SEVILLA (Santiago Aparticio/EFE). David Ferrer irrumpe en su tercera final de la Copa Davis como el tenista más en forma actualmente del tenis español, sin acusar en apariencia las exigencias de la dura temporada, y con el refuerzo anímico que ha supuesto su gran papel en la Copa de Maestros de Londres, donde fue semifinalista, solo superado por el campeón, el suizo Roger Federer.
El número cinco del mundo, que le ha devuelto al mejor momento de su carrera después del que disfrutó hace tres años, cuando llegó a ser el cuarto del circuito, es una garantía para el cuarteto español. Es un jugador de equipo, entregado a la causa.
Nadie ha regalado nunca nada al alicantino de 29 años, que se aferra a la pista, no rehuye del esfuerzo y hace frente sin tregua a su adversario, al que obliga a un gasto extremo.
David Ferrer ha sabido exprimir sus recursos para asentarse en la elite del tenis mundial y su excelente campaña le ha propuesto como el número dos del equipo español que se enfrentará a Argentina en Sevilla.
"Ferru" disputará junto a Rafael Nadal los individuales. También lo hizo en la final de hace dos años, en Barcelona, ante la República Checa, que supuso la cuarta Ensaladera para el tenis español. Entonces, distanciado del buen momento del que alardea ahora, Albert Costa le prefirió a Fernando Verdasco, entonces en mejor momento y clasificación.
Ferrer no falló y sacó adelante sus compromisos. Tampoco lo hará ahora, sobre arcilla, su superficie, y su público en un año en el que el jugador de Jávea se ha acostumbrado a disputar finales. Seis ha jugado en el 2011, aunque la cosecha ha sido menor. Solo dos triunfos, en Auckland y Acapulco.
Salió malparado de los Masters 1000 de Montecarlo y Shangai y de los torneos de Barcelona y Bastad. Once títulos en total planean sobre su historial. Y otros 14 intentos fallidos, subcampeón.
La Copa Davis ha dado el lustre a la carrera de Ferrer que no ha alcanzado en los grandes torneos, recompensa que anhela el palmarés del segundo tenista español. Su asignatura pendiente. El alicantino se ha quedado siempre a medio camino en un Grand Slam. Como cuando fue semifinalista del Abierto de Estados Unidos del 2007 y este curso, en el Abierto de Australia.
Aunque nunca estuvo tan cerca como en la Copa de Maestros del 2007, su mejor temporada; cuando cayó en la final ante Roger Federer. En los Masters 1000, perdió en el último partido de los de Montecarlo, Shangai y también Roma.
Sin embargo, nunca ha dejado de ser un jugador de Copa Davis. En la presente edición ha contado siempre para Albert Costa, que le ha reclamado desde el duelo con Bélgica, donde no llegó a saltar a la pista, fue determinante en Austin, contra Estados Unidos, donde venció en pista dura a Mardy Fish y Andy Roddick, y en la semifinal contra Francia, donde sacó adelante su duelo con Gilles Simon.
El capitán español no ha pasado por alto la presencia de David Ferrer, garantía de fiabilidad, partícipe de las dos últimas ensaladeras ganadas por España, que tirará del carro de la Armada en La Cartuja.
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