VALENCIA (LUIS A. TORRALBA). El Observatorio Español del Mercado del Vino anunciaba el pasado viernes que las exportaciones españolas de vino se dispararon un 26,6% en los nueve primeros meses del año, cuando se comercializaron en el exterior 1.614 millones de litros, con un valor de 1.564 millones de euros (+19,8%).
Ese mismo día Bodegas Riojanas despidió la sesión bursátil con una caída del 6,77% -la cuarta mayor de todo el Mercado Continuo tras los desplomes de Banco de Valencia, CAM e Inypsa-, mientras que Barón de Ley y CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España) ni siquieran lograron abrir al no lograr casar los precios de compra y venta en el parqué.
Se trata de las tres compañía del sector vitivinícola español que cotizan a día de hoy en el Mercado Continuo. Federico Paternina dejó de hacerlo a finales de 2009 tras una OPA de exclusión a la mitad del precio al que debutaron sus acciones once año antes, mientras que Bodegas Bilbaínas cotiza en el corro de la Bolsa de Bilbao. Todas ellas agrupan a un buen número de marcas de distribución y una amplia tradición bodeguera. Por no hablar de una dilatada trayectoria avalada por galardones en certámenes de postín, tanto dentro como fuera de España.
Bodegas Riojanas, Barón de Ley y CVNE, pese a llevar en bolsa más de una década -curiosamente las tres debutaron en el parqué a lo largo del verano de 1997-, siguen siendo una grandes desconocidas para los inversores tanto grandes como pequeños.
Buena parte de ello la tiene que se trata de compañías que cuentan con muy pocas acciones cotizando libremente en el mercado -lo que se conoce en el argot como free float-, negocian muy pocos títulos al día, su capitalización es de las más bajas de todo el mercado, no están presentes en índice de peso alguno -sólo Barón de Ley figura en el Ibex Small Caps- y, por si fuera poco, la caída del consumo les está pasando factura.
Tres cotizadas que hacen de la climatología poco menos que un dogma de fe, que cuentan con una base accionarial fiel -y de larga permanencia-, además de cotizar más de una década en el parqué aunque sea a la chita callando. Además, sobre sus espaldas cargan uno de los sectores de más solera en España, con siglos y siglos de gran raigambre. Pero ni por esas logran despertar el interés inversor salvo de sus accionistas más fieles.
La falta de liquidez en bolsa es una constante y los números son un fiel reflejo de ello: Barón de Ley acumula una media diaria en lo que va de año de 6.962 títulos según los datos de Infobolsa al cierre de la sesión del pasado viernes, Bodegas Riojanas mueve 2.111 y CVNE apenas 514.
De ahí que sean frecuentes los días que no marcan precio. Precisamente ésta última cotiza en el segmento fixing del Mercado Continuo, es decir, el que está destinado a la cotización de valores menos líquidos, los cuales exigen un sistema de contratación (basado en subastas).
Sin embargo, CVNE es la que presenta una mayor capitalización en bolsa (213,75 millones de euros) y, además, la que puede presumir de ofrecer la mayor rentabilidad de las tres desde que salieron a bolsa al repuntar un 295,78%. Barón de Ley, cuyo valor en el parqué es de 211,47 millones, ofrece una rentabilidad del 190,37%, mientras que Bodegas Riojanas presenta unos números rojos de prácticamente un 30% y apenas cuenta con una capitalización de 26,22 millones de euros.
PÉRDIDAS ANUALES EN BOLSA
Asimismo, el negativo comportamiento del mercado bursátil a lo largo del presente ejercicio no les está siendo ajeno, puesto que las tres acusan pérdidas anuales siendo Bodegas Riojanas la peor parada (-32,11%) y Barón de Ley la menos afectada (-8,87%). Entre medias se ubica CVNE, cuyos títulos pierden un 15,35% durante 2011.
Para muchos inversores -entre los pocos que siguen su trayectoria- se trata de 'chicharros' entre toda regla, mientras que para otros son compañías bien gestionadas. Sin embargo, todavía les queda mucho camino que recorrer para que los inversores se fijen en ellas, pese a que todas superan ya los catorce años cotizando en el Mercado Continuo.
Tener una relación más cercana, fluida y constante con los inversores -tanto institucionales como minoristas- relanzaría el interés del conjunto del mercado hacia estas compañías.
Pero no solo eso sino que les evitaría caer en manos de la llamada 'fauna especulativa', que se frotan las manos con valores tan poco líquidos y estrechos como éstos. Todo ello redundaría en favor de unas compañías con solera -nunca mejor dicho- que representan a uno de los sectores con más historia de este país. Todo ello sin hacerles perder sus carácter familiar y, en muchos casos, con tintes esnobistas.
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