toda su carrera: asistir desde donde le sale de las narices. Y así lo hizo, a Higuaín, que marcó su primer gol con la camiseta del Real Madrid. Los blancos empataron y no renunciaron al título gracias a ese punto, que luego se reveló decisivo, como tantos otros que vinieron después obtenidos casi siempre en condiciones hilarantes. La ciudad no se sabe, pero esa sí fue la remontada más divertida del mundo.
Volvió a Italia y, a modo de premonición, su amigo Totti comentó que era un jugador con "tanta, tanta calidad que ciertamente, antes o después, la demostrará". Lo hizo. Su repertorio de goles y asistencias con la Sampdoria ya figura en los libros de Historia. Ahora mismo no tiene el Real Madrid, por ejemplo, quien las dé con regularidad. Para eso se fichó al inédito Sahín, que acaba de hacer trizas a la temida y terrorífica Ponferradina. Hay más preocupación en Barcelona que en el 38.
De ahí su salto a la selección, al Milan y a la primera línea en general. Y no escribió sólo un libro, sino dos, más de todos los que había leído en su vida, según su propia confesión. Hasta que tras un encuentro se sintió indispuesto y, nada, derrame cerebral y operación del corazón. Tremendo corolario.
Su ídolo, Diego Armando Maradona, le envió una misiva al hospital a través del Corriere dello Sport: "Hay momentos en la vida en los que un futbolista tiene que ser fuerte. Por sí mismo, por sus hijos y por su familia. Son momentos de sufrimiento. También físico. Sé de lo que hablo y sé que en estos momentos, querido Antonio, entiendes lo que quiero decir. Sé cuáles son los pensamientos, los miedos y los tormentos que afloran en tu mente. Conozco la sensación de desconcierto y, por qué no, de soledad que de repente hace que veas todo negro".
¿Le leen algo entre líneas al Pelusa?
Streltsov, para poder competir, los cilistas son responsables de toda sustancia que aparezca en su cuerpo. Una vez que la medicina demuestra que hay clembuterol, una sustancia que no admite mínimos porque el organismo no puede generarla, le toca al ciclista explicar cómo ha llegado ahí. Por ahora, Contador ha contado una historieta, pero no ha demostrado nada.
Una puntualización: Contador no tiene que demostrar su inocencia, como tampoco tiene que hacerlo (al menos en teoría) ningún acusado. Es una regla básica del Derecho, al menos en países no totalitarios. Lo que habría que demostrar es su culpabilidad, es decir que el clembuterol no llegó a él de modo accidental sino plenamente consciente. Obviamente, que los ciclistas y demás deportistas de elite se ponen hasta las cejas de Dios sabe qué mejunjes es un hecho. No hay organismo humano que aguante las palizas que se meten sin ayuda. ¿Quieren acabar con el dopaje? hay varios caminos. Uno de ellos es el obvio, de mejorar los controles para que detecten lo hasta ahora difícil de detectar, pero ya sacarán nuevos compuestos y así hasta el infinito. Otro posible enfoque sería poner pruebas que un organismo humano pueda superar (es decir, acabar con tantas contrarrelojes de 200 km con llegada en puerto 6 días a la semana y conformarse con etapas más normalitas).
Y Manolo Saiz creo que tiene previsto montar un equipo de ciclismo nuevamente.... barra libre.
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